La noche de Reyes a los 5 años

Había anochecido, no recuerdo de haber ido a ver la cabalgata, ni de habernos reunido en casa de mis abuelos, ni de haber hwecho nada especial,  solo recuerdo ese momento como  un cliché imborrable, como un oasis en un vacío...

La casa estaba oscura, mis hermanos jugaban en algún lugar de la casa y mis padres estaban en la cocina, ya nos habian dicho un par de veces que nos fueramos a dormir, que lo Reyes pasarían de largo si nos vieran despiertos...

Venía del cuarto de baño y al pasar por el pasillo escuché un relinchar, un ruido que llamó poderosamente la atención  pero que a la ves  paralizo mi cuerpo durante unos breves segundos, volví a escuchar claramente las pisadas de lo que creía eran caballos, miré al salón y nadie parecía estar al tanto de aquel acontecimiento, me deslice hacia la puerta de la casa, no da a la calle directamente sino a un jardincito que con el tiempo se ha convertido en cochera. Pegué mi oreja y escuché susurros, no entendia nada, demasiados susurros para tanto nervio.

Estaba claro que  quien estaba al otro lado de la puerta eran los Reyes magos y yo estaba allí, Los había descubierto, nadie mas que yo, tenia que decirselo a mis hermanos...

Los Reyes magos están en la puerta, vamos  a salir. Les dije una ves llegue a donde se encontraban todos en ese momento (la cocina)

- Que dices! exclamó mi padre, lo que deberías es estar dormida, seguro que sabían que estabas ahí y no han entrado.... Hay que irse a dormir ya.

A la mañana siguiente las huellas de los camellos eran evidentes, habían roto una pequeña maceta del jardín y los regalos los habían dejado justo donde yo  me escondí para escucharles, me trajeron una Nancy, su ropero con un traje de fiesta y otro de flamenca dentro y su cama, me gustó tanto que aún lo recuerdo.

Pero por lo que recuerdo aquél año no fue por la Nancy, ni por haberme traído su dormitorio completo, que era una pasada, aquel año fue el que supe con total claridad que los Reyes Magos existieron  aunque alguna niña de mi clase me soltara la absurda noticia de que eran personas normales disfrazada y que los regalos los compraban los padres, así se lo hice saber a aquella niña sabiondo al llegar al cole después de las vacaciones.

- Que sepas que este año los reyes magos han venido a mi casa, pero no los disfrazados esos que van a la tuya, estuvieron los auténticos, con sus camellos y  sus pajes que solo los eschuqué susurrar.

La niña me miró con cara de perplejidad y de como podía suceder eso. sembré una duda en su cabeza realista.

Unos de estos días mi sobrino me dijo que " un niño del cole le había dicho que los reyes magos no existían"

- ¿No habrás caído en la trampa de creerlo,no?

Se encogió de hombros, creo que se lo creyó.

- Pues yo te digo que es una trampa, yo te he mentido alguna ves??

- NO

- A mí también me lo dijeron cuando era pequeña como tú pero es mentira, a los niños que dejan de creer en los reyes magos le dejan de traer juguetes, a partir de ese momento le traen ropa, calzoncillos, calcetines, pañuelos para los mocos y esas cosas... Tu sabrás lo ha hacer, y no sirve eso de decir creo en los reyes  siendo mentira, porque ellos saben si es verdad o no.Además... (le susurro) no se lo digas a nadie ... yo un año los vi.

Y le cuento esta historia que es tan real como la vida misma, como la vida de alguien como yo que la imaginación siempre fue y es su fuerte....