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♥ Entra y siéntete en casa ...

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jueves, 29 de diciembre de 2016

Mi Tesoro





La mente de una mujer es como un gran océano de secretos y recuerdos que aunque parezcan olvidados siempre los despierta alguna marea.

Hoy se me escurrió el viejo mapa de aquel que amé tanto.  No sé lo que buscaba, simplemente apareció entre mis manos y sin pensarlo mucho desplegué aquel mapa que un día me llevo  a su corazón de lobo estepario.

Nunca he amado a nadie más, él me convirtió en lo que soy. Bueno...  como la pirata que soy no debéis llevar mis palabras al pie de la letra, simplemente debéis confiar que os lleve a buen puerto y seáis recompensados con alguna buena historia.

Antes de ser pirata, yo era.... yo era, bueno que mas da.  El caso es que un día yo andaba por el puerto y me topé con él un par de veces o tres, siempre procuraba alejarme por si me robaba  con sus artes de mago.  Un cúmulo de circunstancias y momentos rocambolescos me llevaron a su barco, y de su barco no sé como me llevaron a su cama.  Y en esa cama, después de hacer el amor hablábamos y me contaba todo lo que él sabía.  Yo preguntaba, porque siempre he sido de preguntar.  Hubo un día que toda su sabiduría, al menos  la que me quiso enseñar estaba dentro de mi. Ahora era tan lista como él.  Pero por aquellos días yo ya estaba perdida en sus encantos de lobo estepario, era un hombre solitario que solo buscaba compañía  entre los suyos.  Esos que sabían que no era mas que un hombre solo en el mundo, con casi nada en los bolsillos, un par de mapas de sueños y una brújula  que encontró en el muelle de algún país exótico.
Para entonces yo ya era pirata y él, el hombre que se acurrucaba en mi pecho buscando mis caricias y mis palabras para sosegar todos sus miedos y delirios.  Sentía como de pronto había desplegado los mapas de todos sus sueños  frente a mi y yo los leía sorprendida al no ver tesoros escondidos, ni islas descubiertas, ni batallas ganadas, en aquellos mapas solo se buscaba el amor, no uno cualquiera, sino ese amor que tan pocos poseen... el verdadero.


Me escurría con sutileza para terminar en  su alcoba, en la del único hombre que amé de verdad. Conquistó cada centímetro de mi piel y restauró la anarquía en mi mente.  Hacía el amor con la destreza del perfecto amante que era;  nunca he reído tanto en una cama, nunca nadie me susurró tantas cosas bonitas,  nunca nadie me tuvo que quitar las lágrimas que se deslizaban por mis mejillas mientras nos entregábamos al amor.  Nunca nadie me llegó a dar tanto sin tener nada. Un amor que llegó a ser ese  que tan pocos posee... el verdadero.  Ahora lo sé porque extravié todos los mapas menos el suyo y aquellas lágrimas de descubrimiento, de emoción, de entrega y certeza que derramé mientras haciamos el amor es el verdadero tesoro que guardo. Allí estaba, en aquellos pergaminos ajados por tantos años pasados.
Los volví a colocar donde estaban,  de donde cayeron sin avisar aquella mañana fría de invierno.

Antes de salir del habitáculo quise echarle un vistazo al mapa  que tenía desplegado desde hacía ya tiempo, lo observé detenidamente. Era un mapa complicado y la brújula enloquecía de vez en cuando.  29 de Diciembre.  Mal día para soltar amarras y desplegar las velas para ir en su busca.  No tengo prisa ni sé exactamente como llegar  a mi destino.  Solo sé que todos mis mapas y todas mis brújulas me indican un camino... un camino que me lleva a él.  No sé lo que encontraré, si este nuevo mapa me trae verdad o quimeras inalcanzables.  Solo puedo deciros que la ventura que me está dando el despliegue y conocimiento de este mapa no me lo dio mas nadie... si, lo habéis leído bien.  Poco importa si lo encuentro o no. Si el tesoro termina siendo mío o no. Si  termino descubriendo o soy yo la que vuelve a desarmarse entre lágrimas de pura felicidad en la alcoba de mi tesoro pirata...
Quien sabe... La mente de una mujer es como un gran océano de secretos, el corazón siempre guardará el secreto por el que suspira y suele crear laberintos para que no sea fácil llegar a la verdad de su alma. Una mujer siempre tiene un amor guardado. Aunque os dije  que solo le amé a él debo confesar que mi condición pirata suele mentir... para ganar, para amar...  para llegar al destino final  de mis mapas,  al mas delicioso y deseado de todos los tesoros... el amor... el verdadero...   y no habrá escapatoria... porque todas las tormentas, todos los viejos amores, los que creía y los  que no...  Todos los vientos... me llevan a ti.





miércoles, 28 de diciembre de 2016

Que la Fuerza te acompañe






Quien no ha deseado poner en práctica 
El poder de la FUERZA
Cuando en el baño 
La suerte no te acompaña...
Y el lado oscuro de la fuerza
te  pone la solución tan lejos







martes, 27 de diciembre de 2016

Petrificado



A veces solía recordar aquellos amores como la que mira viejas fotografías sepias de gentes que no llegó a conocer.
Suspiraba y miraba al horizonte como el guerrero que sobrevivió a la GRAN batalla.

El amor nunca se malgasta, aunque no te lo devuelvan con la misma medida que mereces o deseas.
Ella tenía un corazón tan bonito, tan lleno de cosas, tan cuidado y mimado, era un corazón de domingos en la mañana, de canciones para bailar, de fuegos artificiales en cualquier hora y lugar. Tenía un corazón alegre, soñador, loco, lleno de ganas para salir corriendo a abrazar a ese hombre atolondrado que la eligiera entre todos lo corazones del lugar.
Ella era romántica y cariñosa, siempre soñó con haber encontrado su rana y haber vivido en una casita en las afueras de cualquier lugar.  Sin embargo en aquella búsqueda maravillosa fue regalando todo lo mejor  de ella, toda su ilusión, todas sus ganas,  toda su inocencia la fue derramando en aquellos que dijeron un día elegir su amor lleno de jardines en primavera, de hamacas de verano, de hijos que nacerían, de canarios cantarines en sus hermosas jaulas colgantes, de  mascotas con nombres de dioses, de almuerzos al sol... de meriendas con tartas y noches con amor.
Todo se desvanecía con el tiempo. Descubrió que en su destino no habría nada de eso. Que todo ese mundo tan normal y cotidiano para la gran mayoría de los mortales para ella era un espejismo en un horizonte al que nunca iba a llegar.

El amor nunca se malgasta, aunque no te lo devuelvan con la misma medida que mereces o deseas.
Ahora no mira horizontes. Vive en su casita en las afueras de algún lugar.  Regalando todo lo mejor de ella, toda la ilusión, todas sus ganas y sus amores ahora son de cuentos. Su corazón ahora está lleno de sus mentiras. Sigue teniendo una imagen amable, romántica, sensible y sentimental.   Pero el núcleo de todo está petrificado.  Es una realidad, es un hecho.  Producto de tantas mentiras, de  tretas inteligentes  para ilusos corazoncitos soñadores, repleto de tantos espejismos y otras cosas inmundas que nadie alcanza a adivina,  de tantos capítulos sueltos que va  grapando para crear un libro raro de amores apasionados y locos que duraron lo que duraron. 
A veces pide con ganas que nadie llegue a descubrirlo.  Pide que todos se queden en lo mullidito de sus tonterías, de su risa y sus poemas románticos.  Y por ahora así estaba sucediendo,  todos se siguen quedando ahí, y ella se siente bien.  Muy bien, porque cuando descubre esas cosas que   no gustan descubrir se siente impasible, y ahí es donde se da cuenta que su corazón está petrificado.  Seguía siendo una romántica,  de enamorarse fácilmente, de idealizar, de vivir toda su historia de amor como si fuera la mejor del mundo mundial, está claro que esto tan bonito no se lo iba a negar nunca. Pero eso no quita que fuera consciente de que sus historias tendrá su fin desde el primer renglón.  

Estaba  acostumbrada a amar, a enamorarse, a dar todo lo que podía, muchas amigas le dicen eso de que "Era gilipollas en entregarse tanto en alguien que se nota no le importaba como ella merecía”...  
Ella sonreía, con la seguridad de haber descubierto  la realidad de su vida, por haber descubierto el espejismo que a veces seguía viendo pero en el que ya no hacía por alcanzar.  Solo temía en dormirse en la guardia, de que un  día alguien se acerque con un pico y una pala para derribar su corazón petrificado.  De que algún valiente quiera descubrir aquel viejo mundo soñado.  Mientras tanto seguirá teniendo esos amores  tan de pelis.  Y al final de sus días podrá decir eso de... Si, he  amado mucho y de verdad  pero  a muy pocos.  Y ellos me amaron a ratos.   Porque el resumen de todo es que ella está preparada y abierta a amar pero no para que sentir que un hombre la quiera de verdad.  
Dejó de creerles,  cuando una de sus ranas dice quererla, ella hace como que las cree. Vive la historia, ama, ríe, vive, pero ya no sueña. Porque sabe que todos  se quedan en ese espacio mullidito de risas y tonterías suyas...   Y al final.... todos se van cuando encuentran otros vientos favorables.   Esa es la verdad, ya no llora, ni se enfada, ni se entristece, ya no cree...  Eso es su corazón... corazón  petrificado.

No hay más,  es lo que hay.  
Ya no se siente tristeza en esta historia.
Es la realidad. 
Hay corazones rotos que se curan.
Hay otros que después de tanto sobrevivir, quedan petrificados.





viernes, 23 de diciembre de 2016

Navidad...


Un año más os deseo una feliz Navidad. 
Este año no tenéis foto mía sino de mi nena Diana.
Que la trajo el viento este año... 
Deseamos que paseis una bonita Nochebuena y Navidad con la familia y amigos.
No dudéis que
Os tengo en el pensamiento en este día tan especial.


Besitos y abrazos








miércoles, 21 de diciembre de 2016

El sentido de la Navidad








La verdadera Navidad 
Es
Poder ver el rostro iluminado de la gente que te quiere 
cuando te descubre en la puerta de su hogar. 
Y
Poder sentir
Ese abrazo.



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lunes, 19 de diciembre de 2016

Hogar... DULCE... Hogar





Yo siempre he sido una persona corriente, sin tonterías ni remilgos.  Soy  de las personas con las que se alcanza confianza tan pronto como descubres la naturaleza de mi esencia.


Comprendo que como en todos los comienzos siempre tienes ciertos reparos para actuar con la naturalidad con que actúas cuando estás solo o con alguien de extrema confianza.
Recuerdo no hace mucho, estando cenando, él eructó imagino que involuntariamente, su rostro dibujó una mueca de vergüenza controlada.  ”Mejor Fuera Que Dentro"  Dije dejando entrever mi risa apretando los labios y haciendo salir mis hoyuelos en las mejillas.  Entonces él sonrió  y exclamó un lo siento.  Pero yo no le di más importancia.

No soy de esas mujeres finolis que necesitan un protocolo para disfrutar de su compañía.  De echo a mi me encanta eso de verlo por la casa en calcetines, Yo nunca entendí  que para muchas mujeres, no sé por qué le resultaran... como dicen...  antierótico. Nunca entendí  esa obsesión  de renegar de los calcetines, una prenda tan necesaria para l@s que tenemos siempre los pies fríos.  

A mí me encantan los calcetines, de hecho son de los regalos que más me gustan.  Claro que los regalo bien bonitos y originales, además de que considero que no es un presente para cualquiera, no todo el mundo  sabe valorarlos.


A mi me gusta eso de verlo por la casa en calcetines, ya a esas horas cuando un@ ya está cansad@ de todo el día.  Te sientas en el sofá con el pijama, tus zapatillas y como no, con tus calcetines mulliditos y calentitos.  Me gusta verle poner los pies en alto para poder leer mejor las leyendas que traen escritas o los dibujitos graciosos que siempre nos divierten tanto.
Como a casi todos, él odia dormir en pijama, siempre lo dejamos abandonado en el taburete de los pies de la cama.  Siempre me gustó verle en calcetines y calzoncillos deambular por la casa, quizás porque soy real, soy del mundo de la gente de pies fríos, del mundo de la gente con calcetines y siempre me parecieron super sexy un hombre con esta prenda.  Es verdad que yo cuando visualizo un hombre  con calcetines lo visualizo a él, con sus calcetines de dibujitos de Batman y Spiderman, con letreritos tontos para  provocarme una sonrisa tonta. Está claro que la mayoría de vosotros  tendréis la desgracia de visualizar a ese extranjero achicharrado por el sol con su bañador, chanclas de goma y calcetines blancos de deporte, así cualquiera destierra esta generosa prenda de sus ropas glamurosas pero después están l@s afortunad@s que podemos disfrutar de la maravillosa sensación de sentirnos nosotros mismos, cómodos y reales sin perder un ápice de nuestro sex-appeal incluso en esos momentos en los que ya estáis pensando llega a ser  el mejor aliado antideslizante.


Nunca llegaré a entender a estas personas tan fantásticas y elegantes que llegan a renegar de su vida cotidiana e íntima, como si fuera algo de segunda una prenda tan confortable y divertida...







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sábado, 17 de diciembre de 2016

Suspiros II






Siempre fuiste mi laberinto favorito
En el que continuamente busqué perderme
Y hoy fuera de  tus jardines de enredaderas
Puedo decir entre suspiros
Que lo más bonito fue lo que nunca  te dije...
Puedo decir entre suspiros
Que lo mejor del cuento ya...  no lo vas a escuchar



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viernes, 16 de diciembre de 2016

Suspiros








Cinco minutos bastan para soñar toda una vida,
Así de relativo
Es el tiempo.


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lunes, 12 de diciembre de 2016

Cerezas




Las calles en estas fechas están preciosas, llenas de luces, de guirnaldas, de música, de gente haciendo cola para todo... para ver portales de belén, para meriendas gratis, para comprar la lotería... 
Nosotros no hacíamos cola.  Simplemente paseábamos y veíamos las estrellas de la ciudad ya que las del cielo desde el casco metropolitano no se ven ninguna. 
La noche está templada, no hace frío,  deambulamos por laberintos de callejuelas, esas que solo las gentes del lugar conocen.  Entramos en un  bar de estos con chimenea, tan acogedor que cuando te acoplas en el lugar te cuesta marchar. 

Me quité el abrigo  color mostaza y lo  dejé aún lado, junto al  bolso y el abrigo de él.  Elegimos una de las mesas más cercanas de la chimenea.

"Me gusta cuando te vistes así"
“¿Así como?
“Transparente"
Reí....
"Con trasparencias querrás decir..."
"bueno ya me entendiste..."

Si, lo entendí, la blusa de gasa, negra, con modelo cerrado a la caja y con pedrería brillantes en el cuello dejaba parte de  la espalda descubierta y la lencería más sexy que se podía encontrar intuyéndose de una forma sutil.  La luz de las brazas de la chimenea y las bombillas anaranjadas del local hacía que todos tuviéramos una tonalidad bonita.

Él miraba la carta de pedidos... ¿Pedimos lo de siempre?  
“Pues si..."
"¿Con extra de queso?”
"Y una heineken"

Mientras esperamos  que nos traigan la cena él  me habla de algo de su trabajo, pero aunque siempre suelo atender sus explicaciones,  en ese momento recordaba la puesta de sol que habíamos visto en mitad de algún lugar. En mitad de una carretera cualquiera, donde decidimos pararnos en el alcen para ver los últimos destellos de luz del astro sol en aquel sábado cualquiera. 

Un par de horas después seguíamos junto al crepitar de la chimenea y una copa de helado de menta y chocolate frente a mí.  Con una montaña de nata y coronándola una cereza en almíbar.
Antes del postre había ido al baño, había retocado mi maquillaje y dado color a mis labios de ese Rusian red, rojo intenso,  dando una explosión de color a mi look negro y plata.
Él había encendido un cigarro,  aquel bar además de un fantástico local era un club de fumadores, hay quien sabe escurrirse por los recovecos de las leyes para seguir siendo libres.  
Fumaba  esperando que su expresso se templara.  Yo probé la nata, fría y deliciosa... cogí con los dedos la cereza y lamí la nata que la bañaba.   "Ay Dios que buenas están las cerezas...  ¿Quieres probarla? " indiqué con el dedo a la otra cereza que quedaba coronando la montaña de nata  y que no la había visto antes porque se había hundido por su propio peso.
“No  - me dijo en voz tenue, recostado en su asiento, dando una calada a su malboro gold-  Créeme que prefiero verte como te las comes tú".

En ese momento era yo quien le hablaba y le contaba mis cosas pero por su mirada, denotaba que apenas me estaría prestando atención a mis argumentos.  Me miraba con esos ojos lascivos, con mirada de querer salir de allí y llevarme a su casa, donde las estrellas de plata, decoraban e iluminaban más de una estancia de su hogar.  Invitarme a una última copa con cerezas.   Llevarme a su alcoba y quitarme la lazada de la blusa, dejar a la vista esa lencería a la que no había quitado el ojo de encima en buena parte de la noche y dar rienda suelta  a esas ganas de madrugada.

Lamía la cucharita con las últimas porciones de la menta con chocolate cuando él me insinuó lo tardísimo que era, el frío que hacía para andar por las callejuelas de bareto en bareto.  Se levantó y se dirigió a la barra.  Lo vi hablar con uno de los camareros mientras me ponía el abrigo y me colgaba el bolso...

“¿Que llevas ahí?"  Pregunté al verle con un vaso cerrado para llevar.
No me dijo nada. Lo dejó un momento en la mesa mientras se  colocaba  el abrigo y su bufanda gris recién estrenada.  Aproveché ese momento para ver que había comprado....  Cerezas en  maraschino.

Al salir del local me cogió del brazo,  salimos a la calle cubierta por una espesa niebla.   ¿Vamos a casa, no?   A la nuestra me refiero...    Se empeñaba en llamar nuestra casa a su casa. Mía no era claro, pero sabía que a él le gustaba pensar que entre los dos la convertíamos en un hogar costumbrista.  Yo me dejaba llevar por sus cosas, porque ante todo me divertía.   Aceptar pasar la noche juntos, él, yo y ese vaso de cerezas era la certeza  de diversión garantizada.


Cuando quitó el lazo de la blusa dejándola caer al suelo alfombrado sus ojos se iluminaron, acarició con suavidad el encaje color malva.  Delicioso envoltorio para su preciado tesoro.






viernes, 9 de diciembre de 2016

Mi cuento



Me lo ha  contado hoy por teléfono, así como ella cuenta las cosas, con pasión y entusiasmo, como si escuchara sus pensamientos más ocultos y sinceros, como un secreto que se decide pensar en voz alta...


Yo escribía cuentos. Cotidianos, sencillos, de amores de andar por casa.  Todos mis amores eran efímeros, espejismos deliciosos a los que yo decidía perseguir... y nunca llegaba.  Siempre se convertían en agua y sal.

Hoy te miro y te percibo como ese amor que ha estado siempre. Apareciendo cada tanto  e insistente como la gota de agua, tus palabras directas, siempre buscando atajos me hacían rehuir del hombre que eras.

En estos días de asueto inesperado donde  me he perdido en tu tiempo y he despertado en tu mundo de pinceles y olor a aguarrás descubrí que no había nada nuevo.  No éramos desconocidos ni había nada por revelar más allá de nuestros propios cuerpos. Cuerpos desnudos que se miraban por primera vez.

Una de esas noches, desnuda, después de haber salido  de la ducha me dijo que no me vistiera, que me quedara así un rato, medio tumbada en la cama. Él se tumbó en el otro lado pero con su cabeza a mis pies, apoyado en un almohadón. Le dije que se desnudara, así me sentiría mas cómoda.  No dijo nada. Solo se quitó la ropa y conversamos.  Hablamos de amor, del nuestro.  De los sentimientos que experimentábamos y de las reglas que tendríamos en nuestro juego.

- ¿Puedo dibujarte mientras hablamos?

- Si me dibujas más guapa de lo que soy y reservas el anonimato de la modelo...

- Reservaré el anonimato pero no puedo dibujarte mas bonita de lo que eres ya...

Me hizo reír.


Yo siempre he tenido amores de cuento, amantes de los que te hacen llorar de pasión mientras te hacen el amor, de esos que te regalan flores de los caminos de campos, te dejan  post-it con un te quiero en el cabecero de la cama, de los que te piden más tiempo aunque se sepa que ese tiempo se acabó.   Y todos esos amores  viven conmigo aunque ya no estén en mi vida.
Y de pronto, desnuda en una cama en penumbras, hablando de shakespeare, observando como de vez en cuando su pene retornaba a la vida  aunque  fuese ignorado, sintiéndome por primera vez en mucho tiempo cómoda compartiendo momentos de intimidad,  sintiéndome mujer frente a un hombre después de tanta hibernación,  recordé a aquellos que fueron...  "ojalá todos mis viejos amores sepan disculparme  por considerar al nuevo el primero"


Una hora después me enseñó el dibujo.  Lo dejó sobre el almohadón y se acurrucó en mí como el amante que no busca deseo sino arrullo. Me di cuenta entonces que yo soy de amores eternos, apasionados, de amores de deseos, de besos.   De esos amores que siempre se quedan, aunque se conviertan en agua y sal, aún siendo espejismos yo los viviré siempre como deliciosos regalos, efímeros, amores de andar por casa, cotidianos y sencillos.  Amores libres que no atan, que solo dan, que regalan pasión por vivir. Amores de café con leche y magdalenas, si... mis amores son de teatro, amores de cuentos...


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miércoles, 7 de diciembre de 2016

De puntillas para no agitar




Todos quieren saber que les deparará el nuevo año. Y yo siempre les digo que para qué quieren saberlo. Vivir sin saber que les deparará el destino es mucho más divertido que tener la certeza del nuevo fracaso o la confianza desmedida de saber que se llegará a la meta de tu deseo más deseado.

Hoy hace frío. Bebo el  café sabiendo que se enfriará pronto si pierdo la vista en los clientes sentados en la barra, esos que nunca tienen tiempo para casi nada o en Antonio, el camarero  que es siempre tan atento y simpático conmigo.   Intento no mirar... pero mis ojos no esquivan el fondo de una taza que me dice cosas, me dibuja futuros inmediatos; despedidas sutiles, casi imperceptibles de las que me voy despidiendo poco a poco para que cuando ya no esté mi corazón no se desquebraje. Muevo la taza como mi abuela me enseñó cuando aún era una niña y veo mi reflejo triste incluso sabiendo que alguien llega despacito, de puntillas para no agitar mi vida apacible.

- ¿Que miras tan ensimismada?  Lucas se sentó en la mesa con su café humeante.

- Nada.  Saboreaba el café mientras pienso en lo mucho que tengo que hacer y en las pocas ganas que tengo.

-  ¿Tienes frío eh? miró sonriente el guante que aún tenía puesto en una de mis manos. 

Sonreí mientras asentí con la cabeza,  " Si ando descuidada terminan doliéndome las manos de frío". 

-  No hace falta que me lo jures, - dijo cuando escuchó mi argumento-  Te conozco lo suficiente como para saber el frío que manejas siempre. ¡Por cierto!  Hoy tengo el día libre. ¿Quieres que te acompañe a esas cosas que no tienes ganas de hacer?  Seré tu sherpa.  Y si quieres además de ayudarte a llevar las compras te contaré alguna de esas historias  que me sé  y que tanto te divierten.  ¿Te gusta el plan?

La verdad es que él siempre aparece así.  Y se queda contigo porque quiere, sin pedir permiso. Sé que la mayoría de sus historias no son verídicas, como él me quiere hacer creer, pero me divierten y me asombran, sobretodo esas picaronas que me sonrojan y me  hacen reír por partes iguales.

Hoy le he comprado una corbata, para el día de año nuevo.  Esa noche hay que despedirla elegante. Este año él estará en mi mesa, junto a una parte de mi familia y mis mejores amigos.  No puedo permitir que alguien que está conmigo todo el año permanezca  sintiéndose solo las últimas y primeras horas del año.   Se lo he dicho frente al estante de las corbatas.  ”Para qué  quiero yo una corbata" me dijo con rostro desconcertado.  Entonces le conté mis planes.


Me dejó todas las bolsas en el salón de casa y marchó hacia la puerta con la pequeña cajita con la corbata. Todo contento que estaba. ¿Cuál es tu comida favorita? - le pregunté ya en la puerta-  Ya lo sabes...   las brochetas de pollo, patatas al horno con queso y tú.  Sonreí a la vez que me disponía a despedirle con nuestro habitual "Nos vemos".  Me dio ese beso en la boca tan suyo y antes de irse, después de dar un par de pasos y yo estar casi apunto de cerrar la puerta de casa, se volteó y preguntó.  ¿Lo tendré todo esa noche?  No dije nada, hice un gesto como de no saber, como dejando la X de la incógnita sin despejar...

Él no es como los demás.



Todos quieren saber que les deparará el nuevo año. Y yo siempre les digo que para qué quieren saberlo. Vivir sin saber que les deparará el destino es mucho más divertido que tener la certeza del nuevo fracaso o la confianza desmedida de saber que se llegará a la meta de tu deseo más deseado.




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domingo, 4 de diciembre de 2016

El CLIMA-x perfecto




Todos tenemos un cuarto de hora de debilidad.



Deberíamos ir a casa por la chamarreta.  Cuando salgamos del cine tendré frío.  

Cuando llegamos a su casa saludé a Baco, un perro callejero que decidió un buen día quedarse en aquella casa maltrecha.  Imagino que se sentía cómodo.

Era una casa sin lujos, austera.  Con un televisor que nunca vi encendido y unos muebles de los que la gran mayoría estaban restaurados de una forma magistral.

Me senté un  momento en la silla junto a la ventana.  Donde a él le gusta leer o pintar. Desde la ventana se ve parte del poco campo silvestre que nos queda por estas zonas.

Baco se me quedó mirando, paralizado, me asustó pero un par de segundos después un GRAN TRUENO hizo retumbar todos los cristales.  Seguidamente las luces de la casa se apagaron  e incluso las de las calles. Tuve miedo en ese momento.  Mi amigo apareció al instante preguntando si estaba bien. Un nuevo relámpago iluminó la estancia haciendo ver como se acercaba a uno de los muebles y acto seguido encendía una vela.

La colocó en la mesa. Donde yo estaba sentada.  Ambos miramos la lluvia torrencial que descargaba el cielo en esos momentos. 

Creo que al cine no iremos esta noche...  

No creo que sea inteligente salir de casa.  La noche se ha puesto fea.


Una hora después había llamado a casa para avisar que estaba bien y que pasaría la noche fuera.  Yo vivía con mi madre o mi madre conmigo, la verdad es que siempre tenía ese intríngulis.
Terminábamos el sándwiches de jamón y queso con una cerveza que nos preparamos para cenar, ya que sin luz la cocina no funcionaba.
Sabiendo mi  pasión por los libros comenzó la conversación por uno de los pocos libros que había  en su hogar, me leyó un par de párrafos y de ahí derivó a dos horas de conversación ininterrumpida y de pronto me vi hablando de la novia de este  y el novio de la otra, de aquel accidente que tuvo y que pensó que todo se acababa ahí. Del sofá nuevo que quería comprar porque el que tenía estaba tan viejo como él.

No eres viejo
Si... lo soy 

Me cepillaba los dientes antes de irme a dormir. Alguna vez me había quedado con él a dormir y tenía un pequeño espacio con mis cosas en el mueble del cuarto de baño.  Pensaba que éramos raros, peculiares...   En las pocas ocasiones que escuché alguna confesión de que alguien tenia otro alguien con quien dormir, seguidamente siempre expresaban su malestar porque solo se citaban para desfogar sus instintos y punto.  Sin embargo yo lo tenía a él que era de todo menos amante, aunque sabía que siempre andaba esperando ese momento de debilidad,  ya medio cansado siempre, barbudo  y desaliñado en las mayorías de las ocasiones. Tan entregado en algunos  momentos, tan callejero y perruno en otros.

Entró al baño en calzoncillos, se puso  frente al váter y agarrando el pene orinaba mientras preguntaba si dormiría en el lado de la cama de siempre, el de junto la ventana.  Asentí con la cabeza.
Entonces él  cogió la vela para ir juntos por el oscuro pasillo hasta el dormitorio. Acarició mi espalda sutilmente, con intención o no, no lo sé.  Notó mi mirada, lo sé, yo también noté ese resquicio extraño que de  pronto había aparecido en mí.  Quise que pasara inadvertido.  Para cuando llegamos a la cama creí que ese momento tonto había pasado pero bajo las dos mantas y la suave colcha no pudo pasar  desapercibido mis pies  helados, mis manos siempre tan frías.   La vela seguía encendida, la tormenta seguía sobre nuestras cabezas. La lluvia y el viento azotaba las ventanas.  Puso sus manos entre las mías. Me preguntaba como podía vivir con tanto frío siempre. Me acurruqué en su cuerpo y yo que siempre pensaba que  podría esquivar sus ganas, sus insinuaciones y proposiciones nada decentes. Yo que siempre fui sobre seguro, dando por hecho que nunca caería en las redes de su lado más perruno.  Yo que le había repetido taaaantas veces que no había nada más que amistad cuando pensaba en él.  Yo tan chula, tan fuerte, tan segura de mis propias ideas y pensamientos.  Yo me hundí en su tórax y él me buscó la mirada y me besó y yo me dejé besar, y él me preguntó y yo acepté, me dejé llevar, los dedos resbalaron  sobre la piel, como explorador en busca de paraísos de tierra cálida y húmeda,  donde se esconden voluptuosos tesoros, isla  deshabitada que coloniza hincando  su estandarte en las faldas venusianas y explora recovecos y cuevas majestuosas mientras TOR golpea con su martillo los cielos haciendo retumbar los cristales mientras beso su boca buscando el amante que ansío.

A la mañana siguiente aún llueve.  Son las siete y media de la mañana, descubro mi cuerpo desnudo bajo las mantas, su cuerpo desnudo junto al mío.  Abrumada por los acontecimientos me siento como barco  abatido por una inesperada tormenta.  Él aún duerme. 

Lo importante es estar. - solía decirme cuando escuchaba mis negativas-  Algún día tendré mi momento, porque ya sabes...



Todos tenemos un cuarto de hora de debilidad.


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viernes, 2 de diciembre de 2016

El anillo



Yo nunca tuve anillos de oro, ni anillos con mensaje y carga emocional.
- Dijo con expresión perdida más que confirmando una evidencia-  a la vez daba vueltas al anillo en su dedo índice.

Estuvimos hablando por mensajes instantáneos durante todo una tarde y bien entrada la noche. Hablamos de tonterías, de cosas cotidianas, de lo que estábamos metidos en los últimos tiempos, de lo que nos preocupaba y nos entusiasmaba.  Se despidió con un hasta mañana y un par de emoticonos de florecitas.  Si...  también tuve que esquivar ciertos comentarios subidos de tono, de esos que te sonrojan pero que te gustan aún rechazándolos.

Esa despedida me sonó sencilla, graciosa,  después de medio día de cháchara un hasta mañana pasó desapercibido la verdad.
Al día siguiente llamaron a media tarde  al timbre de casa resultando que era él el que estaba esperando.  Me sorprendió, o no, según se mire, quizás para muchos sería lo más lógico.  Que un amigo te visite un día cualquiera es uno de esos regalos y sorpresa que gustan tener.

Después de un rato, en mitad de la merienda que preparé me sacó un anillo, no uno cualquiera.  Me explicó que era el anillo de boda de su padre, que lo había tenido él muchos años pero que quería que lo tuviera yo.  Sabía que yo no lo amaba, al menos como él soñaba, aún así,  dijo que ninguna mujer debía tener ese anillo, que ese anillo era mi anillo desde hacía muchos años, que me  pertenecía por corazón. Aunque no coincidíamos en ese amor sí lo haciamos en  esencia  de vida, vida complicada, vida con turbulencias...     
Si, claro.  Le dije que debía esperar, que debía dárselo a una esposa, madre de sus hijos...  Era un anillo de boda, de promesas y yo no era esa mujer.  

Él me miró desconcertado en primer momento, después volvió a mirar el anillo.  

Mientras,  yo me reafirmaba en silencio oculto que ni quería ser su compañera, ni la mujer que engendrara sus hijos.  Respetaba su decisión pero lo correcto era rechazar tal presente.

Entonces él volvió a decir...  mira, no hay mujer en mi vida, nadie que me dé más vida que tú. Eres la única mujer que se para conmigo a tomar un café y me das fuerza para seguir en este mundo.  Sé que no me quieres,  que por no querer no quieres ni hacer el amor conmigo. Puede que el futuro me traiga una mujer, si, puede que un día me veas con alguna que diga ser mi compañera de vida pero... verás,  estoy cansado de ver este anillo en su cajita desde hace 18 años, son demasiados años sabiendo que ese anillo  es tu anillo.  Comprendo que lo rechaces,  puede que creas que implica otras cosas más intensas pero no...  me conoces y sabes que no.  Si no lo quieres lo entiendo. Lo guardaré en su cajón y allí quedará para siempre, para siempre  - repitió-  Que tú lo rechaces  no implica que se lo dé a alguna otra mujer que no será mas que una mujer que acompañe mi soledad, será la que llene mis días, no la que conoce quien soy yo.

Lo acepté.   Le di un beso en la boca.  Él es al único amigo que le doy besos en la boca. Siempre he sabido que la vida es mas sencilla de lo que pensamos, que el alma y los corazones de las personas necesitan hacer cosas así, y que rechazar lo que nace del corazón es un acto tiránico.  Así  que le dije lo más bonito que pude decirle sabiendo lo importante de ese objeto, le dije que siempre podría pedírmelo  y  lo acepté.

Yo nunca tuve anillos de oro, ni anillos con mensaje y carga emocional.






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