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♥ Entra y siéntete en casa ...

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domingo, 19 de agosto de 2018

Hallazgo



En una playa de Canadá un hombre pasea con su perro un día cualquiera.  El perro se adelanta y olfatea algunos troncos arrastrados por la marea.  El hombre se acerca y horrorizado descubre una zapatilla de deporte con el pie dentro.   Es el décimo cuarto pie izquierdo que se encontraba en un espacio de tiempo de diez años.

Se sabe que los pies no fueron separados del cuerpo por una acción traumatica, nadie los separó del cuerpo sino que es producto de la erosión del medio acuático que se encontraban.  Pero entonces...  ¿Entonces porqué solo han salido pies que portaban zapatillas de deportes ?  Parece ser que el material de  las deportivas hacen que floten.

Hay nueve pies que se sabe la identidad de la persona, que siempre son de personas que desaparecen y que décadas después su pie izquierdo aparece en las playas de Vancouver .
Cuanto menos inquietante. ¿No crees ?


domingo, 12 de agosto de 2018

Es-tu-día



"voy a empezar ese curso"

"¿ El  de encaje de bolillos ?" Preguntó el marido mientras secaba uno de los platos del almuerzo.

"No cariño... El de acceso a la universidad" 

"Te dejaste convencer por la chiflada de tu nieta... "

"¿ Lo vez una locura? " Carolina paró para mirarlo.

" No, ya sabes que me gusta que hagas cosas. Pero sabes que tu nieta querrá que vayáis juntas para presumir de cadilac. ¿verdad? "  El marido puso una de sus muecas de resignación. 

"Y qué mas da,  mientras estudie..."

"Entonces... ¿Te parece bien? "

"Claro que si amor, estudia que sin duda es tu día".

...  Y siguieron con las actividades cotidianas.




martes, 7 de agosto de 2018

Impresiones



Ganar o perder, esa era una impresión muy personal.  Al final lo que importa es estar preparado, para volver a tirar los dados, para volver a empezar y enfrentarte a aquello que traiga  contigo un nuevo sol y cosas que te llenen.  Porque a veces la vida te regala personas extraordinarias, y no debería extrañarnos, porque quizás nos la merecemos.

El mundo no suele pararse, ni siquiera por ti, ni siquiera ese día que agradecerías un empujoncito, o una cerveza helada a orillas del mar, o una siesta con el amor de tu vida. El mundo suele ir por libre. La vida sigue - Es algo que se escucha un millón de veces- pero a veces no sigue,  recuerdo haber tenido esa terrible sensación de que a veces solo pasan los días. Y justo por eso me encontraba aquí,  en un motel de carretera secundaria. Esperando  las hamburguesas que pedimos por teléfono,  esperando la cubitera de hielo  por la que había ido él,  mi amor.  Escuchaba a los vecinos de habitación hacer el amor, en la pared había un cuadro y junto al cuadro una trampilla por donde se intuía luz al otro lado.  Me  llevé minutos mirándola hasta que decidí acercarme y mirar.  Quería mirar al otro lado, y lo hice. La luz me segó, no vi nada los primeros segundos. Escuché a mi amor entrar,  dejar el hielo en la mesa y preguntarme que hacía sin que yo moviera un músculo.  Pude ver la habitación contigua. Pero tampoco me interesó demasiado, nada podía ser mejor que la historia de la habitación 53.  Hicimos el amor y nos emborrachamos,  quizás fue en orden inverso, la verdad es que no lo recuerdo. Las hamburguesas llegaron y él  abrió tan solo con los pantalones puestos, cenamos desnudos en la cama, viendo películas clasificadas.  En aquel motel estaba mi mundo. Y como suele suceder en pocas ocasiones...  el mundo pareció pararse.  La felicidad tiene ese efecto.