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♥ Entra y siéntete en casa ...

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martes, 31 de julio de 2018

BelleZas


Ella tenia esa clase de belleza, lo que ves es lo que hay. Tenía unos ojos color miel y unos labios que parecía que estaban siempre pintados aunque no fuera así.  Se hacía una trenza antes de ir a dormir.  A veces usaba pijama, otras ... cuando dormía en su compañía prefería sentir el roce  de su piel en las sábanas y ese tacto nocturno  de piel con piel.

A veces despertaba en la madrugada de forma brusca, bien por algún sueño o por una de esas pesadillas. Tardaba algunos segundos en reaccionar, en  reconocer el lugar, las luces y aquella cama. Entonces se acercaba a él y aún con el desazón en el alma hacía uno de esos ruiditos suyos y volvía a dormir con una mueca de descanso; no solo descanso de su maltrecho cuerpo sino de esa clase de descanso que da el estar con un hombre que no suele regalar bombones sino sonrisas, que paseaba con ella y reían a carcajadas, le enseñaba rincones nuevos, le contaba historias, algún secreto, no temía a las tormentas y aprendió  esa otra medida del tiempo cogido de su mano.  Ella era una de esas personas que piden poco, y sonreía pensando que  nunca antes se había sentido tan viva.

Ella no era una persona simple, pero si de lo que ves es lo que hay.  Ella tenía esa clase de belleza.  




jueves, 26 de julio de 2018

Rat Penat



Hoy os voy a contar algo que me contaron. Despues lei un poco sobre el caso y ahora os lo transmito a vosotros, como se debe hacer con las buenas e interesantes historias.

El murciélago es un animal que en muchos casos no gusta. Da miedo o asco, y no sabemos por qué: come mosquitos y nos evita sus picaduras, son pacíficos, algunas especies ayudan a polinizar y dan pie a cientos de leyendas fascinantes. Como la de nuestro rat penat.
La cosa es que mucha gente puede no saber por qué tenemos un murciélago como animal insignia en nuestro escudo.( escudo de valencia). Hay una leyenda que da una razón de por qué esto es así. Obviamente no es más que una leyenda sin fundamento histórico, pero es bonito pensar que es la razón real.
Según esta leyenda, los musulmanes domesticaban murciélagos para acabar con los mosquitos que plagan las zonas pantanosas cercanas a Valencia como la Albufera y los marjales de Oliva-Pego.
Durante el asedio al que las tropas de Jaime I sometieron a la ciudad, por entonces musulmana, un profeta auguró que, mientras que los murciélagos sobrevolaran la ciudad, esta no caería en manos cristianas. Jaime I conocía esta profecía. Por lo tanto, cuando un murciélago anidó en la parte superior de su tienda mientras estaban acampados en el arrabal de Russafa ordenó que lo trataran lo mejor posible, para que se sintiera a gusto en el campamento. Fue para él una señal de buena suerte.
Al poco tiempo, mientras el campamento dormía, las tropas moras intentaron un ataque por sorpresa. Sin embargo, el sonido de un redoble de tambores despertó al ejército cristiano, que rápidamente se puso a las armas y expulsó a sus rivales, causándoles además muchas bajas.
Tras la batalla, Jaime I quiso recompensar al vigilante que tocó el tambor y despertó a tiempo a sus tropas. Cuál fue su sorpresa cuando descubrió que había sido el propio murciélago, golpeando las alas sobre el parche. Como recompensa, el rey colocó al rat penat en lo alto de su casco y su escudo real, que después pasaría a ser el de la ciudad de Valencia.
El murciélago como tal no aparece en la heráldica valenciana de forma oficial hasta el año 1377.   Pedro II y Pedro IV incluyeron en sus escudos una “vibra”, un dragón, que poco a poco mediante varias reinterpretaciones se fue reconvirtiendo en un rat penat. Los primeros documentos que constatan el uso del murciélago como símbolo de la ciudad datan del siglo IV dC, y no se incorpora de forma oficial a la cimera que corona la Senyera Reial hasta el año 1503.
Cuando escuché esta historia me fascinó. Yo soy de historias y leyendas. Y creo que sabréis perdonar mi elocuente fantasía si os comento que quizás yo tenga mi propia inventiva fantástica y este murciélago que adorna la ciudad en muchos de sus hermosos rincones sea el guiño secreto de que Batman no vive en Gotham sino que Valencia es su verdadero hogar, y que posiblemente este superheroe se le pueda ver  pasear por las calles de Valencia como un ciudadano de lo mas normal y corriente.



viernes, 20 de julio de 2018

Cíclope




La puerta entornada y ella en la cama.  Suele llegar cansada, en apenas unos minutos el sueño la invade. Justo en ese momento, cada noche, la joven descubre al cíclope, camuflado en los nudos de la madera  de la puerta.  Piensa que es estúpido decirlo, nadie la creerá. 

Pero sin duda el cíclope está ahí, como el mágico ámbar con el mosquito dentro, solo que  ella descubrió la madera de algún mágico laberinto con el cíclope dentro.  El ser mitológico la mira con su único ojo, justo antes de quedarse dormida. 
"No te preocupes,  una noche de estas encontraré en mis sueños más fantásticos el camino a tus nudos de madera antigua".

Y  se quedaba dormida imaginando cuantos secretos guardaría ese cíclope camuflado.  Cuantos años de silencio observando  los inquilinos de esa casa, ahora ella formaría parte de las historias que miraba, quizás sería recordada como la que lo descubrió y lo observaba en silencio y en secreto.  Ella cerraba los ojos para dormir sabiendo  que el cíclope la miraba con su único ojo. Ojo de madera vieja.






lunes, 16 de julio de 2018

Corazón adentro




Cuando llegué,  mi primer contacto vecinal fue con aquella octogenaria mujer con la que mantuve tímidas conversaciones y terminamos agasajándonos con pequeñas delicias gastronómicas.  Imagino que ella veía en mis ojos lo mismo que veo  hoy en mi nueva vecina. La mirada de quien llega para quedarse.

Hoy soy yo la octogenaria. Mi joven vecina tiene toda la mañana la radio encendida y habla  por teléfono con los amigos que dejó en algún lugar.  Veo en sus ojos el amor y recuerdo el mio cincuenta años atrás, cuando mi oído era tan joven que lo escuchaba llegar, subir las escaleras del bloque y me ponía nerviosa cuando lo escuchaba abrir la puerta de casa.

La vida ha pasado rápido, un pestañeo, pero  que el tiempo va a otra velocidad cuando vives con armonía y amor siempre lo supe, fue de las primeras cosas que descubrí a su lado.  A veces quiero volver atrás, a aquellos años de juventud en los que todo se saboreaba con intensidad y un puñado de locura, cuando sentía que todo era nuevo a su lado y me abría paso a un mundo nuevo que para mí era como el Eden  o como las grandes llanuras del oeste cuando aún estaban salvajes y podías elegir cualquier camino para hacerlo tuyo. 

El tiempo no retrocede, se gasta en presentes. Y un día como hoy, descubres que eres la vecina octogenaria con una vida gastada.
 Ponía las galletas en un plato cuando recordé que él me aficionó a las meriendas. Dos vasos de leche fría con galletas en la mesa de la salita, documentales de ciencia en el televisor.  Le miro.  Sigo viendo al  muchacho que llevaba dentro. A ese muchacho que veía cuando le conocí cincuenta años atrás.   El amor tiene esas cosas maravillosas, te hace ver lo que se es corazón adentro.



domingo, 1 de julio de 2018

Vecinos X




Alain había sido sincero, me contó todos sus miedos y todos esos deseos que estuvieron en su cabeza todo este tiempo en el  que la desventura nos había separado.

Yo a pesar de toda esa rabia que acumulé, dentro de mí, sabía que nunca lo dejé de amar.  Esa certeza me la regaló Alain. Ningún hombre me había dado tanto sin tener la intención de darme mucho. Él estaba  aquí, en mi cocina, me había besado y yo le acaricié como se acaricia la tapa de un libro que te gusta mucho.  

Alain me miró, con esa mirada de hombre que desea. Me volvió a besar, me cogió a peso y me sentó en la mesa de la cocina.  Dejé caer los zapatos al suelo mientras él se encajaba entre mis piernas.  Pasó sus dedos por mi silueta, por mis pechos, mi vientre y mis piernas, me pellizcó la cintura  con sus manos bajo mi vestido. Le abrí la camisa,  llevaba un camiseta interior, recordé lo mucho que me gustaba verle con ellas, le bajé la cremallera del pantalón  al mismo tiempo que sentí que mis bragas recorrían mis piernas.  Él me dijo que me amaba. Hicimos el amor en la cocina, aunque terminamos en la cama de donde no salimos hasta el día después.  Nos levantó el hambre.

Tenía miedo, no lo puedo negar. Es ese miedo que se tiene cuando entregas tu alma y tu corazón a otra persona. No puedes evitar sentirte vulnerable. Esa persona tiene la clave de todo tus sentimientos, esos que no enseñas a nadie.  Alain era el único hombre al que había permitido verme triste. Él también lloraba, no necesitaba ver lágrimas en sus ojos para saber que lloraba. Los hombres suelen ser así. 

Me dijo que debía salir, su jefe llevaba algunas horas llamándole.  Dio un salto para vestirse pero no daba con sus calzoncillos, llegaba tarde, recordé esos calzoncillos que había guardado en un cajón desde mucho antes de ser lo que eramos. Los cogí y  se los dí. Alain abrió los ojos con sorpresa, sonrió sutilmente y yo me ruboricé. Lo miré con aquellos calzoncillos... el culpable de toda nuestra historia.  Entonces le pregunté si volvería.  Me dijo que si yo lo deseaba volvería.   Quizás no debí ser tan clara y directa, quizás debí darle a él la opción de elegir libremente, pero le dije que quería que volviera después del trabajo, que trajera todas sus cosas... y que se quedara en casa. Conmigo.

Él -pincha aqui-