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♥ Entra y siéntete en casa ...

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domingo, 28 de enero de 2018

Piedra



He pensado en Sísifo y en el infierno de Hades, empujando una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada. Empujando la gran piedra  a una cima que nunca llega porque la roca rueda siempre ladera abajo impidiendo terminar su condena, impidiendo llegar a su meta y a sus sueños.

He pensado en Sísifo y en nuestras propias piedras, en mi propia piedra, que no sé si  es tan grande como la de los infiernos de Hades pero si causa la desesperación al ver como los deseos y anhelos, los sueños y esperanzas ruedan ladera abajo.   "Ahí van, mis sueños y alegrías,  a velocidad imperiosa a causa del peso de los miedos y la incertidumbre".
Y todos me miran ahí sentada en mitad de ningún lado, donde siempre he estado,  y no son pocos los que me dicen que la piedra no pesa, que soy yo la que la pienso pesada.  La miro allí abajo con los ojos empañados de lágrimas agotada de dar vueltas en círculos como si fuera uno de esos tigres de circo metido en su jaula.  Entonces con la atenta mirada de los que me observan recuerdo aquella frase  que había estado vacía toda mi vida y de pronto renacía y recobraba sentido dentro de  mi.  La verdad os hará libre...

Quiero ser libre. Quiero despojarme de las cadenas de las limitaciones, de la protección, de la vida entre algodones, quiero andar mi propio camino, quiero amar al hombre que elija, quiero recorrer mi propio camino, quiero que me vean como la mujer que soy y no la eterna niña con cierta discapacidad a la que proteger de todo, quiero tener el privilegio de equivocarme, quiero marchar a casa abrazada a ese amor del que no dudo. Quiero construir mi mundo y construir un puente entre mi mundo y el de todos, poder ir y venir y ser feliz aquí y allí.  Quiero ser libre, que me comprendan, no quiero tener miedo, ni tener la horripilante sensación de estar perdiéndome  la vida, deseo que me comprendan y  que me acepten, quiero amar e irme a casa con ese amor. 

He pensado en Sisifo y en nuestras propias piedras. He mirado la mía ahí esperándome, no sé  si es tan grande como la de los infiernos de Hades pero hoy...   Hoy parece pesar menos.




martes, 23 de enero de 2018

Cherokee


La gente sueña. Suele hacerlo constantemente, algunas veces dormidos y otras despiertos.

El sol calienta templado a orillas del caudal. Sus ojos brillan y las pupilas se dilatan delatando que le gusta lo que mira. 

Y mira y sonríe.  Y siente protección. Saborea el viejo aroma de tabaco. Le besa en mitad de la calle como si no hubiera más mundo, como si por aquello del  quizás, no hubiera mañana.

Recorren las calles más estrechas, las secundarias, por las que sólo se escucha el transito cercano de las calles adyacentes. 
Cierra la puerta de casa, se desnuda, yace  sobre las sábanas blancas. Mientras los dedos de su amante la recorren suavemente ella se siente brisa, se siente soplo, pluma que revolotea por la ciudad y él  coge al aire.

Te ha elegido a ti, entre todos los hombres, entre todos los amantes. No quiere marchar, quiere quedarse en ti, no quiere olvidar tu olor ni tu sabor ni las madrugadas sin frío. Quiere pasar  los días y los años siempre a tu lado, y ser vieja contigo. Me ha dicho que te ama como nunca amó a nadie.   En la madrugada, con los ojos abiertos piensa si sueña despierta o dormida.  Sabe que aún no se hace a la idea estar sin ti.  Que la vida pase despacio como despacio pasan las tristezas. No se hace a la idea de despertar en la madrugada  buscándote  con sus manos en un espacio vacío. Me ha dicho que aquella madrugada, con los ojos abiertos pensando si soñaba despierta o dormida lloró en silencio abrazada a ti.

Ahora solo es una mujer de viento  que aún lleva dentro tu aliento.   Ahora el refugio Cherokee está vacío, solo queda las cenizas de tabaco y las plumas al viento. 

La gente sueña. Suele hacerlo constantemente, algunas veces dormidos y otras despiertos.





miércoles, 17 de enero de 2018

HoY




El pasado ya no se puede cambiar, ocurrió.
El futuro no existe, quizás ocurra, quizás no.
No hay que mirar atrás ni adelante.
Añorar el pasado es correr contra el tiempo. 
Y correr demasiado es anticiparse al futuro.

Solo vale el hoy. Si. El presente.
Lo que estamos viviendo.
Lo que estamos tocando.
Lo que sentimos en este instante.
Porque tenemos cosas maravillosas.

Gente que nos sonríe.
Gente que nos quiere.
Gente que es nuestra medicina,
Que llena nuestros corazones.
Que llena nuestra alma 
Y admira que tengamos espíritu rebelde.
Que es capaz de hacer versos con nuestros silencios.
Gente que se equivoca –como yo- pero siempre queremos...  Acertar


lunes, 15 de enero de 2018

Caprichos



Nunca la había visto con los ojos tan tristes.  Al menos no lo recordaba.

Estaban en el supermercado y él le preguntaba si  coger esto o aquello.  Ella bordeaba con el carrito  del super las calles de la fruta y de las carnes.  Intentaba centrarse en qué comprar. Intentaba centrarse en aquella vida doméstica que nunca cuestionó.

- Date un capricho cariño.  Él la miró intentando dar consuelo a esos ojos que no reconocía. 

Ella lo miró con cierta ternura aderezada con la angustia de la verdad.   No había capricho en aquél lugar que consolara y llenara su alma.   Miró los muffins con pepitas de chocolate, hizo creer que le ilusionaba  y después de super se sentaron al sol del invierno y tomaron café.  Abrieron  el paquete de muffins.  Él la miró y le dijo las palabras correctas y ella lo escuchaba saboreando el chocolate mientras buscaba  una escapatoria hacia ese lugar lejano a la vez que desconocido, ese que está mas allá de su propio horizonte.   Saboreaba el café amargo con el tierno bizcocho  y allí  sentada junto al hombre que la quería y el frío de  una mañana cualquiera de invierno recordó el sabor que aún estaba en ella.  Ese que ha quedado en ella formando parte de su piel.  Y supo que no había caprichos, no había chocolates ni palabras bonitas que aliviaran el amor que llevaba dentro.  Intentaba sonreír en su mundo amables y cotidiano.  No se puede llenar lo que ya está lleno.




viernes, 12 de enero de 2018

30 segundos después




Te miré a los ojos y supe quien eras
Supe que ya no había más esperas
En tus ojos y en tu sonrisa 
Encontré mi hogar

No hubo mas mundo
ni mas calles
ni mas cielo ni mas vida
que la que compartimos

Dame un respiro amor
Dame tu aliento
la madrugada
El camino de la madriguera de conejos

Caminos que me llevaron a ti
A ser solo yo
yo contigo
envueltos en maravillosas escencias

Y todo cambió
el mundo,  el alma y la piel
Si me miras un instante
verás mi corazón abierto como un balcón
con vistas a ti

Si...
30 segundos después de ti 
descubrí el infinito




martes, 9 de enero de 2018

Nunca



Deja de llorar de una maldita vez.  - Le dijo una voz rotunda -

Ella se cubrió la cabeza con las mantas y se quedó dormida.
Nunca había sentido que algún hombre la quisiera de esa forma que los hombres quieren a las mujeres. Ninguno le regaló flores ni le habló de futuro.  Siempre tuvo la sensación de ser como una isla en mitad de alguna parte en la que los hombres perdidos se refugian un tiempo, algunos más que otros, según sus heridas y tristezas. Ese resultaba ser el momento en que podía escuchar alguna palabra amable y amorosa dirigida a ella.  Se acostumbró a ser isla, a ver llegar y marchar a los hombres que habían intentado vaciar su corazón de sal a cucharaditas.  Se acostumbró a su almena cerrada en su isla perdida. Esa era su vida y lo que conoció a pesar de las maravillas que algunas mujeres le habían contado. 

Un día un hombre llegó y abrió su puerta, la puerta de su almena cerrada en su isla perdida,  aquel hombre recorrió los laberintos de las sirenas, minotauros y duendes de las mentiras.  Llegó a ella, la miró a los ojos y le abrió la puerta.

Tenía tanto miedo a salir de aquel lugar que la hacía sentir tan protegida de todo, que tan solo podía mirar la puerta abierta a un mundo lleno de maravillas,  nunca pensó que estuviera reservado un trocito para ella.  Y así cada día se quedaba un rato mirando la puerta. Y así cada día volvía a su cama, con los ojos cansados de llorar. Nunca debió soñar con ese trocito de mundo. El mundo es para los que luchan. El mundo es para los que apuestan.  El mundo...  no es para los cobardes.

Deja de llorar de una maldita vez  - Volvió a decir la voz de su consciencia -






sábado, 6 de enero de 2018

La llave






He cerrado con llave. Para que no se pueda entrar. Para tener que abrirte, poder llevarte directo a nuestra cama y dormir contigo.
  
Una siesta de las nuestras, de las que dormimos poco, o nada, o a ratos. De esas que empalman con la tarde, o con la noche, y empapan las sábanas. De las que pones una película, y solo te enteras del título, porque lo siguiente que ves, es la pantalla en negro, porque los colores nos los hemos repartido nosotros.

De esas mañanas de cama en las que no te quieres levantar,  en las que sueñas despierto, y duermes en sueños. En las que hablamos y callamos, a un ritmo que marcamos nosotros, y nuestros besos, y nuestras manos. De esas en las que cuando despiertas quieres volver a empezar, y la empezamos.





lunes, 1 de enero de 2018

Ágape



Los milagros esperan al final. Al menos hasta que la esperanza agoniza como salmón en la boca del pardo justo un segundo antes de escurrirse entre sus fauces.

La radio suena de fondo,  a un volumen moderado. La luz de medio día entra por la ventana de la cocina. La puerta del patio interior abierta. El aroma de las plantas impregnan el ambiente.

Él corta la zanahoria, a ella le  hace llorar la cebolla,   él se acerca y le quita las lágrimas con sus besos. Ella introduce la  verdura en la salten y se lava  las manos, él saltea las verduras, las deja reposar mientras la abraza por la espalda y le hace sentir su sexo mientras muerde el cuello de la joven que siente como su cuerpo se eriza.  Ella corta los champiñones, él le echa la salsa especial, esperan...  él la abraza y ella se mueve como  mecida por el viento. Terminan bailando abrazados al ritmo de alguna melodía inventada.
Introducen los espaguetis en el agua hirviendo.  Beben agua del mismo vaso y se besan riendo después de alguna ocurrencia.
Ella añade los espaguetis a las verduras. Él pone la mesa.  Comen  entre planes medio construidos y risas amables y conocidas. Dejan los platos en el fregadero. Él la coge en brazos. La desnuda a los pies de la cama. Ella se desliza  y se tumba en mitad de la cama. Él la mira un instante  antes de ir a su encuentro.

-Eres una preciosidad. 


Ella nunca se vio demasiado bonita. Lo miró  con la sonrisa escondida,  él era un torbellino.
Hicieron el amor como aquella vez olvidada ya por tanto vivido.  Los milagros esperan al final. Al menos hasta que la esperanza parece agonizar.