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♥ Entra y siéntete en casa ...

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jueves, 26 de abril de 2018

Lineas




Las cinco columnas. Las cinco inscripciones religiosas terminadas en punta.  Escrito en viejas lenguas de oriente. Señal de protección aunque también puede llamar a la suerte. 

La primera linea es para protección en el hogar, la calle, y también ayuda en conflictos. 
La segunda linea es para hacer el "Hnun Dwong" poner el mal karma al revés.
La tercera linea te protege contra los demonios, fantasmas, espíritus y otras apariciones que deambulan por las calles, los bosques y las casas. 
La cuarta linea representa la conexión de tus deseos y proyectos/planes.
La quinta, y última linea, es para el efecto "maetta mahaniyom" (compasión, ecuanimidad, y gustabilidad).

Dicen que con estas lineas las arañas pueden protegerse de las maldades de la vida  y sobretodo de la vida de las bajas pasiones. 

Ella era de vida ordenada y pulcra. Fiel,  amante de lo correcto y lo digno, nunca se había salido de la linea, nunca había demostrado rebeldía,  ni en ningún momento se tiñó de negro oveja.  
Cada noche al llegar a la alcoba junto a su marido, ella se despoja de sus ropas. A veces es él quien lo hace.  Se queda desnuda, ella y la marca de la araña, esa que portan las mujeres que se dedican a negocios no muy dignos y para otros demasiado alegres.
¿Todas las mujeres que llevan este tatuaje se dedican a la vida alegre? No. Por supuesto que no, pero es tan común entre las que si, que ahora casi ninguna mujer quiere llevarlo.  La magia importa, pero en este mundo... las apariencias importan mucho más.






lunes, 23 de abril de 2018

Complicidad



Dieron un salto circense ocultando su desnudez bajo las sábanas primaverales.  La niña estaba  a los pies de la cama cuando pidió a sus padres quedarse esa noche  con ellos debido a la tormenta que se cernía esa noche sobre la ciudad.
El padre le dijo que si, pero que debería ir por su peluche, él también querría dormir acompañado.  La niña fue a por él y a ellos les dio tiempo para ponerse el pijama a velocidad  del rayo.

Un par de días después, el padre y su hija disfrutaban de la tarde en una terraza bebiendo, ella un batido especial de frutas y él un café expreso.
La niña se acordó de la noche de la tormenta. El padre dando gala de la buena comunicación que tenían le preguntó que si vio algo y ella asintiendo con la cabeza bebió un poco de su batido.  
El padre puso cara de circunstancias y ella aportando a la conversación la madurez que siempre tuvo, miró a su padre y le confesó que no era la primera vez.  "Bebe un poco de mi batido papá" acercó la cañita del vaso para que bebiera. El padre lo hizo. "No es la primera vez  que os veo, no pasa nada papá, no te preocupes. Lo dimos el trimestre pasado en clase".

Ambos sonrieron sin darle mas importancia  y decidieron ir al parque a visitar el estanque de peces. A los dos les gustaba verlos nadar y darles las sobras  de su merienda.  Además de permitirse uno al otro tomarse una copa de helado y un Gintonic sin tener que escuchar a mamá replicar.



jueves, 19 de abril de 2018

Tiempo


La paradoja del tiempo y el espacio. Con los años me he dado cuenta que el tiempo es  relativo.  Puedo confirmar la teoría especial de la relatividad de Einstein. Si amig@s, todo el movimiento del universo es relativo, porque en el espacio remoto no hay nada contra lo cual se pueda medir.  Igualmente pienso que Eisntein a parte de ser un genio debería de estar enamorado.

-Él sonrió al escucharla-

No te rías. Las manecillas del reloj no llevan el mismo ritmo cuando estoy en laberinto o en mandala. Y no me preguntes que lugares son esos, da igual, son lugares  del mismo universo que Sildavia. Miro el reloj constantemente y las manecillas parecen tener la pereza de los ratos de siesta sureña. Sin embargo, cuando estoy en tu mundo todo va a un buen ritmo, a veces demasiado rápido, intento frenar las manecillas haciendo cosas aburridas, pero nada es aburrido cuando se está bajo ese influjo.  El amor no solo acelera las pulsaciones del corazón y cambia la percepción  de la luz del mundo, también modifica el tiempo. Cuando miro a Eisntein siempre lo pienso, a parte de ser un genio debería de estar enamorado.
Si alguno de vosotros está bajo el influjo de lo mas bonito y poderoso del mundo podréis entender la teoría especial de la relatividad de Einstein.  El tiempo es relativo.  Todo el movimiento del universo es relativo, porque en el espacio remoto no hay nada contra lo cual se pueda medir.  Y yo aquí os digo sin tener miedo a equivocarme  que esa medida sin duda es el amor,  quizás a Einstein le dio pudor confirmarlo, pero a mi no.








lunes, 16 de abril de 2018

CalienTe





Me pregunto si hay muchos como yo.  Imagino que si, pero es algo que no se suele comentar, incluso creo que es una conversación rebuscada, pero aún así, joder, en ocasiones me siento tan incomprendida.

Soy amante de lo caliente. No penséis  en eso.  Soy amante de las duchas calentitas, con agua bien caliente. Imagino que viene a ser un efecto secundario al frío que suelo tener siempre.  El agua caliente me reconforta, me calienta la piel y mis huesos agotados de tanta batalla.

Y este gesto tan sencillo como parece, se convierte en mi pesadilla.  Porque cuando se convive con personas que odian (al parecer) el agua caliente, descubres en no pocas ocasiones que el agua está fría en plena ducha, helada, nada de templada como ellos dicen, cuando ese agua cae  sobre mi piel siento como si me duchase en el chorro de la fuente del pueblo.  Tengo que anunciar, a gritos para que alguien me escuche que regulen otra vez el termo de agua, o cambien la bombona de butano, mientras, permanezco en la ducha, helada, petrificada del frío, a medio enjabonar, o con el pelo aún por aclarar.  

Ay dios, soy una de esas personas incomprendidas, amante de las duchas calientes, y como no, de las duchas compartidas, porque el planeta y la economía lo agradece.   A veces en ese impasse de espera, muerta de frío y enjabonada pienso en esas duchas a la temperatura perfecta, perfectas.  Y después de sonreír, deseo volver a ellas.



jueves, 12 de abril de 2018

Sucesos Domésticos II


Él entró a orinar justo al llegar a casa.  Se quitó la chamarreta e hizo pis. Eso fue lo que hizo aquel Martes tan anónimo como luminoso, porque la luz entraba casi cegadora por la ventana.  Orinó de pie, como orinan los tíos.  Ella se lo advirtió poco después de desembarcar en aquel oasis color verde,  verde...      Ella le dijo; "Nada de orinar sentado, es lo más indignarte  que se le puede hacer a un tío, obligarle a orinar sentado, tú, amor, mientras estemos juntos lo harás de pie y no hay más que hablar".  Él sonrió y ni que decir tiene que no puso objeción al respecto.  

Allí estaba, orinando, de pie.  Tiró de la cisterna porque él es limpio. Ante todo la limpieza y el orden. Y de pronto se fijó en algo. Un trocito  de papel higiénico en el suelo a un lado del bater, lo cogió y lo tiró. 
Ella lo esperaba para merendárselo a besos en algún rinconcito de la casa. Él la miró, observó como le sonreía, le abrazaba y le besaba. Sonrió ocultamente, así como lo hacen los hombres cuando no quieren delatar sus pensamientos, pensaba en los pequeños detalles de tener una mujer en casa, sin ella no había trocitos de papel higiénico olvidados en el  suelo del baño, ni productos de belleza en cada rincón de su hogar, eran pequeños detalles que le hacían sentir bien.  Ella acarició la comisura  de los labios de su amado; su risa le hacia libre,  le daba alas, boca que vuela, corazón que en sus labios relampaguea. Él besó su cuello, adoraba su olor  pero aún le gustaba más que ella correteara hasta la cama porque si en algo estaban de acuerdo era en ese delicioso calorcito entre las sábanas. 




lunes, 9 de abril de 2018

Sucesos Domésticos




En ocasiones un pequeño detalle irrumpe la cotidianidad y los gestos mecánicos de lo que podía ser una mañana cualquiera de una ama de casa amorosa.

Si, aquella mañana era una mañana cualquiera, en la que la rutina hogareña era como un maravilloso oasis de tranquilidad y sosiego  solo alterado por algunas  voces vecinales.   Fue a hacer pis, el papel  higiénico se acabó así que puso uno nuevo y con el trozo que quedaba lo dividió  en dos; para ahora y un para luego, colocando ese trozo sobre el rollo sin estrenar...  y marchó mecánicamente a hacer sus cosas.

Pasaron un par de horas, quizás un poco más, cuando la mujer volvió al baño de nuevo, se sentó en el bater y buscó el trozo que había guardado,  ¿Donde estaba? Había desaparecido,  ¿Había ido al baño antes y no lo recordaba?  La verdad es que algo así no le había pasado nunca.  Con  cierto desasosiego por lo inexplicable utilizó el nuevo... Y con la sensación de que algo fuera de lo común había sucedido fueron pasando las  horas del día.  Intentaba recordar si había ido al baño y por aquello de ser algo mecánico ni se acordaba. De pronto le asaltó la idea de una  especie de ladrón de trozos de papel higiénico. Un duende que estaría escondido en algún lugar de  la casa.  Aquél pensamiento le martilleaba... estaría bajo la cama o escondido en algún hueco suficientemente grande para un duende, pero ¿Cómo de grande es un duende? Nunca había visto uno.  En aquél momento veía televisión mientras esperaba a su marido que volviera del trabajo, lo esperaba con ganas y con esa pasión de las cosas  nuevas, pero aquel trozo de papel higiénico perdido no la dejaba mantener su armonía habitual.  Se levantó y miró bajo las camas, en los armarios,  tras las cortinas, en todos los lugares donde su lógica le decía que podría esconderse el ladrón de papelitos.  Lo recorrió todo, y nada.  No había duende.

Su marido llegó, todo volvió a lo cotidiano y los días pasaron rápido, tan rápido como pasan las cosas buenas y bonitas. Pero aún en ocasiones recuerda aquel suceso, un pequeño detalle insignificante y sin trascendencia alguna,  pero que para ella forma parte de esas pequeñas cosas que desaparecen sin explicación ni entendimiento, esas cosas que van al lugar de las cosas perdidas. 

Y en esos mismos días mira a su marido tras la cena. Le sonríe y le coge de la mano regalándole caricias.  Si, de vez en cuando, llega una persona que desafía todas las probabilidades, toda la lógica y cumple un sueño increíble...



jueves, 5 de abril de 2018

Llévame a casa



Hace frío. Él se ha desplazado a la barra del bar para pagar y ella lo mira.    Lo mira relajada desde la mesa donde han estado cenando, se muerde el dedo corazón sin presionar demasiado mientras vuelven a ella los recuerdos de algunas horas atrás,  cuando yacía desnuda bajo las mantas  de esa cama, él salía del baño  igualmente desnudo, se acercaba a  ella,  la destapaba para observarla desnuda un instante antes de tenderse sobre ella, sobre su espalda.  

Él le sonríe en la distancia mientras el camarero termina de atenderle.  Ella  sonríe mientras recuerda sus susurros, mientras que recuerda su peso sobre su espalda y sus labios mordiendo su oreja. Quiere volver a casa, a cobijo del frío aire del invierno más hermoso, y vuelven despacito dados de la mano.   Ella lo abraza en mitad de la plaza, a la vista de todos lo besa, se pone de puntillas y acaricia su cabeza mientras escucha un te amo que guarda en su bolsillo, justo después él la besa y ella le dice que la lleve a casa.  Te quiero amor mío.