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♥ Entra y siéntete en casa ...

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domingo, 2 de abril de 2017

El bungalow




Lobo es un perro que vive en un bungalow a las afueras de la ciudad.  Llegó allí después de media  vida yendo de un sitio a otro. Sin demasiada suerte, ni ningún amigo humano con el que creara un vínculo tan fuerte como para quedarse.  Ya era un perro listo, sabía que con el dueño de aquella casita de madera, pequeña pero con un porche con mesita para las tardes de verano  pasaría una buena época, ya no era perro de aventuras  ni exploraciones, ya sabía lo que había tras cualquier cosa. Casi nada le llamaba la atención y pocas cosas le hacían ladrar. Ahora estaba en esa época perruna de manta y descanso y allí con aquel hombre no demasiado joven ni demasiado viejo parecía haber encontrado ese equilibrio.

Siempre le daba a él el primer plato de la olla, le hablaba mientras comían, le contaba todo lo que había hecho durante todas esas horas que no estaba allí.  A lobo le gustaba la cocina porque tenía una ventana que daba a las vistas del bungalow de esa perra rara que vivía con un gato y un pájaro que hablaba el idioma de los humanos y que todos los niños se acercaban y se reían.  Le gustaba que le sobrara postre porque a él le gustaban los postres pero solo podía aspirar a la sobras, era como una especie de regla rara que no entendía muy bien.  Le gustaba ver los partidos de futbol y los combates de boxeo de los jueves por la noche.  Le gustaba esa mantita que olía a perro viejo, que  aquel hombre rara vez lavaba, donde Lobo dormía y se restregaba para acomodarse fuera la hora que fuera.  También le gustaba la cama porque era grande y siempre olía bien, cambiaba las sábanas cada vez que Lobo se acostaba, posiblemente era el espacio de la casa más perfumado y limpio de todo el hogar.  Lobo no tardó en descubrir el motivo de tanto cuidado con esa habitación porque era una de las cosas  que más le gustaba de aquel lugar, cada ciertos días llegaban simpáticas mujeres que  pasaban largos ratos, a veces le traían regalos, lo dejaban sentarse en su regazo y lo acariciaban como si fuera un cachorro, le decían cosas bonitas e incluso había algunas que le daban besitos diciendo que era un perro muy bueno. Esos días no podía hacerse el  remolón y dormir a los pies del colchón, aquellas simpáticas mujeres ocupaban la cama y Lobo se quedaba en el pasillo.  A veces mientras descansa en cualquier rincón  de aquel bonito y sencillo bungalow recuerda  que esas noches es mejor perderse fuera de esa habitación, siempre lo echan del colchón cuando intenta subir y ya descubrió  el error de elegir quedarse bajo la cama,  los movimientos y lo ruidos no lo dejan descansar,  y ya un perro de esa edad necesita descanso y tranquilidad.   

Por la mañana las chicas despiertan  todas contentas y siempre le dan desayuno extra, Lobo las mira con esa cara de perro listo y bueno y se lo come todo y mueve el rabo contento.  Su amigo, el dueño de aquella casa de madera a las afueras de la ciudad también parece contento aunque él ahora no mueve el rabo. Solo lo hace por las noches cuando aquellas simpáticas mujeres duermen en esa cama tan grande y perfumada.




10 comentarios:

  1. Lobo la pasa mejor con su menú cuando las chicas visitan la casa! Parece que encontró su hogar, un abrazo Nieves!

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  2. Bueno, pues ya se sabe, que vengan chicas simpáticas todos los días, dormirá fuera de la cama pero estará mucho mejor alimentado.

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  3. Debería lavarle su mantita al igual que hace con la ropa de su cama.
    Parece que ya tiene un hogar.
    Besos 🌹 buena semana

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  4. Un relato ameno, de esos que dan una tibieza en el pecho porque las cosas funcionan bien, hay cuidado y cariño.
    Besos, Nieves.

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  5. la historia de dos solitarios

    Besos

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  6. jajajaja ¡Qué chistoso el relato! Muy simpático, de los que sacan una sonrisa ^^

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  7. Tierno relato, amo los animales y me deleitè con Lobo
    BESOS

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  8. Jajajaja me has hecho la mañana Nieves, con eso del rabo!!! :DDDDD

    Besos =)))

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  9. Cuando entre rabos anda la cosa, el que más lo menea, acaba mojando. Muy bueno Nieves.

    Besos.

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