
Él había salido unos días de viaje. Ella amablemente se había encargado de pasar por su casa para que la pequeña felina no se sintiera sola, aunque ya era una gata adolescente e independiente.
Hacía meses, escudriñando en la buhardilla
encontró unas cajas grandes y con aspecto de olvidadas, cuando ella le preguntó
el hombre respondió que eran " Las cosas de navidad, el árbol y los
adornos", pero tres o cuatro años era el tiempo
que no salían de aquel oscuro rincón.
Lo había estado pensando, el día en el que su amigo volvía a casa lo organizó todo para tener tiempo libre y ese espíritu navideño de sorprender y
hacer cosas bonitas.
Decidió subir a la buhardilla en busca de las cajas olvidadas y dormidas en el tiempo. Le costó bastante... eran pesadas.
Decidió subir a la buhardilla en busca de las cajas olvidadas y dormidas en el tiempo. Le costó bastante... eran pesadas.
La gata miró hipnotizada las pequeñas
luces blancas del árbol verde abeto. Cogía las bolas y las hacía rodar
jugando y la mujer la dejaba...
Puso algo de música y escuchándola
fue más ameno colocar los adornos y espumillones. Algunas horas después
tenía todas las cajas con las cosas sobrantes en el lugar donde las encontró y
el árbol iluminando la oscuridad del salón. Las luces eran blancas y
daban calidez a un hogar silencioso.
Miró el reloj. Aún era media
tarde y hasta bien entrada la noche no estaba prevista su vuelta. Así que sacó
todas las cosas que trajo con ella y las colocó alineadas en la encimera
de la cocina. Tenía un margen de tres horas para hacer esas deliciosas
galletas.
Tardó en hacerse entender con el horno
pero cuando se vino a dar cuenta sacaba la bandeja con galletas navideñas
horneadas. Las dejó enfriar mientras terminaba de limpiar todo los
rastros de harina y cremas. Se tomó una infición mientras esperaba un
rato para meterlas en una caja de lata y colocarlas estratégicamente para
cuando él entrara fuera lo tercero en descubrir. Porque lo primero sería
su amiga felina y el árbol, no sabía con certeza el orden exacto, pero después
seguro que vería las galletas...
Al final del día ella marchó a su casa después de advertir a la gata que se portara bien dándole un besito y confirmar que todo estaba en orden.
Al final del día ella marchó a su casa después de advertir a la gata que se portara bien dándole un besito y confirmar que todo estaba en orden.
Algún rato después él entró en su
silencioso hogar, algo le hizo ponerse en alerta porque un segundo antes
de encender la luz de la entrada notó una iluminación desconocida, sutil y
lejana, al final del pasillo, su gatita tampoco estaba tras la
puerta como siempre, dándole la bienvenida al escucharle. Dejó la maleta
a un lado y la llamó. Fue allí de donde provenía las lucecitas, su casa
olía a hogar, las luces de un precioso árbol daba calidez a ese espacio
donde pasaba ratos largos en casa, viendo televisión o con el pc cotilleando
las cosas de la red.

"Bienvenido a casa" era lo que retunbaba dentro de él aquella noche al llegar a casa.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~