Iba montado en un carro y el carro iba tirado por su madre. El carro de madera, antiguo y destartalado iba por un sendero lindado por un gran rio. En un momento del trayecto se miró y descubrió que era una medusa; brillante y gelatinosa. Al mismo tiempo descubrió que el río estaba repleto de miles de medusas como él, que se dejaban arrastrar por la caudalosa corriente.
Su madre paró el carro y se despidió de él " No tengas miedo, vete en paz, yo cuidaré de tus hijos y de tu mujer, no sufras y no luches por quedarte, todo irá bien..."
Entonces bajó del carro y sintió el frio de la humedad de la tierra, el instinto le atraía al rio, a la corriente, a enredarse en los tentáculos de las medusas que viajaban en el río. Pero en el último instante por esos accidentes de la casualidad y la fortuna algunos de sus propios tentáculos se enredaron con la rueda del carro.
Cuando despertó después de haberse sentido medusa, en un viaje estrambótico y accidentado en el que sintió un dolor desmesurado cuando sus tentáculos se hundían en el lodo aplastados por la rueda, descubrió que estaba rodeado de sus hijos en la cama de un hospital tras haber estado 20 días en coma.
Un relato sorprendente hasta que llegamos al final y decimos Ah! Muy bueno Nieves, un abrazo!
ResponderEliminarDebió ser angustioso para él.
ResponderEliminarMuy bien escrito, Nieves.
Besos 🍁🍂
Pues creo que fue un un buen despertar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo.