Ahora me asomo a mi balcón y mientras observo el cielo azul y la perfecta silueta de la montaña al final de la calle, en un horizonte claro y limpio fantaseo como sería una mañana de niebla aquí.
Imagino que saldría a la calle, aunque no tuviera ningún motivo para ello. Me pondría una de mis gorras y un pañuelo bonito en el cuello y pasearía por las calles sin rumbo ni destino. Supongo que después de un rato se me antojaría entrar en algún bar, de esos sencillos sin mucha decoración de interior ni mucho glamour, de esos que tienen el encanto de pueblo y que todos los presentes se conocen, me sentaría en una mesa en el interior, junto a la ventana para ver la niebla caer silenciosamente sobre los viandantes, los perros callejeros y los coches aparcados.
Una vez en la mesa leería el mensaje optimista del sobre de azúcar y sonreiría, porque a mi esos mensajes siempre me hacen sonreír. Miraría el móvil, ¿Quién no mira el móvil en un momento así? Y posiblemente te mandaría un wap para que vinieras a tomarte un café conmigo, te pondría mi ubicación y conociéndote, sino tienes algo más importante que hacer estarías a mi lado compartiendo ese café antes de que pudiera decir... Tarta de arándanos. ;)
Posiblemente compartiríamos el camino de vuelta. Y entraría a casa sintiendo ese agradable calorcito de hogar, volvería a mis quehaceres del día después de haber paseado bajo la niebla, esa niebla que tanto añoro.
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Os deseo un maravilloso año nuevo. Esperando que seáis felices y que lo aprovechéis al máximo disfrutando de lo bueno y aprendiendo de lo regular.
Nos seguiremos leyendo :)
Para llegar al pueblo donde vivía mi padre, había que atravesar un lugar llamado el Rosal donde la niebla era perenne —al mediodía clareaba un poco—pero el resto del día y la noche, la niebla fantasmal era la dueña del lugar. El Rosal era una parada para los camioneros que transitaban por esa ruta y lo interesante es que el matorral que la rodeaba estaba llena de zarzamoras y de kinoto.
ResponderEliminarQuién iba a decirnos que íbamos a añorar los inviernos con «mal tiempo».
ResponderEliminarUn abrazo.
N de niebla, N de nieves.
ResponderEliminarSeguimos en el camino.
Besos.
La niebla, como los días de lluvia, parecen que invitan a la melancolía. Todo menos conducir bajo esas circunstancias jajaja
ResponderEliminarBesos