Seis años de solicitudes, informes, entrevistas para conocerme y estudiar mi perfil, justificantes, pérdidas de documentos, disculpas y ... volver a empezar. Más solicitudes, informes y citas previas donde dios perdió el mechero...
Pero al fin seis años después del comienzo de todo la chica de asistencia de hogar llamaba a mi timbre. Yo pertenezco a ese colectivo de diversidad funcional que por mi torpe equilibrio entre otras cosas el gobierno me puede facilitar una asistencia de hogar para que me ayude a todas esas tareas de la casa que por mi situación no puedo realizar.
Estaba entusiasmada, habia preparado mentalmente todas esas tareas que yo no podía realizar, que era básicamente todo lo que implicara subir a una escalera o taburete.
La muchacha entró en casa risueña, era joven y bien guapa. La belleza de la juventud supongo. Se puso el mandil, los guantes y preguntó por donde debía comenzar. Así que yo encantada de la vida le dije que me agradaría que le diera a la campana del extractor de la cocina. La joven entró en la cocina y tras unos segundos mirando la zona en cuestión dijo "para limpiar esto necesito subir a una escalera". Yo respondí contundente, con la evidencia en mi argumento " Lo sé perfectamente, es justamente por lo que necesito tu ayuda ". Y entonces ella masticó un poco lo que me iba a soltar de golpe sin anestesia. " Verás señora, lo siento pero es que no nos está permitido subir en taburetes ni escaleras".
Me senté en una de las sillas de la cocina, perpleja, seis años para esto... Mátame camión.
Aplausos
ResponderEliminarRealmente, ¡Vaya chasco!
ResponderEliminarMe ha gustado esa frase: «Mátame camión». No la había escuchado nunca y es muy expresiva. Le va que ni pintada a tu simpático relato.
Besos.
El fino límite entre la realidad y el esperpento.
ResponderEliminar¡Saludos!
Espero que todo lo que llegue en este 2023 sea mejor que lo que buscas, que dure más de lo que esperas y que te haga más feliz de lo que nunca pudiste imaginar.
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