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lunes, 6 de mayo de 2024
Observando más allá de mi burbuja
Sentada en la cafetería tomando un café y escuchando a 3 chicas hablando mal de una tal Julia, después de 20 minutos de criticar desde el pelo hasta la familia de esa "Julia", con mucho libertinaje y sarcasmo, se callan porque Julia entra a tomar café con ellas...
miércoles, 17 de enero de 2024
El sol de mis días
He alcanzado esa edad en la que ya cuento con un número razonable de amigos que dejaron este mundo nuestro para adentrarse en el enigma de la muerte. Por lo tanto soy consciente de que a pesar de lo que pensaba en mi niñez y adolescencia no soy inmortal... la parca también me mirará a los ojos y me cubrirá con su cálido manto. Y por mucho que evite pensar en ello ... me alcanzará.
Imagino que la vida es como un día en la playa; llegas de buena mañana cargada de planes y de ganas para aprovechar cada minuto del día. Pones tu toalla, das paseos por la orilla, te bañas en las calmadas aguas matinales. La mañana pasa pronto. Vas al chiringuito a comer, conoces a gentes, te lo pasas bien, quizás has comido y bebido demasiado y cuando llegas de nuevo a tu toalla te echas una siesta... despreocupada, aun queda mucho día.
Llega la tarde y las sombras se acercan a tu toalla, "No importa", mueves la toalla para alargar la tarde, y al rato debes moverla otra vez, el día va acabando pero tu te resistes a abandonar ese espacio maravilloso así que mueves la toalla una vez más y otra ... y otra... hasta que notas que el sol ya no calienta, y tienes frío e irremediablemente la sombra te alcanza.
Nadie puede ganar esa batalla. Estas navidades una amiga fue alcanzada por la sombra de sus días. Pienso en ella habitualmente y en los demás que fueron alcanzados como ella. Pienso en que yo debo estar repanchingada en mi toalla después de habérmelo pasado de muerte en el chiringuito: siento el calor apacible de mi sol, recuerdo a toda esa gente que conocí; a las que conservo y a las que dejé morir, atrás en el tiempo, y en algunos momentos de este maravilloso sopor creo estar saboreando a Dios, un dios al que no conozco y en el que nunca creí. Y ese sabor me da esperanzas, empuje y garra para tener la certeza de que me quedan mas vidas por vivir de las que siento que ya viví. Aún siento el calor del sol de mis días. Aún me siento guerrera e indígena.