No, no me reconozco. Dijo con sus ojos bien abiertos queriendo que su amiga y confidente encontrara la solución que ella no tenía.
Ya me conoces, me rendí respecto a eso del amor. He olvidado el
tiempo que hace que no tengo una cosita especial con un hombre. En mi
vida cotidiana no hay nadie. Nunca hay nadie nuevo a quien conocer.
Ninguno me mira con los ojos que se mira a una mujer. Bueno...él,
pero por él no siento nada, es mi piedra en el zapato. Y la verdad es
que no tengo ganas de hablar de él ahora.
Se dejó caer sobre la
mesa de la cocina apoyando su cabeza sobre sus brazos.
Y ahora de golpe, como un torbellino inesperado aparece él.
Y a ratos tengo miedo. Porque me gusta. Y no estoy
acostumbrada a que me guste de esta forma alguien, hace años, demasiados que no
me pongo nerviosa al pensar que voy a verle, me siento frente a él y hablamos
de sexo.
¿Tú hablando de sexo?
¿Pero de sexo como? La amiga se inclinó hacia adelante totalmente asombrada.
Bueno tenemos conversaciones picantes. No siempre claro,
pero es nuestra conversación recurrente. Yo nunca he tenido esa clase de
conversaciones con un hombre que no fuera mi pareja y de eso hace ya, hace
ya... seis o siete años. Por eso no me reconozco. Porque yo no soy
así, sin embargo no lo puedo evitar, de pronto un día coqueteamos, tanteamos y
nos dimos cuenta que los dos aceptamos sin remilgos ese juego, ese tonteo.
Me da miedo, reparo de que piense que soy una mujer
demasiado ligerita o que suelo actuar con cualquiera como lo hago con él.
Porque la verdad es que ha sido todo como un relámpago, como algo que no he
controlado y sigo sin controlar. Y la verdad es que mi actitud con él es inexplicable.
No me reconozco. Me da miedo que tenga una percepción equivocada de la
clase de mujer que soy. Me gusta tener ese juego a pesar de todo, a pesar
de saber que puedo quemarme, y puedo quemarme fácilmente. Cuando estoy en
casa, a veces pienso en él... y me ruborizo.
Me gustaría decirle que en el fondo soy una mujer sensible, que no
he tenido suerte en el amor y que a pesar de lo que cuente ningún hombre me ha
querido demasiado. Nunca me regalaron flores ni palabras cariñosas. Que mi
corazón se rompió en pedazos y el que tengo ahora está reconstruido de viejas
historias, de retazos de esos poquitos capítulos bonitos que recuerdo. Me
gustaría decirle que me tratara bien. Que me hiciera sentir especial, que
tratara de conocer la mujer insegura que soy, con dosis extra de cobardía, con
sus limitaciones y sus viejas ganas de amar siempre guardadas en el
bolsillo. Me gustaría decirle que soy una mujer que creyó que no tendría
mas conversaciones picantes, que me rendí a encontrar un hombre con quien reír,
que tengo miedo que me traten con ligereza y que tenga una percepción errónea
de quien soy en verdad.
¿Y por qué no se lo
dices?
Porque esa es mi debilidad, mi talón que Aquiles. Tengo demasiado
miedo a que vuelva a tener una historia sin flores, sin palabras cariñosas,
porque me da vergüenza que piense que aspiro a algo más que tener una bonita
historia, una de esas que guardamos en el corazón las mujeres románticas sin
suerte en el amor. Porque ya a estas alturas no aspiro a encontrar un
hombre que me ame un para siempre, solo deseo un hombre que construya conmigo
una bonita historia, que sea antetodo amigo, que me aprecie, que me
tenga cariño, que me quiera lo suficiente, lo justo... solo deseo un hombre con
el que además de todo eso pueda compartir intimidad, aunque la historia solo
sea un capitulo de esos que el corazón de las mujeres no olvidamos.
El silencio cubrió
aquella cocina durante un momento
Bueno pero... ¿De
que habláis, cuales son esas conversaciones picantes que tenéis?
Entonces ella se reclinó en su asiento. Pero no dijo nada. Esbozó
una mueca de sonrisa y sus mejillas subieron dos tonos.
¿Me lo vas a contar no?
Prepararé una infusión...
La amiga se levantó y la dejó con esa mueca de sonrisa.
Para caldear el ambiente no hay nada como las conversaciones picantes y las fantasías sexuales, y para nada es broma. Los psicólogos dicen que tanto las mujeres como los hombres son mejores amantes y disfrutan más del sexo teniendo fantasías sexuales, porque en esos casos, ya lo dice la palabra, se trata de fantasías y no engañas a nadie. Ella hace muy bien en disfrutar con la persona que le gusta todo lo que pueda, ya que antes por circunstancias no lo había tenido nada fácil, ni la habían tratado como una mujer se merece. Las flores son lo de menos. "Cuatro buenos meneos y achuchones, y alcanza uno la gloria"
ResponderEliminarBesos Nieves.
Ay Nieves! jajaja
ResponderEliminarUna Duli cualquiera que además le está gustando eso de tener algo que ver con el amigo y hablar de cosas importantes como lo es el sexo....eh??? ;) jajaja
Me ha gustado como lo cuentas.
Besos =))))
Ojalá el sepa valorarla en lo que vale y no se lleve otra nueva desilusión.
ResponderEliminarMe ha encantado, Nieves.
Besos 🌹
Qué momentos tan hermosos, tu conversación con tu amiga en la cocina y tus conversaciones con él. Dure lo que dure, disfruta. Un abrazo, Nieves.
ResponderEliminarSe lo contará.
ResponderEliminarFijo.
Me jugaría lo que fuera...
Besos.
¿Y por que no se lo dices?
ResponderEliminaresa es la cuestión. Cuando algo parece que puede ser interesante hay que tomar la iniciativa.
Lo raro es que él no le haya dado la mano hacia la intimidad todavía, habrá que ver qué pasa ahí, un abrazo Nieves!
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios que me sonrerir y pensar que a todos nos gusta la temática.
ResponderEliminar:)
Besitos y feliz semana
Que se lance ella y le cuente lo que siente, a veces te pierdes cosas maravillosas por el miedo...
ResponderEliminarMil besos!!!