Páginas

♥ Entra y siéntete en casa ...

♥ Entra y siéntete en casa ...

sábado, 16 de enero de 2021

Biodiversidad urbana

 



Después de días de frío histórico el  sol brillaba en el cielo y calentaba mi espacio de contemplación.  Mi balcón. Ahí es donde vive Abril 20, el nísperos que sembré en pleno confinamiento. 

Y justo ahí es donde estaba cuando vi a uno de los gatos de los muchos que viven en la casa que llamo por razones obvias ' la casa de gatos' a veces maullan confundiendome, haciéndome creer que es llanto de niño .  En aquella ocasión uno de los gatos pequeños estaba en el balcón; la barandilla del balcón tiene una Maya casi invisible pero ahí está, yo la intuyo, la veo. 

Un gorrión se posa tras la maya. El gato intenta capturarlo . Mete sus pequeñas pezuñas entre los alambres . Es obvio que es intento fallido. Y no solo yo lo se, el gorrión también . Se pasea ignorando el peligro sintiéndose protegido. Da pequeños saltos llamando la atención de su potencial depredador. El gato se irrita, se altera, mete las zarpas una y otra vez entre los alambres.  No tiene nada que hacer, yo lo sé y el gorrión también.  Se pasea a un centímetro retando al peligro y cuando le parece bien revolotea hasta la parte superior de la barandilla, el gato ante mi sorpresa .... ¡ salta ! Y el gorrión vuela hacia el tejado y de ahí despliega sus alas ....vuela ... vuela .... hasta que lo pierdo de vista. 

El gato  maulla.  Se acabó la diversión y también mi entretenimiento, es hora de encender los fogones y cocinar. Después de días de frio histórico el sol brillaba y entraba por la ventana de mi cocina.



sábado, 9 de enero de 2021

Cuasi.

 



Aún no eran las 9 de la mañana.  Salí al balcón con la mágica idea de ver la calle pintada de blanco. Pero no, estaba como siempre, aunque hacía tanto frío que mi presencia en el balcón parecía un acto de individuo perturbado.  

Allí estaba yo mirado la calle mojada y la lluvia que caía lenta y silenciosa.  Miré por instinto  la ventana de la vecina y vi  una niña mirando la calle, con los ojos muy abiertos  imagino que con la mágica idea de ver las calles nevadas, pero no ... solo pudo ver  una mujer que la miraba desde su balcón que la saludó con la mano y una sonrisa.  

El frío me abrazaba mientras me doy cuenta que la niña también me saluda y pienso en que posiblemente nos separen varias décadas, demasiadas podría decirse, pero ahí estábamos las dos teniendo la misma ilusión.

La nieve se ha quedado en las montañas, muy serca de casa... pero no importa,  porque un día  estaré en casa y veré las calles cubiertas de blanco y la nieve caer sobre mi flequillo, y aunque sea una señora mayor y la nieve no resalte en mi pelo  blanco yo me sentiré niña, porque nunca dejé irse a la niña que fui, sigue estando en un rincón del corazón de piedra y plumas...

Quedaba mucho día por delante,  un fin de semana con pequeños caprichos y hogareño, quedaba mucho invierno, y si lo pensaba bien quedaban muchos inviernos... me estaba helando de frío.  Aún no eran las 9 de la mañana.