Ella tenía un amor.
Un amor de esos que se anhela,
que se sueñan y se cuidan tanto,
de esos que nunca llegan a ser.
Ella tenía un amor que florecía y cuidaba
un amor apañao de todos los días
de risas y muchas ganas
de esos de querer perderte en sus ojos
de abrazar, de buscar, de besar,
de reír y hacer el amor porque si,
de vivir sin más.
Un amor de esos que se anhelan, que se sueñan, un amor por
estrenar,
un amor de esos que no se llegan a alcanzar.
Ella tenía ese amor y el tiempo pasó despacito
como las tardes anaranjadas de los días que recuerdan a la
primavera.
Y se perdieron...
Se perdieron en los campos dóciles de la amistad.
Y el deseo de fue perdiendo, y las ganas de querer se fueron
difuminando hasta convertirse en un pensamiento tan lejano que fácilmente
piensa que lo inventó. Y entonces recuerda que el amor es de dos y que no se puede
obligar a querer, ni a sentir mariposas y que se escapen sonrisas al mirarse.
Y de pronto está con alguien que anhela, que quiere y tiene ganas
de vida.
Está sentada en una mesa frente a ese hombre nuevo, pero tan
conocido y cuidadoso en sus gestos y modales.
Tarde de café y pasteles, de atardeceres con nubes rosadas y
con él de la mano supo que se había dejado arrastrar. Estuvo atento como
cuatrero en el valle y supo bien cuando echar el lazo a sus soledades.
... Y el tiempo pasó despacito
como las tardes anaranjadas de los días que recuerdan a la
primavera.
Y se perdieron...
Se perdieron en los campos salvajes del amor desbocado.
Él se levanta un instante para ir al baño antes de marchar a casa.
Ella sentada en la mesa frente al café humeante de su acompañante mira
a esa pareja que bebe vino a deshora y ríe bajito para no molestar.
Piensa un instante en aquel amor, piensa un momento que quiere volver a él, amor tonto pero apañao, de todos los días, amor que se soñaba,
aquel amor que solo era de ida, amor lejano, de cuento...
Él vuelve rápido, se bebe el café y lee en voz alta
el programa del Teatro Nacional. Ella se siente aburrida. Siente la
mano del hombre en su pierna mientras le pregunta que si se marchan ya a casa y
ella asiente pero le aclara que volverá a su casa. Aquella
tarde no volverían juntos a la casa de él, no saludarían a su perrito
siempre en el jardín, no subirían apresurados las escaleras ni harían el amor
sin deshacer la cama.
Aquella tarde ella volvía a su casa con la imagen de aquella
pareja que bebía vino a deshora y reía bajito para no molestar. Aquella tarde
aún sabiendo de lo lejano y lo imposible de un amor solo de ida, logró
escurrirse del lazo oportunista y se abrazó a aquellos perfumados campos
del amor verdadero, ese amor que se rindió esperando y terminó perdido en los
campos dóciles de la amistad.
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encuentrosantesdelalba.blogspot.com.es
Los amores desequilibrados son una fuente de frustración...y frenan.
ResponderEliminarFrenan las posibilidades de otras historias. De las de verdad, de las de ida y vuelta.
Y no parece mala solución en espera de ese amor tener relaciones desbocadas.
Nunca entendí por qué no me anime a dar ese paso... que ambos deseábamos
ResponderEliminarBesos
El amor solo de ida suele ser doloroso, muy buena tu historia
ResponderEliminarBesos
El amor que va por un solo carril de ida, suele ser un amor idealizado,
ResponderEliminarpor eso es tan bello, porque no se concreta con la rutina.
Triste y bonito relato.
Besotes, Nieves.
Muerte en vida.
ResponderEliminarHay tantos...
Besos.
Cuándo idealizamos tendemos a equivocarnos, si no siempre si en un porcentaje alto.
ResponderEliminarBonito relato, Nieves.
😘 y 🌹
El amor es de dos, como el de la pareja tomando vino a deshora
ResponderEliminarabrazo
Muchas gracias amig@s.
ResponderEliminarOs deseo un estupendo fin de semana
:)
Besitos :)
Salvar la ilusión, el recuerdo de esa ilusión, qué hermosa historia Nieves, un abrazo y que se logre real alguna vez!
ResponderEliminarMe encanta que te guste, y que disfrute de mis relatos y pensamientos.
EliminarUn besito Cris ;)
Lo leí 2 veces y quiero seguir leyendo. Magnifico escrito. Me encanto! Un placer haber llegado hasta aquí y conocer tu blog. Saludos desde Puerto Rico!
ResponderEliminarEncantada de poderte saludar y saber que te gustó tanto. Espero que me visites cada vez que te apetezca, eres bienvenida a casa...
Eliminar:)
Besos !!!
Espectacular. Un relato lleno de sentimiento. Una bocanada de melancolía que sabe a vida. Esperemos no pasar por muchos momentos así. Con unos pocos ya es más que suficiente. Un abrazo.
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