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♥ Entra y siéntete en casa ...

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miércoles, 31 de marzo de 2021

Ladrona de bocatas

 



Hace unos días mi Diana fue a dar su vuelta matutina con su mejor amigo, -mi padre-.  Aquella mañana a finales de invierno hacía frío, y ella además debía tener hambre, aunque en Diana no es raro, su cuerpo curvi la delata.

Como cada mañana ella corre buscando algún animalillo mientras que mi padre busca algún esparrago, nada hacía presagiar el acontecimiento que se avecinaba.  

Unos gritos repentinos alertaron a mi padre que buscó por inercia donde se encontraba Diana pero en ese instante no la vio. Se alertó.  Un par de segundo después la vio correr despavorida con una bolsa entre los dientes,  tras ella... un hombre corriendo desesperado tras ella.  "¡¡¡ Cojan a ese perro, me robó el bocadillo del desayuno !!!!!.  Mi padre abochornado al descubrir que el ladrón era su bonita y educada Diana no supo donde meterse. Sin duda era uno de esos momentos en que te gustaría que la tierra se abriera para meterte dentro. Yo no puedo evitar imaginar este cliché como una viñeta de Mortadelo y Filemón.

La perra intuyendo el peligro de la persecución al ver a mi padre fue hacia él. El hombre que llevaba uniforme de obrero se paró sudando y agotado, enfadado e indignado.  -Su perro me ha robado el bocadillo-.  Volvió a repetir.  

Mi padre le quitó la bolsa de las fauces de su cariñosa niña y se la dio al hombre pidiéndole perdón  a la vez que increpaba a su perrita.  Cuando llegó a casa le riñó y estuvo ese día sin su  dentastix de menta... y desde ese día desayuna antes de ir a dar su vuelta matutina. 





lunes, 15 de marzo de 2021

Memorias

 




A veces me siento destrozado, angustiado, con un sentimiento enorme de impotencia y... soledad.  Todos los días al salir del trabajo me paso a ver a mi padre antes de volver a casa, él está aún en su trabajo, en la misma plaza desde hace 38 años. Cada día me acerco despacio, con la misma incertidumbre.

Me siento en el asiento y me pregunta si estoy cómodo a la vez que empieza a limpiarme los zapatos, me cuenta que tiene un hijo pequeño y me narra las cosas que hacen juntos, los planes que tienen, me cuenta hasta el mínimo detalle, cosas que yo había olvidado y  que él recuerda a pesar de que no reconozca a ese hijo que lo tiene en ese momento frente a él.  Me parte el alma.

Me levanto dándole las gracias y le pago con un billete.  - no me des el cambio- . Me mira sonriente y me lo agradece. - Gracias Luis-.

Hoy recordaba mi nombre. Quizás mañana sea uno de esos días en los que me reconozca. Lo miro en la distancia antes de cruzar la calle. Parece mentira como a pesar de haber olvidado casi todo no olvidó su trabajo y no pierde las ganas de hacer lo que hizo toda su vida.