Páginas

♥ Entra y siéntete en casa ...

♥ Entra y siéntete en casa ...

martes, 7 de noviembre de 2023

Nebulosa nocturna

 



Iba camino de vuelta a casa la tarde del 31 de Octubre aunque bien podía parecer madrugada porque debido al cambio horario de invierno la noche llegaba pronto.


Se distrajo por el camino observando a los grupos de amigos adolescentes todos disfrazados pidiendo caramelos en las casas del barrio, y los mas pequeños acompañados por sus padres que igualmente ataviados con sus mas siniestras vestimentas se esforzaban en que sus pequeños disfrutaran de esa noche.


Ella no iba disfrazada, su disfraz lo llevaba todo el año. Aquella noche se sentía en casa, se sentía cómoda.  Tenía ganas de llegar a casa y tomarse un  copazo e irse a dormir desnuda con esa pequeña nebulosa que da el alcohol... Pensaba en ello cuando se desvió de la avenida central para recorrer los últimos metros antes de llegar a casa y justo entonces escuchó el sonido de pisadas de caballos en el asfalto, eran lentos y acompasados, venían dirección hacia ella, la iluminación era tenue, pobre, en aquellos días convulsos los ayuntamientos intentaban ahorrar energía de donde fuera, aunque eso conllevara que las luces nocturnas estuvieran a medio gas.  


El sonido  de las herraduras en el asfalto se acercaban, y por fin pudo ver la  silueta de los caballos y de sus jinetes. Al verlos ... al verlos... los reconoció, tuvo el instinto de refugiarse pegada a la pared de la acera, se quedó allí parada unos segundo viendo pasar tan inesperada comitiva. El silencio se notaba espeso a su paso, los cuatros jinetes majestuosos y siniestros nos cubrían con su manto negro allí por donde pasaban. Un escalofrío recorrió su cuerpo.  Los cuatro jinetes pasaron de largo y ella salio de su escondite presurosa a casa.

En su hogar,  a salvo ya con los efectos nebulosos de los copazos que se habia prometido se tranquilizó pensando que posiblemente fuera "Joselin el fontanero con sus 3 amigos", pero claro... ¿Quién puede osar decir que estos cuatro jinetes no están galopando dejándonos horrores y desolación por doquier allí por donde pasan?






lunes, 30 de octubre de 2023

Semillas

 






Me pongo frente a la pantalla intentando escribir algo para que cuando me leas desconectes unos minutos de la vida y te sumerjas en el micromundo que invento para ti.  Sin embargo en estos días me cuesta, porque algo soterrado en mi interior me corroe...

No entiendo en que momento se ha normalizado el horror, en que momento nos hemos acostumbrado a ver las inmundicias del hombre mientras te tomas el café con un trozo de bizcocho. Es que hasta yo me descubro impasible observando brutalidad tras brutalidad, espanto tras espanto... y me digo no puede ser. Y ya está. Vuelvo a mi vida.

¿En qué nos hemos convertido? ¿Qué está pasando?  Quizás sea una hipocresía porque aunque no lo veamos en imágenes el mundo está fatal; la gente sigue muriendo y todos estamos contribuyendo a que un montón de industrias tengan a la mitad de la población explotada, por no decir a tres cuartos de la población... pero creo que ya estamos adquiriendo una forma de ser fría en un grado que ya  nos deshumaniza, nos desconecta de nuestro semejante y nos convierte en seres que sinceramente, no me agradan.

Realmente no se cual es el objetivo de estas letras, pienso que simplemente es expresar que esto no puede ser, que ya deberíamos de tener un nivel evolutivo como especie lo suficientemente avanzado como para darnos cuenta que esto no puede pasar.

¿ Cuando se perdió la semilla del amor, el respeto y la empatía. Cuando comenzaremos a ser una raza, una tribu, un planeta ?





lunes, 16 de octubre de 2023

Medusas

 


Iba montado en un carro y el carro iba tirado por su madre.  El carro de madera, antiguo y destartalado iba por un sendero lindado por un gran rio.  En un momento del trayecto se miró y descubrió que era una medusa; brillante y gelatinosa.  Al mismo tiempo descubrió que el río estaba repleto de miles de medusas como él, que se dejaban arrastrar por la caudalosa corriente.

Su madre paró el carro y se despidió de él " No tengas miedo, vete en paz, yo cuidaré de tus hijos y de tu mujer, no sufras y no luches por quedarte, todo irá bien..."

Entonces bajó del carro y sintió el frio de la humedad de la tierra, el instinto le atraía al rio, a la corriente, a enredarse en los tentáculos de las medusas que viajaban en el río.  Pero en el último instante por esos accidentes de la casualidad y la fortuna algunos de sus propios tentáculos se enredaron con la rueda del carro. 

Cuando despertó después de haberse sentido medusa, en un viaje estrambótico y accidentado en el que sintió un dolor desmesurado cuando sus tentáculos  se hundían en el lodo aplastados por la rueda, descubrió que estaba rodeado de sus hijos en la cama de un hospital tras haber estado 20 días en coma. 





miércoles, 12 de julio de 2023

Rebelión en el balcón

 Supongo que era cuestión de tiempo, lo estaba viendo venir, y ha sido esta noche no se si producto del hastío social,  por el calor tropical o por esa intuición de tener una  mezcla de certeza y miedo de  que esos negros nubarrones ocultarán el sol y el arcoiris durante tiempo indeterminado... el caso es que esta noche, más bien al alba me levanté de la cama y me dirigí sin prender luces al hueco de la escalera, me coloqué frente al baúl; grande y pesado, de madera y bronce forjado. Lo toqué en la oscuridad, lo acaricié un instante  antes de prender la bombilla de cuerda del bajo techo. La luz era tenue pero suficiente.  Fui apartando  tesoros pequeños y brillantes, los mapas, las piedras, manuscritos, sombreros y el ron ya añejo... y por fin allí estaba, tal y como la recordaba.


Salí al balcón, el sol aún estaba en el horizonte y los ciudadanos aun dormían,  desplegué la bandera como la que iza el estandarte de su propia revolución.  Un  inesperado viento matinal la hizo moverse golpeando los hierros del balcón. Mi barco, mi hogar, mi bandera negra con la calavera y dos tibias en aspas... Hoy izaba mi propia bandera que no podía ser otra  que la pirata, la de los náufragos que renacen en su propia isla, la de los guerreros que luchan por su propio destino, la de los pies negros y la piel con sabor a sal, creadores de historias, aventuras y como no... buena cerveza.

Vivimos en unos tiempos en los que en cada balcón y azotea se intuye la lucha y la desobediencia, la rebelión de los balcones es cada vez mas visible.

Ahora que el viento rule por donde sea. Avante toda




jueves, 8 de junio de 2023

Una


 

Yo nunca he creído en las brujas. Supongo que soy persona de un fuerte sentido común, al menos eso es lo que declaro abiertamente en las conversaciones sociales.  Sin embargo dentro  de mí está ese desconchón, ese arañazo en uno de los muros de mi raciocinio que quedó ahí perpetuo  desde aquel día para recordarme que una vez vi una.

El caso es que no fui a ella, no la encontré en ningún lugar oscuro y siniestro, no pagué para que viera, no estaba en ninguna feria ni en una habitación con velas y bolas de cristal.  Eso me causa inquietud incluso ahora que lo recuerdo.

Era un día laborable cualquiera, en un tren de cercanías al medio día. Recuerdo que había poca gente en el vagón, no era hora punta.  En una parada entró ella sola, solo ella, quizás por eso me llamó la atención.  Era una mujer madura, normal, pensé que era una de esas mujeres que trabajan como empleada de hogar en casas de gente pudiente. Tenia esa imagen. Miró el interior del vagón y se sentó frente a mi. Había decenas de asientos libres, pero ella eligió estar frente a mi.

Permaneció callada todo el trayecto. El tren comenzó a frenar, la siguiente parada era la mía y como si supiera que allí me bajaba yo, antes de que me levantara para acercarme a la puerta me habló:

No te preocupes. Nunca tendrás hijos pero estarás rodeada de niños. Nunca te casarás pero encontrarás el amor.

Puede que hayan pasado 30 años de aquel días, puede que hasta más, y ahora sé que fue así. Supongo que por eso digo  que no creo en las brujas aunque sé que yo vi a una.



viernes, 14 de abril de 2023

H


 Aquí las veo por todas partes; en los patios, en los jardines, en las aceras... no quiero decir con esto que haya una especie de invasión simplemente que alguien como yo simplemente las encuentra.

Cuando las veo me traslado de forma automática a mi infancia, cuando siendo aún una niña me sentaba en el quinto escalón del patio de mi casa con la merienda, con un bocadillo de lo que fuera, de lo que tocara aquella tarde. Y allí en ese escalón... el hormiguero

Mi madre luchaba contra él continuamente, lo fumigaba, lo tapaba, era una batalla constante, pero aquel hormiguero resurgía una y otra vez de lo que probablemente fuera un apocalipsis tras otro. Y yo vivía aquel resurgir como una nueva victoria.  Porque yo era una niña que compartía mi merienda con las hormigas. Las observaba en silencio y fascinada por su capacidad de comunicación y espíritu comunitario para poder introducir por el pequeño orificio del hormiguero los pequeños  trozos de merienda. 

Pasé muchas horas en contemplación de las hormigas, probablemente quise ser una de ellas. Cuando dibujaba, uno de mis dibujos favoritos era dibujar el interior de los hormigueros; laberintos enrevesados llenos de sorpresas y vestigios de otros tiempos olvidados por el hombre y que ahora pertenecían a ellas, las hormigas.

Ahora que soy una mujer adulta imagino que tendría que tener esa guerra silenciosa ante el invasor, y entonces agradezco que allí donde vivo no las vea nunca, porque no podría matarlas. Seria como fumigar a un amigo.  Imagino que pasé demasiados días junto a aquel hormiguero, el hormiguero supremo, y que yo me convertí un poco en ellas, y que en el fondo, muy al fondo, en ese rinconcito del corazón donde rara vez alguien se molesta en mirar, encontraría mi hormiga interior. He ahí el secreto del por qué las vea con tanta facilidad; en las aceras, jardines y patios. Aquí, en las tierras cálidas del sur, las veo en todas partes.







domingo, 9 de abril de 2023

Almas sensibles

 

Es sabido que cuando dos personas se aman cada una de ellas entrega parte de su alma a la otra.

Es sabido que cuando una de ellas muere la parte de ti  que vivía en ella muere con ella pero … la parte de ella que vive en ti vivirá contigo siempre.

Voy a ir al norte

¿Al norte, que norte?

A las cascadas de Guaduxú en las tierras frías del lago encrespado, voy a ir allí para que pueda verlas. Siempre le gustaron  los lugares salvajes e inhóspitos...




lunes, 16 de enero de 2023

Conexión

 

Los acontecimientos pasaron desapercibidos cada uno en su lugar, cada uno en su espacio pero hay que tener en cuenta que sí compartieron  tiempo.

Yo no soy bruja ni profeta por lo que no puedo sacar conclusiones de lo acontecido así que sin mas preámbulos te lo voy a contar...

31 de Diciembre. Faltaban un par de minutos para las doce de la noche y a mi me dio por contar mis uvas.  Algo que sobraba porque eran de estas preparadas en latas. Pero yo las conté... las conté otra vez... una vez más...   " Uy que tengo trece uvas... ¿Y ahora que hago, me la como, la dejo?" Mi único acompañante de la noche no supo que decirme, o quizás no me acuerde de lo que me dijo porque para entonces ya habia empezado los  nervios de los cuartos. " Bueno ya veré lo que hago" pensé en el último segundo.

Aquel año por circunstancias, pasaba la navidad lejos de mi familia, incluida la Nochevieja. Mi familia estaba a 700 Kms de distancia;  como yo, ellos también estaban  con sus doce uvas, con los nervios y la risa nerviosa que causa ese momento.  Las campanadas fueron sonando una a una y nos fuimos comiendo todos al mismo tiempo cada una de nuestras uvas... hasta llegar al dilema.

Todo se fraguó en el mismo momento, en el mismo tiempo... Yo decidí dejar la décimo tercera uva abandonada en el plato.  Y a 700 kms  uno de los once miembros de mi familia que estaban reunidos descubrió justo en esa última campanada que tenía once uvas en el plato. 

Al día siguiente contandonos como nos había ido la noche cada uno en su lugar, entre una cosa  y otra apareció la anécdota con mis uvas, y entonces descubrimos este curioso acontecimiento.


Y en este punto, no puedo negar que es momento loco y kafkiano lo único que se me ocurre pensar así de golpe es lo mismo que se te ha pasado a ti por la cabeza. Que la uva que sobraba en mi plato es la uva que faltaba a 700 kms.  

La naturaleza humana necesita darle explicación a todo, y en una noche tan especial con tanta tradición de rituales para que todo salga bien en el año en blanco que tenemos por delante algo tan peculiar como esto no pasa desapercibido, sin embargo la lógica te dice que no le des muchas vueltas a esto porque corres el riesgo  de que tu cabeza explote dándole importancia a algo tan absurdo como una uva de más o una uva  de menos... ¡Qué más da !.   Pero la vida trae estas cosas, es un echo que ocurrió y pase lo que pase este año será... el año de la uva.






lunes, 2 de enero de 2023

N

 

Añoro la niebla, y sobretodo la niebla en navidad. Recuerdo aquellas mañanas frías, húmedas y con escasa visibilidad.

Ahora me asomo a mi balcón y mientras observo el  cielo azul y la perfecta silueta de la montaña al final de la calle, en un horizonte claro y limpio fantaseo como sería una mañana de niebla aquí. 

Imagino que saldría a la calle, aunque no tuviera ningún motivo para ello. Me pondría una de mis gorras y un pañuelo bonito en el cuello y pasearía por las calles sin rumbo ni destino.  Supongo que después de un rato  se me antojaría entrar en algún bar, de esos sencillos sin mucha decoración de interior ni mucho glamour, de esos que tienen el encanto de pueblo y que todos los presentes se conocen, me sentaría en una mesa en el interior, junto a la ventana para ver la niebla caer silenciosamente sobre los viandantes, los perros callejeros y los coches aparcados.

Una vez en la mesa leería el mensaje optimista del sobre de azúcar  y sonreiría, porque a mi esos mensajes siempre me hacen sonreír.  Miraría el móvil, ¿Quién no mira el móvil  en un momento así? Y posiblemente te mandaría un wap para que vinieras a tomarte un café conmigo, te pondría mi ubicación y conociéndote, sino tienes algo más importante que hacer estarías a  mi lado compartiendo ese café antes de que pudiera decir... Tarta de arándanos. ;)

Posiblemente compartiríamos el camino de vuelta. Y entraría a casa  sintiendo ese agradable calorcito de hogar, volvería a mis quehaceres del día  después de haber paseado bajo la niebla, esa niebla que tanto añoro.



____________________________________________


Os deseo un maravilloso año nuevo. Esperando que seáis felices y que lo aprovechéis al máximo disfrutando de lo bueno y aprendiendo de lo regular.

Nos seguiremos leyendo  :)