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♥ Entra y siéntete en casa ...

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miércoles, 27 de octubre de 2021

Aquellos miedos

 


Hace tiempo que me he rendido. Fui una amante de las películas de terror desde muy temprana edad. Desde que aquel viernes noche mi madre en calidad de hija mayor me dejó ver mi primer programa de la clave. La película con la que me bauticé ... "Los ladrones de ultracuerpos". A partir de ahí lo vi todo; Drácula, Frankenstein, el hombre lobo... clásicos y las del momento. Lo vi todo. lo bueno, lo malo, lo pésimo y las obras maestras, siempre en busca del miedo, de la inquietud, del insomnio, del mirar en la esquina del dormitorio o ese final de pasillo siempre con esa oscuridad tan extraña como para ocultar a él... mi monstruo.


Hace tiempo que me he rendido.  Y con cierta melancolía y pesar recuerdo mi miedo ancestral, el primigenio, el que me acompañó en toda mi infancia. 

Mi miedo nacía en un sueño que terminaba convirtiéndose en pesadilla. Se repetía constantemente, casi todas las noches. Llegaba interrumpiendo todos mis sueño.  De pronto ahí estaba, ese ruido, ese rugido, esa respiración  tras de mi.  Yo corría para escapar de sus fauces, sentía que era mas veloz que yo pero que le divertía hacerme sufrir,  llevarme al limite del terror hasta hacerme llorar.  Pensaba que me alcanzaría y que me arrastraría a su hedionda cueva en el infierno. Yo corría, gritaba y lloraba. Muchas de esas madrugadas terminaba en el suelo, sentía como caía en esos 20 centímetros de abismo que hay entre tu mullido colchón y el frío suelo. A veces llamaba a mi madre, llorando, otras lloraba en soledad o simplemente estaba paralizada del mismo miedo.  Ese es el miedo de la infancia, el cándido miedo de los 7 años.  Con el tiempo ese miedo se desvaneció cuando descubrí que ese rugido y esa fuerte respiración era el ronquido de mi padre que dormía en la habitación  adyacente a la mía.  Sus ronquidos irrumpían en mi mundo onírico dando rienda suelta a mis peores pesadillas. Y así poco a poco esta amante del cine de terror fue alimentándose de todas esas películas hasta llegar al triste punto de que ya ninguna me hace mirar ese negro rincón del dormitorio con el espanto de saber que me observa, que ese ser maligno   que fue creado en el mismo averno, me vigila esperando el mejor momento para succionarme al abismo.  Mi miedo murió con los años.  Hace tiempo  que me he rendido.



sábado, 2 de octubre de 2021

La piedra


 ¿Porqué se hacen ciertas cosas espontaneas y casi por instinto?

Yo tenía 9 años, la calle donde vivía estaba en obras, habían puesto alcantarillado nuevo  y aquel día  unos camiones inmensos habían derramado gravilla por todas las calles para poder asfaltar posteriormente. 

Permanecí un buen rato comiéndome el bocata de la merienda sentada en el suelo de la acera, tomando el sol de Febrero y mirando aquella piedra. Me preguntaba porqué la miraba. Porqué me llamaba tanto la atención. Había cientos, miles por no decir millones de piedra en toda la calle, sin embargo aquella piedra; inerte y muda llamaba mi atención, quería que la rescatara de su destino... el abrazador asfalto, y con él... su entierro y el olvido. Sin embargo, yo la había descubierto y ya pasaran los años que pasaran yo iba a saber que estaba allí.

El sol se ocultaba ya en el horizonte, tras las casas vecinales, hice una bola con el papel de plata que había envuelto el bocadillo, me levanté y fui hacia la piedra. La cogí  y la sentí por primera vez en mi mano. Sin duda fue mi primera vez, mi primera piedra.     Entré en  casa para hacer los deberes del colegio,  la guardé en el estuche de bolígrafos, durante años estuvo ahí, en toda la etapa de estudiante guardaba la piedra en cada estuche nuevo, después pasó a los bolsos, siempre la guardaba en uno de esos bolsillitos ocultos que tienen los bolsos. y ya en los últimos años en una caja, una caja que de normal va conmigo donde esté.


Llevo con ella y ella conmigo 40 años. Me he preguntado muchas veces porqué me llamó la atención. Porqué quería venirse conmigo y para que tuve el cuidado de no perderla nunca. Por que durante una vida se pierden mecheros, lápices, pendientes... Yo como tú he perdido muchas cosas, sin embargo la piedra sobrevivió a todas mis épocas. Os hablo de ella hoy porque en estos días no está conmigo pero está a buen recaudo. Siento que me ha dejado de pertenecer en estos días.   Si se pierde o no es cuestión de ella. Si quiere volver a mi o quedarse en el camino es cosa de ella y de las vibraciones de su portador... Ahora en estos días está en el camino, si... en ese camino