Hace un par de días volví a
verle. No estaba en mis planes. Nunca está en mis planes.
Recibí un whatsapp a primera hora de la tarde. Me di cuenta
entonces que había cambiado su foto de perfil, era una foto de los dos juntos,
de aquella tarde que se nos hizo noche en el jardín de casa. Me pedía una cita.
Sabe que a veces le pongo escusas, así que me preguntaba si tenía hueco
para él aquella tarde.
Seguí mi rutina un instante cuando volví a recibir ese icono que
tanta gracia me hace...
Le acompañé a hacer algunas compras y a la caída del sol volvimos
a casa, a su casa. Vive en una casita rústica, pequeña, sin demasiados muebles,
sin demasiadas cosas. Lo que más me gusta son las contraventanas verdes y
la vallita blanca, siempre con desperfectos, siempre por arreglas. Le hice para
cenar ravioli con queso. Es su comida favorita. Él habla y habla con
esa sonrisa suya, me cuenta cosas sobre sus pinturas, sobre sus cuadros y esa exposición
que nunca llega. Yo lo miro como la que mira por primera vez una ecuación
de tercer grado y sabe que la resolvió. Es complicado vivir en su mundo
utópico, de libertades y de ese todo vale si así lo queremos.
Pone el tocadiscos, ese que le regalé hace... 25 navidades, con el
disco que le compré el verano pasado. Y no creas que llevamos 25 años juntos,
entre medio hay un océano entre los dos; intentamos encontrar una vida,
construir nuestra casita, con nuestra familia, nuestros hijos, nuestro perro,
nuestras vacaciones en verano y navidad... Los años pasaron, demasiados
imagino y los dos seguimos varados, quizás en otra playa distinta a la que nos encontramos pero varados a fin de
cuentas.
Nos quedamos esperando el gran día, ese que se confirma que es el
primer día del gran proyecto, ese que no es otro que tu proyecto de vida
compartida. Por eso cuando estoy frente a él, sentada en su mesa,
escuchando sus cosas, es cuando soy consciente que nunca pensé que el destino nos fuera a reunir de
nuevo, siempre pienso que me estoy equivocando, que estoy ahí porque estoy sola,
porque no quiero ser la vieja soltera de los gatos, porque quiero tener a quien
me rasque ese trocito de espalda donde nunca llego, tener quien caliente la
cama y mis pies fríos en las noches de invierno, porque necesito sentirme mujer
bonita en las noches de primavera. Y de pronto no tenía nada de eso y de
pronto apareció él, rescatado de viejos tiempos. Ese tiempo antiguo donde
ya dormirnos juntos en alguna siesta de verano, donde ya conocimos quienes
éramos.
Se esfuerza en ser ese tipo romántico que no es. Pero su esfuerzo
me enternece, me enamora poquito a poco.
"Ven, bailemos, vamos... " Me coge de la mano y me abraza. Bailamos como en las películas,
despacito, a veces llevando la lentitud de la melodía otras llevamos nuestro
propio ritmo. Somos horribles bailarines, pero eso en la intimidad no nos
importa. Nos gusta abrazarnos y sentirnos cerquita. A veces el Lp termina
y nos sorprende en uno de eso besos que me roba en estos momentos tontos.
"¿Te
quedas a dormir?"
"Mañana tengo que
trabajar y... "
"Te
llevo a casa, o donde quieras mañana. Pero quédate"
Escucho su voz retumbar en su pecho, siento el abrazo de sus
brazos, sus manos acariciando mi espalda con la yema de sus dedos. Y bueno, que
quieres que te diga... me rindo ante él, me quedo a su lado, nos comemos
el postre viendo algún programa nocturno, nos vamos a descansar. Me da
las buenas noches, me besa antes de cerrar los ojos para dormir, suspira, me acurruco en él
y dormimos. Por la mañana despierto con el zumbido del móvil, con una de
sus manos agarrando uno de mis pechos como si fuera a caer a un precipicio y eso
fuera lo único que lo mantenía a salvo. Me muevo, se mueve, me mira, le miro...
sonreímos, es sonrisa de ganas, me quita esa camiseta que me ha prestado para
dormir. Descubre esa fina cicatriz en la aureola del pecho, esa que no es recuerdo
estético sino recuerdo del miedo... la acaricia, la besa con suavidad. Y me
susurra esas cosas suyas, de hombre que se esfuerza en romanticismo para
mantenerme en su cama y en su vida porque él tampoco quiere ser el solitario
raro del barrio. Y me hace reír, y reímos juntos.
Hace un par de días volví a verle. No estaba en mis
planes. Nunca está en mis planes. Sin embargo ahora tengo el recuerdo de su
compañía y de las risas que me regala, posiblemente me esté equivocando,
pero quizás no. Te lo cuento porque eres mi amiga y me conoces. No
busco consejo ni que me des la razón o no, simplemente quería escuchar en
voz alta toda esta historia que he estado guardando para mí.
¿Pero lo quieres,
estás enamorada, te estás enamorando? ¿Es eso lo que quieres contarme?
Bueno, mi corazón ama a quien quiere amar, sigue siendo un caso
perdido, ya apenas le presto atención, ni le escucho. Mi corazón suele amar
imposibles, después de tantos años de lucha interna me he rendido, lo dejo amar
y que haga el gilipollas hasta que se de cuenta que el amor es una
cosa y la vida otra. Estoy enamorada claro, a caso hay alguien en
esta vida que no esté enamorad@. Quizás lo que pretenda decirte sea todo lo
contrario al amor. Que no quiero ser la soltera de los gatos, que me escurro
por las grietas del abatimiento cada cierto tiempo y termino haciendo ravioli con queso en una casa pequeñita, con pocas cosas pero con muchas
ganas de construir. Que quiero y no quiero, sé que no tengo necesidad de esto
pero es fácil rendirse ante el espejismo de trocitos de una vida tan bonita,
tan bonita... aunque cuando abra los ojos después de sus besos nunca vea el
rostro del hombre que pienso.
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http://encuentrosantesdelalba.blogspot.com.es
Es la vida, hay que disfrutarla como viene, aunque a veces sea a cachos.
ResponderEliminarMe encantó,Nieves.
Besos.
Me ha encantado.
ResponderEliminarComo esta escrito, como lo cuentas.
Es una pena que al abrir los ojos no esté quién se querría que estuviera.
Pero regalarse momentos de risas y goce ayuda a esperar.
Los instantes fugaces ocurren mientras se espera lo definitivo.
Guille, puede que al final descubra que la rana es la mejor elección... y un día sea lo único que quiera encontrar cada vez que abra los ojos.
ResponderEliminar:)
La vida trae tantas sorpresas que cualquiera sabe como podría acabar esta historia
Besitos
Tejon, quizás vivir esos cachitos sean verdaderos regalos
ResponderEliminarme encanta que te haya gustado tanto.
besitos !!
Que bonito es ese amor que cuando uno lo necesita está a la mano y luego uno vuelve a su espacio lleno de silencios y de pensamientos.
ResponderEliminarBesos
Bueno como se suele decir, "mientras duro fue bonito. O en estos casos también se puede aplicar aquello, de que le "quiten a uno lo bailao".
ResponderEliminarBesos Nieves.
Precioso relato, Nieves.
ResponderEliminarQue disfruten de su amor, es un regalo que no todos pueden tener.
Besos, feliz noche
Lo inesperado a mi parecer es lo que más llena y si a ti es así que más da.
ResponderEliminarHay que aceptar lo que el corazón deseada aunque sea zig zag, subidas y bajadas o como sea.
Besitos
Me ha encantadooooooooooo!
ResponderEliminarHay que disfrutar aunque sea de poquito en poquito....sí!
Besos =))))
Guille; nieve.martin@hotmail.com
ResponderEliminar:) :)
El amor, es loco, injusto, caprichoso y devastador.
ResponderEliminarEsa es su magia, no?
Besos.
Bien, hay que hacer lo que nos plazca
ResponderEliminarBuen fin de semana
Besos
Describes cada instante tan apasionado y romántico...me encanta como relatas!! Da igual que se vivan las experiencias a cachitos.. pienso que lo importantes es vivirlas.
ResponderEliminarMil besos!!
Nunca se está seguro de casi nada, lo importante es sentir latir el corazón más rápido cuando estamos al lado de alguien que nos hace bien, un abrazo Nieves!
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestra visita. ;)
ResponderEliminarBesitos a tod@s y feliz comienzo de semana 😊