No podía pedir que todos los
hombres fueran como Marcelo, ni siquiera como Andy. Ellos eran
hombres especiales. Únicos y extraordinarios.
Ella siempre andaba con pies de plomo. Para no verse envuelta en
esa situación tan jodida, esa situación en la que cierta chispa salta pero que
todos terminan esquivando, algunos con más arte que otros. Todos
querían ser sus amigos, sus mejores amigos eso si. Todos ponían énfasis en eso.
Ella que era mucho de teatro interpretaba su mejor papel, ese que
representaba con sutileza y gran realismo cuando veía como eludían la
evidencia. Realmente era inmune ante esa absurda negación a querer
adentrarse junto a ella en madrugadas de placer y pecado.
En ocasiones se sentía una niña eterna ante los ojos de los
hombres. Todos veían su silla con claridad pero ninguno parecía ver su pasión
ni sus ganas de divertirse entre las sábanas de algún hotel tras varios vodkas
con hielo. Ninguno parecía tener curiosidad por sus tetas o por el color de sus
bragas.
Que hartazgo de hombres. Ella no quería amores eternos, ni un
marido con el que no pudiera compartir aficiones. Ella solo quería
divertirse como todo el mundo cuando conocía a algún tipo que le llamaba la atención,
uno de esos tipos que sobresalía del resto y con el que solía haber filling.
Sin embargo ellos la veían como una carga explosiva que le estallaría en
las manos en cualquier momentos o como una delicada urna de cristas que se
fuera a quebrar tan solo con rosarla o como una eterna quinceañera que termina
llorando enamorada después de sentirse utilizada tras cuatro noches
locas. Al menos esa era su percepción.
Todos querían ser sus amigos, sus mejores amigos eso si. Todos
ponían énfasis en eso. No querían hacer daño a un corazón tan noble y
bondadoso... Es lo que tiene interpretar el mejor papel con tal sutileza
y realismo. En ella ya no había corazón. Ni sueños, ni eso tan estúpido
como es la esperanza. Ella simplemente quería vivir.
Estaba claro que no podía pedir encontrar muchos hombres como
Marcelo. A él si le gustaban sus tetas. Cuando iban a cenar y ella se ponía
bonita y sexy no paraba de mirarlas todo el rato. Intentaba disimular con
conversaciones apasionantes. Era un hombre culto. Educado. Formal. La
trataba con respeto, incluso con cierta distancia protocolaria. Siempre
se ofrecía amablemente para acompañarla a casa. Y nunca iban a casa.
Terminaban en la cabaña de Andy. Borrachos y exhaustos.
Andy era un pintor canadiense que llegaba en verano y le
daba las llaves de su cabaña en el bosque a Marcelo para que la
visitara cada tanto y no se convirtiera en una casa dormida. Andy era ya
un hombre maduro. De vuelta de casi todo. Cansado de sus tres ex- esposas
y ocho hijos. Durante 4 meses venía a España a desconectar. A
descubrir el azul del cielo, el calor del sol y la compañía de sus locos
amigos. Andy venía a vivir. A pintar en la terraza y cenar a eso
de las 11 de la noche. Venía a beber vodka con hielo y a hacer el
amor con ella.
Ellos eran hombres especiales. Únicos y extraordinarios.
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Ella saber vivir.
ResponderEliminarY ellos saben valorar a la mujer apasionada que sabe vivir.
Quien no se interesa por las tetas y el color de las bragas no merece que ella pierda su tiempo.
Me gusta esa actitud.
Bueno, al menos tenía de vez en cuando a estos hombres a sus pies, quizás un ideal para no dejar morir la pasión que se extingue en la cotidianidad, un abrazo Nieves!
ResponderEliminarJajaja, cuan cierto es lo que dices. Yo tenia una enamorada bonita parecía una muñequita de porcelana y no me inspiraba mas que respeto, hasta la abrazaba con miedo de ajarla, solo quería mirarla y charlar con ella. La historia termino cuando conocí a otra muchacha que me inspiraba deseos mundanos.
ResponderEliminarBesos
Siempre queremos lo que no tenemos y lo que tenemos suele no gustarnos.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias por vuestros comentarios y esa apasionante sinceridad de chaly... que me ha encantado.
ResponderEliminarbesoooos a raudales :)
Bien por ella, sabe vivir y tiene con quien, bien por ella.
ResponderEliminarBesitos, Nieves =)))
A vivir que son dos días!!! Pero algo no me ha quedado claro, ella se comportaría igual si no estuviese en esa silla, o es para demostrar que puede ser igual que las demás??
ResponderEliminarMil besos!!
Party. Vaya pregunta interesante... imagino que eso depende de las personalidades. quizás esta historia se desarrolla más en como la hacen sentir que en lo que haga realmente.
ResponderEliminarBesoooos :)