Él dio un
par de pasos acercándose a ella y le abrazó con cuidado, como decía aquella
canción, como si fuera una urna de cristal que se fuera a quebrar.
Ella
solía ser una mujer fuerte, resuelta, no solía tener necesidad de nada ni de
nadie.
Había aprendido con la experiencia de la vida que lo mejor que se puede hacer para sobrevivir sin tener que llevar el peso de un corazón desquebrajado era no necesitar nada e ir en solitario, pese que en ocasiones se sintiera acompañada y querida, pese que en ocasiones durante algún tiempo todo fuera fácil y rosa y con risas y viajes y besos y meriendas con bizcochos...
Había aprendido con la experiencia de la vida que lo mejor que se puede hacer para sobrevivir sin tener que llevar el peso de un corazón desquebrajado era no necesitar nada e ir en solitario, pese que en ocasiones se sintiera acompañada y querida, pese que en ocasiones durante algún tiempo todo fuera fácil y rosa y con risas y viajes y besos y meriendas con bizcochos...
Ella igualmente, solía ser una mujer con pajaritos en la cabeza.
Él la mecía ligeramente, allí en el umbral del descansillo del bloque de su piso, junto a los buzones de colores y el ascensor. Le regaló un beso en la frente. Piadoso. Pocas veces ella dejaba salir a la chica débil, la insegura, la que estaba cansada de esperar, cansada de aparentar fortaleza, valor e independencia. Él le atusó el cabello, enroscaba sus mechones hasta las puntas y acariciaba su espalda. ¿Cuántos años hacía que la conocía? Creía recordar que cinco. Nunca antes había conocido a una mujer como ella, una mujer que estaba cuando la necesitabas y te daba margen cuando querías un respiro. Realmente era una de esas amigas únicas que quieres y que gusta estar con ellas, te divierte y te cuida cuando estás con el agua al cuello, ya me entendéis.
Él la mecía ligeramente, allí en el umbral del descansillo del bloque de su piso, junto a los buzones de colores y el ascensor. Le regaló un beso en la frente. Piadoso. Pocas veces ella dejaba salir a la chica débil, la insegura, la que estaba cansada de esperar, cansada de aparentar fortaleza, valor e independencia. Él le atusó el cabello, enroscaba sus mechones hasta las puntas y acariciaba su espalda. ¿Cuántos años hacía que la conocía? Creía recordar que cinco. Nunca antes había conocido a una mujer como ella, una mujer que estaba cuando la necesitabas y te daba margen cuando querías un respiro. Realmente era una de esas amigas únicas que quieres y que gusta estar con ellas, te divierte y te cuida cuando estás con el agua al cuello, ya me entendéis.
- Siempre
me tendrás a tu lado, siempre podrás contar conmigo. Volvió a darle un beso paternal en la
frente.
Ella
hundida en el pecho de su amigo, con el agotamiento y ese peso en el pecho que
solo da el amor; sus ramas y raíces, volvió a pensar lo complicado y absurdo
que llegan a ser esas normas morales que la sociedad impone y damos por echo
hasta convencernos que es lo lógico y natural. No entendía porqué
podía tontear, flirtear, coquetear, incluso hacer el amor con cualquier hombre
que las circunstancias lo ponían en su destino. Por qué podía entregarse a
alguien que apenas conocía, que apenas le importaba, con el que podía haber
poco más que la atracción física y el instinto sensual y sexual, por qué eso
estaba bien, y sin embargo tener esos deseos e impulsos con el amigo
que te conoce mejor que nadie, al que quieres más que a nadie, la
referencia masculina de tu vida, al que acudes cuando todo se derrumba, quien
acude a ti en sus momentos más complicados resultaba algo totalmente inviable,
tener esos deseos con un amigo resultaba algo súper complicado y casi imposible
de llevar a cabo.
Cuantas
veces había escuchado aquello de...Todo terminará complicándose,
el sexo da muerte a la amistad, no vale la pena una vida de amistad por cuatro
ratos de instinto salvaje.
Había
escuchado aquellos argumentos mil veces y mil veces había sentido que no
comprendía por qué tenía que ser así. A ella le gustaba, realmente no
sabía porqué, lo quería pese a todas sus cosas chungas, porque a pesar de tener mil cosas horripilantes tenía mil y una cosas maravillosas, cosas que solo se descubren siendo amigos, él le hacía
sentir que no estaba sola, ella era paciente y tolerante, lo escuchaba con parsimonia
cuando él se desahogaba enfadándose con el mundo, él compartía sus ratos
y tiempo con ella, le hacía sentirse realmente amada. Aún así ella se mantenía firme en ese lado de la línea. Cada tanto conocía a un
hombre divertido con el que salía e intentaba crear una historia bonita.
Sin embargo no se sentía tan ella, tan cómoda, tan cuidada, querida y protegida
como cuando estaba cerca de su amigo.
Él se
separó de ella. Se le hacía tarde. “Mañana
nos vemos" Dijo
mientras ponía actitud de salir del portar para marchar a su casa.
“Avísame
cuando llegues a casa" Dijo
ella mientras abría la puerta del ascensor para subir a casa.
Él se
marchó y ella pulsó uno de los números de la botonera del ascensor.
Mientras intentaba recordar donde estaba esa fina línea entre el amor y la
amistad. Cómo encontrar el truco para poder saltar la línea, poder ser
amiga, poder ser amante, poder entregarse a la amistad y la pasión libres,
poder estar siempre, incluso cuando el tiempo de la pasión termine, porque como
toda etapa siempre termina. Sin miedo a que todo de desborone por amar, por
querer, por dar lo mejor de ti en la vida y en la intimidad, porque con
quien mejor que dar, y crear amor que con alguien que importe de verdad,
con quien mejor que al que llamamos amigo antes que cualquier cosa.
Para cuando se metió en la cama había reorganizado
todas sus inquietudes y deseos, había vuelto a convertirse en una chica con sensatez, una
vez más había caído en la trampa de sus divagaciones y sueños de su mundo utópico.
Se recordó mirándose al espejo mientras se cepillaba los dientes algo que
solía olvidar con facilidad... Ella solía ser una mujer con
pajaritos en la cabeza.
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A veces pasa que uno quiere de una manera y otro de la otra, hay que valorar lo más importante, el cariño recíproco, y sentirse bien con eso, un abrazo!
ResponderEliminarYo creo que pajaritos no tenía, lo que estaba era locamente enamorada hasta las cachas de aquel hombre, pero ambos se veían como muy amigos, y quizás ninguno de los dos se atrevía a dar ese paso definitivo. Yo pienso que en estos casos el sufrimiento que se pasa por esos amoríos duelen más que los que se rompen, porque siempre estás en esa encrucijada que te atormenta, y no sabes como sacudirla. Un esplendido relato Nieves.
ResponderEliminarBesos.
Se puede estar muy enamorados y ser los mejores amigos y eso sostendrà la pareja en tiempos difìciles
ResponderEliminarSiempre es mas fàcil hablar con un amigo, si se logra aunque la pasiòn se vaya apagando con los años,el amor estarà siempre presente
Buen dìa
Besos
Pues yo solo me encamo con amigas.
ResponderEliminarNo veo el sentido de hacerlo con enemigas o desconocidas.
Si se es claro en el tipo de relación que se empieza, cuando termine no tiene porque romper la amistad.
Pues no hay más que hablar claro, al que no habla Dios no lo oye, como dicen....
ResponderEliminarNo podrá ser peor el que no lo tenga a su lado como ella quisiera a tenerlo y no saber qué sucederá después.
Besos Nieves =)))
Ella teme el riesgo de una relación más comprometida porque siempre está el fantasma del final y el dolor. Pero tendría que averiguar si él siente lo mismo hacia ella o si solo la considera su amiga, para saber dónde está parada y no seguir esperando que se produzca algo.
ResponderEliminarMe gustan mucho tus relatos intimistas.
Un gran abrazote, Nieves.
El también tiene pajaritos en la cabeza
ResponderEliminarBesos
Ese paso de amigo a amante resulta muy difícil.
ResponderEliminarEs una barrera realmente casi infranqueable.
Besos.
Deberían tener claro lo que sienten y obrar en consecuencia.
ResponderEliminarPuede salír bien o no pero cómo en cualquier tipo de relación.
Hermoso relato, Nieves, te superas a diario.
Besos
Muchísimas gracias por vuestra visita, por vuestros comentarios siempre tan especiales, que tanta energía me dan, que me animan a seguir inventando y creando historias, pensamientos y todas esas cositas mías que necesito y tanto me gusta contaros.
ResponderEliminarGracias, gracias mil gracias !!!
:)
Complicado esto de la amistad y el amor...pero quien no arriesga no gana. c'est la vie!!!!
ResponderEliminarMil besos!!