A Juan
se le perdió una lentilla en mitad de la oficina. No pude evitar poner
esa mueca de sonrisa muda mía. Viejos recuerdos me habían sorprendido sin
previo aviso. Mi compañera me miró arqueando sus cejas con
sonrisa ladeada pidiendo que se lo contara. Disimulé, son de esos recuerdos
que nunca se cuentan, que quedan en un@. Siempre me pongo un poco triste al recordarlos.
En aquella época vivíamos en un
piso todos juntos, nunca había un número de inquilinos fijos. Íbamos y
veníamos según las necesidades de cada uno.
Aquella tarde estaba estudiando para un examen. Habíamos
almorzado y todos menos yo estaban en la siesta. Hacía esa calor de Mayo.
Los exámenes finales me martirizaban.
Escuché como mi amiga Sol me llamaba. La ignoré, no quería
jugar, no tenía tiempo para tonterías pero su voz volvió a retumbar como eco
por el pequeño pasillo del piso. Escuché como la puerta de Fran se abría,
"tía te están
llamando..." su voz
cansada me hizo mirarle, me levanté y fui a mi dormitorio, que era desde donde
provenía su voz. Fran cerró la puerta de su tétrico cuarto gótico a mi paso, su
cara expresaba agradecimiento por acudir y hacer que dejara de gritar.
Abrí la puerta y allí estaban, los dos desnudo, a cuatro patas
sobre el colchón buscando algo. "No tengo tiempo de tonterías, tengo que estudiar".
- Se me ha caído una lentilla, mi madre me va a matar si llego a
casa diciendo que la perdí, no veo nada y éste no me ayuda.
Él me miró con esa carita suya de gamberrillo.
- Anda ven y busca la
lentilla. Sol comenzaba a hacer pucheros.
- ¿Donde estabais?
Pregunté para acercarme por el lado contrario.
- ¿Estás segura que no
la tienes puesta?
- Y tanto, no
veo una mierda
- Yo le
he dicho que para jugar no hace falta ver... - Se agarró el
pene que aún estaba contento-.
Eché una camiseta sobre el pene del hombre de mi vida. "anda tápate y ten respeto ante
señoritas"
Inspeccioné toda la cama, un buen rato. Sol comenzaba a lloriquear
mientras, aún desnuda, se sacudía la melera sobre la sábana esperando que cayera la lentilla
perdida. Yo esperaba que no se la hubiera comido otra vez. No quería
sacar el tema pero creo que los tres lo estábamos pensamos, sabíamos como era,
sus cosas en el arte del amor eran divertidas y alocadas, tanto como para
acabar las lentillas en su boca.
Muchos minutos después logré encontrar la lentilla y ella
aliviada corrió al baño a limpiarla. El amor de mi vida seguía allí, impasible
tumbado a lo largo de los pies de la cama. En esos momentos después del
disgusto de Sol y de los comentarios eróticos festivos de él yo ya me había
perdido entre los jueguecitos de aquella casa. Me quedaba en ropa
interior y en la cama con él, para cuando volvía Sol con sus
lentillas en su sitio los dos dormíamos. Ella dudaba entonces en volver a
mi cama, que en realidad era nuestra y descansar junto con mi compañero de vida en aquellos días.
Alguno de los dos le animábamos... "no seas tontita, ven a la cama".
Él me abrazaba y ella lo abrazaba a él. Me atusaba el
cabello y me besaba los ojos y la boca. Me susurraba al oído cosas que
nunca más me ha vuelto a decir ningún hombre, me susurraba al oído que me quería y yo sabía
que no mentía. Y al despertar seguía a mi lado y hacíamos el amor y volvía a
mis estudios. La vida pasaba, a veces rápido, otras lentamente y nuestra
familia, nuestro poliamor perduró durante mucho tiempo, quizás demasiado,
quizás lo justo... maduramos, crecimos, aceptamos las reglas del juego, la
sociedad nos engulló. Pero no puedo negar que en aquella familia de
cuatro construí mis cimientos. Allí supe que el amor no te pertenece, que
cuando te aman y amas se puede compartir todo ese amor sin miedo a perderlo. Allí nació la mujer que soy... sin celos, ni miedos, sin esa sensación absurda de posesión. Aunque debo confesar que no he creído ni creeré tanto en un hombre más que le creí él. TODOS me han mentido, todos excepto él. Me susurraba al oído que me quería y yo... yo sabía que no mentía.
De pronto los aplausos de algunos compañeros de la oficina me
despertaron de mi ensoñación. Juan había encontrado su lentilla.
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Nieves, creo que me perdí algo que no interpreté, vi tres personajes y el final dice que habla de una historia de cuatro, de todas maneras es un relato tierno y fresco y juvenil, un abrazo!
ResponderEliminarQue lástima.
ResponderEliminarJuan podría haber tardado un rato más en encontrarla.
Besos.
Cris... Fran... el que abre la puerta de su dormitorio gótico. 😊
ResponderEliminarBesitos !!!
Compartir al hombre de la vida tiene mérito.
ResponderEliminarVivir para gozar es una elección genial.
Vivir sin celos y ataduras es inmejorable.
Pero ¿como llego una lentilla a la boca de esa mujer en el juego amatorio?
Guille.. no sé, esta gente moderna harán cosas muy raras 😊😊😊 y mira que nosotros somos raros guile pero ahí también me pierdo
ResponderEliminarbesitos
Todo muy abierto, muy libre... pero con el tiempo hay que empezar a acatar algunas reglas... o no...
ResponderEliminarUn texto con mucha frescura.
Besos, Nieves.
Genial, Nieves, se te dan bien los relatos, con algunas frases me he reído, intuyo que sabes cuales.
ResponderEliminarBesos, feliz noche
Gratos recuerdos me has traído.
ResponderEliminarGracias
Besos
Claro, Nieves, estaba Fran, me lo perdí, gracias, un abrazo!
ResponderEliminarRelaciones abiertas, poliamor..eso está muy de moda hoy en día!! :)
ResponderEliminarMil besos!!
jeje No sé si será moda, pero pensándolo bien, no está mal, es una situación abierta y sin nada que ocultar..... ;)
ResponderEliminarBesos Nieves =)))