Despertó de ese maravilloso
letargo que da el amor, de pronto sin previo aviso, como trueno en día
despejado, como ola que arrasa y se lleva lo más vulnerable que encuentra
vio como se alejaba ese amor que nunca llegó a ser caricia ni beso ni susurro
de madrugada. Sintió como esa cuerda trenzada y fuerte se la llevaba aquel
despertar de princesa encantada.
No
luchó, ni se agitó, ni corrió presurosa tras ese amor que sólo había sido un
sueño en su mundo de princesa durmiente. Él nunca la había querido, al menos
como ella creyó sentir en algunos momentos, pero así sin más abrió los ojo y
recordó que dar mucho y recibir poco también cansa, y aunque el don de saber
dar a cambio de nada sea hermoso, también hace falta recibir sin tener que
pedir... y ella también necesitaba escuchar te quieros y sentirse mimada,
amada y soñada.
Se
cansó de las medias tintas, de sentir como él nadaba a dos aguas, ni
dentro ni fuera, de ver como tan pronto recordaba u olvidaba a su antojo
y necesidad.
Así que
al despertar y sentir como aquel vínculo maravilloso que solo el amor regala se
alejaba supo que lo mejor era dejarlo marchar, dejarle como recuerdo de
ese amor platónico, ese que deja la manzana sin morder, fresca y con sabor a paraíso,
alejándose a la deriva del recuerdo de aquello que nunca fue correspondido ni
tuvo la intensidad propia de los amantes apasionados sino la historia de quien da y quien
necesita recibir, entreteniendo una vida a la deriva, la misma deriva donde ahora
marchaba aquella manzana con su nombre y que ahora se secará como se sacan las
cosas que no se les presta la atención necesaria.
Cuantas manzanas hay que dejar pasar con sabiduríam antes de encontrar el amor verdadero
ResponderEliminarBesos
Es muy doloroso sentirse no querido, saberlo reconocer y dar un paso adelante necesita valentía y dignidad, un abrazo Nieves!
ResponderEliminarDar un paso atrás es la mejor solución.
ResponderEliminarBesos