Todos dicen que es demasiado seca, fría y distante, demasiado independiente.
Es de esas personas que necesitan su espacio, su tiempo para ella.
No suele fascinarse por casi nada. Es de esas personas que
vive en la cruz de casi todo. Aprendió a no necesitar nada, a
nadie. Todo lo que posee está dentro de ella o en esa caja de
zapatos.
Es martes, las luces del día a penas despuntan. Ella duerme
con su camisón de verano. Siente el calor del día entrar por la ventana.
Abre con pereza los ojos y sonríe...
"Buenos días nena".
Él está de rodillas sobre el colchón entre sus piernas.
Acaricia sus tobillos, sube sus dedos hacia los muslos y sube hacia su
cintura el camisón. Ella gira con suavidad la vista para mirar como él
la mira y le murmura alguna de esas cosas suyas para hacerla sentir...
Él le pide permiso y ella afirma con la cabeza, sonríe y cierra
los ojos.
Le hace sentir la mujer más bonita del sur. La más deseada, su corazón late con fuerza. Cuando está en la cama con él,
cuando lo siente jugando entre sus piernas olvida todo, toda la
hiel de la vida desaparece. Cuando él está con ella se siente como una niña curiosa
y traviesa. Siente el peso de él sobre su espalda y se deja
enlazar los dedos de sus manos con los de él. Y sonríe, y se siente como mecida
por mareas agitadas, sin miedo a perder el rumbo, sin miedo a caer en las aguas
heladas del nunca jamás, ni en esos remolinos del para siempre, él la mece en
las aguas agitadas del ahora. Se deja mecer mientras aprieta
las manos, mientras se sumerge en las profundidades del océano de todos
los placeres, el ahogo mudo y ese dejarse llevar por las corrientes
del cuerpo.
Él la mira, descubre sus ojos brillantes y abiertos como la que
vio grandes maravillas, con la mirada de una niña avergonzada de haber
encontrado algo tan bueno que lo guarda para ella. Él se tumba a su
lado un momento.
"Buenos días" Dice
ella después de haber recobrado el aliento. Se queda así un
instante hasta que el corazón vuelve al ritmo de mujer seca, fría, distante y demasiado independiente, de mujer que necesita su espacio, su tiempo para
ella. Sabe que el día debe proseguir. Ella se levanta pensando en
darse una ducha. Él le dice que la quiere y ella le dice que lo quiere. Y
recuerda que... Todo lo que posee está dentro de ella o en
esa caja de zapatos.
... Y solo él sabe como realmente ella es, un abrazo Nieves!
ResponderEliminarPocas son así
ResponderEliminarBesos
"Yo también te quiero, pero ahora vete que no quiero acostumbrarme a estar contigo".
ResponderEliminarBesos.
No tiene por qué ser dulce y " riquiña" con todos!
ResponderEliminarBuen despertar!!! Pero podía ser un poquito menos fría.. que por eso no va a dejar de ser independiente,no?
ResponderEliminarMil besos Nieves!!
Hola Nieves
ResponderEliminarApasionado e interesante relato el que nos traes hoy!
Besos
Hermoso relato, Nieves.
ResponderEliminarBesos 🌹 feliz noche 🌃
Siempre apasionada. Bellas letras
ResponderEliminarBesos
A ver si consigo que me despierten así una vez al mes...
ResponderEliminar... vale, me conformo con una vez al trimestre, pero de ahí no bajo
Muchas gracias por vuestras palabras, por vuestras palabras y por estar ahi... siempre.
ResponderEliminarBesitos :)