Teniendo en cuenta los acontecimientos
que sucedieron resulta curioso e inquietante que aquella escapada fuera la
primera que se decidiera ha realizar en solitario y no hablo de la
primera del otoño o del año, no, aquella escapada era la primera que decidía
hacer sola en toda su vida. Estaba cansada de tener que contar con las
amigas y tener que cuadrar agendas, discutir horarios y de esperar semanas para tener una simple escapada de 48 horas.
... ...
Con aquel terrible dolor que la atravesaba lamentó profundamente su
estupidez... "Nunca más en la
vida tendría aquella idea de marcharse sola... nunca nunca más".
La sangre le empapaba la ropa y sus dos brazos rotos impedían
cualquier forma de movimiento, aunque pensaba que aún teniendo sus cuatro extremidades
en perfecto estado no podría escalar aquel hoyo donde calló.
Tras varias horas de gritos pidiendo ayuda e intentar dar vida a
su móvil aplastado por la gran caída al vacío seguía como en un principio, los
gritos no fueron escuchados y el móvil seguía machacado... Entonces fue
cuando la cabecita de un tipo se asomó arriba del hoyo.
Tras varias frases cortas y aclarar la inminente necesidad de
ayuda, el chico intentó ayudar... dejó caer una cuerda que sujetó a un árbol y
bajó hasta donde se encontraba la chica...
Al encontrarse en el fondo, en un húmedo y sombrío agujero en el
bosque el hombre se dio cuenta de la gravedad de las heridas, tenía los dos
brazos rotos, ya casi no los podía mover. Se apresuró en amarrarla con la
cuerda para poderla subir... Pero lo que parecía un héroe anónimo
resultó ser el patoso rural ya que no amarró con fuerza la cuerda y al querer
subir la cuerda se les calló encima serpenteando.
Así que los dos quedaron atrapados en aquel hoyo en el bosque.
El muchacho le hizo primeras curas y torniquetes haciendo que se
sintiera más cómoda y menos dolorida. Después de varias horas allí, unas
inmensas ganas de orinar le llegaron a la maltrecha muchacha, así que él con
todo el pudor y vergüenza que podáis imaginar le tuvo que bajar los pantalones
y sus bonitas braguitas negras... ella lloraba de vergüenza, de dolor, por
sentirse ridícula y torpe.
Durante la noche él la animó; al día siguiente pasaría
alguien, era una ruta de senderistas. La noche fue larga y fría, él se
acercó a ella todo lo que pudo para calentar su cuerpo. El día llegó y con los
primeros rayos de sol la esperanza de que los senderistas fueran madrugadores y
pasaran por aquella ruta pronto. Pero las horas fueron pasando.
Él le hablaba de cosas de su vida, accidentes de amigos y familiares que
resultaron felizmente resueltos. Ella por momentos olvidaba que estaba en una
situación rocambolesca y que no tenía que estar allí sino disfrutando
de la vida en cualquier otro lugar. Pensaba que era de locos
cuando escuchaba sus risas retumbar en aquella trampa de tontos.
Por la tarde cuando aquel niño les tiró una bola de chicle
gritaron tan fuerte que los padres del pequeño asustados gritaron aún más
que la parejita atrapada. Media hora después de ese momento ya estaban camino
del hospital. El hombre aunque no tenía un rasguño quiso acompañar a su
nueva amiga.
El caso es que resulta curioso que desde el momento en que él bajó
por aquel hoyo para ayudarla nunca más se ha separado de ella. Del hoyo
al hospital y del hospital a su casa. En aquellas horas metidos en aquella
absurda trampa se descubrieron; ella descubrió a su héroe patoso y él descubrió
a su Lara Croft hogareña.
Han pasado varios años y hoy ella ha roto aguas en mitad del
salón, él la ha mirado con nervios de no saber muy bien que hacer, él ha
ido por el coche que descansa en una cochera a 500 m. de su casa, mientras, ella
se duchaba y ha recogido la casa para que cuando vuelvan los tres esté todo limpio
y perfumado. Él a penas la ha tenido que esperar. Ha cogido la maletita
de la niña que ya tenían preparada desde hace dos semanas, han llamado a sus
padres y se han dirigido al hospital.
Cuando ha aparcado lo más cerca que ha podido de la puerta de
urgencias ella le ha cogido de la mano y le ha susurrado... "quédate conmigo, no me
dejes sola vale?" "Estaré
contigo" él le ha dado un beso y ella ha tenido la seguridad que
estará a su lado en todo momento... porque desde aquel día que cayeron en la trampa
para tontos él no se ha separado de ella. Ni ella de él.
http://encuentrosantesdelalba.blogspot.com.es/
La vida es una montaña rusa, tal y como la describes en tu relato. De arriba abajo, y de abajo a arriba. Suerte con ese bebe. Saludos.
ResponderEliminarMe gustan los finales felices.
ResponderEliminarBesos.
Felicitaciones. Muy bueno.
ResponderEliminarBesos
Una forma "profunda" de conocer a alguien. Y por suerte fueron felices y comieron perdices...
ResponderEliminar¡Bien relatado, Nieves!
Un gran abrazote.
Tu romanticismo es infinito, Nieves, lo demuestras una vez más en este bellisimo relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
El amor nace donde menos se lo espera, tierna historia Nieves, un abrazo!
ResponderEliminarBuenooooooooooooo, más romántico imposible....
ResponderEliminarEste post necesita bombones y kleenex... no para mí eh...
Besos.
AY Muchas gracias por vuestros comentarios amig@s
ResponderEliminarBesitos a raudales!!!!
:)