Mi sobrino de siete años trae
palitos del colegio, todos metidos en la mochila, algunos en la mano. Imagino
que los coge del recreo. Es fácil caer en la idea que son cosas de
niños. Palos sin valor que terminan en la basura, sin embargo cuando lo
veo llegar con sus palos, le entiendo perfectamente, le gusta su tacto, su
forma, son geniales para ese juego que ha pensado, atrezo para sus fantásticos
montajes de legos. Cuando llega a casa, él que me conoce tan bien como yo a él,
me pide que se los guarde, que no los tire, que son muy importantes.
Ya lo sé, ya...
Yo que soy su tía, hacía lo mismo... y aún con cuarenta
años cumplidos sigo haciéndolo. Lo mío son las piedras, siempre lo
fueron, desde pequeña soy de las personas que van andando mirando el
suelo, nunca me encontré como tantas personas; dinero, carteras ni nada de
valor, creedme que lo pienso mucho, como alguien que mira tanto al suelo nunca
encontró nada. Sin embargo de vez en cuando me encuentro piedras, no
piedras cualquieras, no piedras comunes, claro, de esas hay millones, su forma
me llama la atención, después, su textura al cogerla me convence
para hacerla mía o devolverla al suelo. Mis amigos cuando hacen
viajes siempre me traen alguna piedra, ellos saben que no debe ser una piedra
cualquiera, y es que quien me conoce saben bien cuando se cruzan con ese trozo
de tierra, que es esa la que deben traerme. Ellos lo saben y yo se
los agradezco aún más que si me trajeran regalos de esos valiosos o suvenir
de recuerdos.
Yo soy mujer de piedras y plumas. En cada rincón de mi casa
hay piedras y plumas. Para todos son simples piedras, todas iguales... Yo
sé exactamente cual son cada una de ellas, de donde llegaron, algunas tienen su
propia historia, otras no, para esas yo soy su historia. Aún guardo la primera, esa
primera piedra que guardé en el bolsillo cuando era niña, esa que estuvo en el
estuche del cole algunos años y de ahí a la cajita de cromos y de ahí a la
cajita joyero y de ahí a la caja de cartas de tarot... y ahí está, y ahí
se quedará imagino. Creo que es un bonito lugar para una piedrita de
35 años, una cajita tallada y forrada en su interior de terciopelo rojo.
No me considero rara ni pondero mi diferencia porque estoy
convencida de todos tenemos nuestras propia conexión con el ser primitivo
que aún duerme en nosotros, ese ser que pese a todo lo siglos pasados sigue conectado con la esencia del planeta que nos acoje. Hay quien recupera las hojas caída de los árboles y las guarda en
libros... Hojas, piedras, plumas... los palitos de mi sobrino, son un claro
ejemplo de que lo más simple puede ser lo más valioso.
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http://encuentrosantesdelalba.blogspot.com.es/
Yo también recojo piedras. piedras negras.
ResponderEliminarBesos
Que gracioso, yo también colecciono piedras y ramitas, aunque en la última mudanza regalé la mitad de mis poseciones porque ya ocupaban un espacio demasiado grande, me quedé con lo mas bonito
ResponderEliminarLas texturas y colores de la naturaleza son una delicia y ahora que vas a disfrutar el otoño, los colores ocres, amarillos, morados, son un placer de ver
Besos
Qué bueno que tenga a su tía que comprende esa apego a las cosas que hacen bien al alma, un abrazo Nieves!
ResponderEliminarAquí otro raro que tiene la casa llena de piedras, algún día tenemos que hacer como con los cromos, intercambiar las que tengamos repes,jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo,Nieves y sigue siendo cómplice con tu sobrino.
Me gustan las piedras pero no las suelo coleccionar, sólo tengo unas cuantas que ya las has visto. Lo que no suelo tirar son las cajitas, me encantan: de madera, de barro de cartón...
ResponderEliminarMil besos Nieves!!!
Jo... y yo que no guardo nada, vengo de un universo inexistente?
ResponderEliminarBesos.
Lo dijo Monterroso: "Al despertarme el dinosaurio todavía estaba allí"
ResponderEliminarSi, arrastramos el paso del tiempo.
cada vez que voy a la playa me traigo en el bolso varias piedras.
ResponderEliminarbesos
También formo parte del grupo de las piedras y además de los caracoles, corales o conchillas que se encuentran en las playas.
ResponderEliminarBesotes, Nieves.
Bonito, no hay nada como darle valor a las pequeñas cosas, que al fin y al cabo, son las más grandes. ¡Bravo!
ResponderEliminarMuchas gracias por pasaros y leer mis cosas :)
ResponderEliminarOs deseo un feliz fin de semana amig@s !!!
Besos a raudales