Él entra a orinar. Ella
está en la bañera. Mientras él está en lo suyo la observa en aquel ritual
íntimo de geles con aroma a coco y esponjas naturales. "Amor... ¿me
puedes acercar el champú?”.
Coge el bote; blanco con letras doradas. Ella alarga su brazo y lo
deja en el borde de la bañera. Él no se guarda las ganas y se quita los
pantalones mientras le pregunta si quiere que le lave el pelo. Ella no
dice nada pero el gesto de dejar espacio en la bañera a su amor advierte
su aprobación.
Encajan perfectamente en esa bañera de dos. Deja caer
suavemente el agua sobre la cabeza de la hermosa mujer que siempre será
muchacha. Él se ha colocado a su espalda, con sus piernas
franqueado el suave cuerpo de ella. La muchacha acaricia los pies de él mientras siente
el agua tibia , el champú y los dedos masajeando con suavidad la nuca, la sien,
toda su melena color chocolate con alguna cana furtiva. Aclara el
cabello, desliza sus dedos entre los mechones mientras ella desliza sus manos hasta los tobillos de su amor, acariciándolos con sus dedos arrugados
como tentáculo de pulpo.
Él suspira al ver que terminó. Se desliza y se acomoda hacia
atrás, ella se desliza y se acomoda sobre él. La espuma
cubre sus cuerpos. La abraza, juega con sus pezones sin ninguna otra
intención. Ella gira la cabeza y le da un beso en la mejilla, de esos con
ruido, de esos que gustan y con los dedos de unos de los pies tira hacia arriba del tapón para que el agua desaparezca, dando por zanjado aquel
momento de ritual íntimo de geles con aroma a coco y esponjas naturales hoy con
el extra especial de saberlo compartir. Salen de la bañera, se visten.
Ella se está secando el pelo cuando él aparece por la puerta
"Voy a eso, no tardo". Ella asiente con la cabeza. El
ruido del secador apenas le hace oírle. Él se acerca, le da un beso
en el cuello y le anuncia que cuando vuelva seguirán por donde lo
dejaron. Ella sonríe coqueta, con las ganas guardadas en sus ojos verdes
aceituna.
Siempre es mejor ducharse o bañarse acompañado a hacerlo solo. Los protagonistas se dicen mucho sin apenas palabras.
ResponderEliminarBesos
A veces los silencios compartidos es la mejor conversación :)
EliminarBesitos
Hermoso. Saludos.
ResponderEliminarUn momento de intimidad, dejando en suspenso el desenlace, un abrazo Nieves!
ResponderEliminarNo hay nada mejor que tener a alguien que le enjabone la espalda
ResponderEliminarBesos
Yo sonrío al imaginar esas pupilas verdes.
ResponderEliminarBesos.
Un poco alienígena, no?
Eliminar:) Mejor sus ojos verdes. jajajajaja
Esta gente, está más caliente que la plancha de un sastre, y hacen bien, mientras puedan, leña al bombo.
ResponderEliminarBesos Nieves.
Me guata pero espero la vuelta de él.
ResponderEliminarcorrección:Ella asiente con la cabeza.
Gracias por esa corrección :)
EliminarNo dude que él... volverá.
Un momento precioso.
ResponderEliminarBesos 🌹 🌸 💐 🌼 🌷
Eso de jugar con los pezones sin ninguna otra intención se lo dice a todas.
ResponderEliminarBesos.
Me gusta! :D
ResponderEliminarEspero la continuación... ;)
Besos =)))
Los momentos de intima confianza son los que hacer que una relación se consolide.
ResponderEliminarHermoso tu relato, me trajo bellos momentos pasados...
ResponderEliminarBesos
Gracias a todos :)
ResponderEliminarPodéis leer la continuación...
Mil besitos amigos y feliz semana :)
Das una lección de erotismo sano, con este relato. El deleite de enjabonar a la pareja, que trasliterado también puede ser, el anodino darse besos bajo la lluvia, dibujar la piel de ella...UN abrazo. carlos
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