Recuerda haberlo dejado ahí detrás, en el pasado olvidado, sin
embargo allí estaba en su presente más incierto. Aquel muchacho perdido
había resurgido como hombre reflexivo y con esa comprensión perfecta para esos
momentos que una mujer adulta y soltera necesita.
Aquél hombre había encontrado hábilmente una de esas grietas del
corazón maltrecho de ella. Una mujer que se esforzaba en creer y no
perdía la esperanza de encontrar.
Ella no era religiosa pero había leído la biblia. Cuando tenía
aquel tipo reflexivo y comprensivo junto a ella lo agradecía. Sin embargo era
como el susurro de esos diablillos que te tientan con esos pequeños placeres de
la carne. Era como aquella historia de serpiente y manzanas. Él se sienta junto a ella y comparte el tiempo, siempre
encuentra ese momento perfecto para proponerle hacer esas cosas, podrían
hacer esto, aquello, le quiere hacer el amor todo el rato, quiere que ella se
lo haga, que olvide todo eso que le impide y que le frena llegar a ese
momento de placer y sexo con él, y que él tanto desea. A veces ella detiene su
cháchara de golpe, otras se siente más divertida y le deja hablar, y escucha todas esas cosas que quiere hacerle y que a él le gustaría
que le hiciera, escucha como le aclara que la tiene grande y que nunca falla.
Ella se ríe. Y él sabiendo la respuesta le pregunta si la
convenció. Ella se pasa los dedos por su flequillo con una amplia
sonrisa, llena de paciencia y comprensión vuelve a rechazar esas
lujuriosas siestas y madrugadas. Él le coge la mano y pasa sus
dedos por el esmalte de uñas color azul, si cambias de idea me llamas sea la
hora que sea. Le da un beso en la mano. Y la conversación deriva
ágilmente a temas más mundanos.
No creáis que ella es una mojigata, ella tiene sus propias
tentaciones, también le invaden esas ganas de hacerlo, sus pupilas se
dilatan al pensarlo, un sutil escalofrío le invade al pensarle. Espera pacientemente
que los tiempos le sean favorables. Que ese deseo no se pierda y poder fundirse
en ese hombre por el que guarda las ganas. Espera que él la mire, la descubra y
vea en sus ojos todas esas cosas que le guarda. Ella no quiere perderse
en los placeres y en las risas de esos momentos que todos alientan en
aprovechar con un hombre destinado al olvido. Ella mira esa puerta roja... se atusa el flequillo, te
piensa, espera, tenlo claro, no lo dudes. Aunque insinue historias
para no pasar por mujer solitaria solo son cuentos que inventa. En ella
no hay mayor deseo y tentación que tú. Pese a que en estos días que vivimos el sexo es tan fácil, ella hace mucho que no lo hace. Ella quiere
hacerlo si... quiere hacerlo solo contigo.
Ella quiere lo mejor de lo mejor.
ResponderEliminarHace bien.
Besos.
Ella es una romántica que no busca solo el placer físico, que es fabuloso pero efímero.
ResponderEliminarQuiere abrirle el alma y mostrarle su mundo escondido.
Me gustó, Nieves.
Besos.
... al final ella cederá y seguirá esperando
ResponderEliminarBesos
Me encantó Nieves!
ResponderEliminar=))))
Besos :DDD
Precioso relato, Nieves, tan bien detallado.
ResponderEliminarElla sabe lo que quiere y espera el momento adecuado.
Besos 🌹
El quiere.
ResponderEliminarElla quiere.
Es cuestión de tiempo.
Y mejor que sea mas pronto que tarde.
Querer es poder...El tiempo, las dudas, el qué dirán, el miedo a volver a equivocarse...Saludos.
ResponderEliminarQue se encuentren ambos en la misma sintonía, sería una lástima dejar pasar el tiempo, que no es eterno, un abrazo Nieves!
ResponderEliminarMuchas gracias amigos por estar siempre atentos a mis relatos y compartir vuestros pensaminentos.
ResponderEliminarMil besitos y feliz día !!
:)