Yo nunca tuve anillos de oro,
ni anillos con mensaje y carga emocional.
- Dijo con expresión perdida más que confirmando una evidencia-
a la vez daba vueltas al anillo en su dedo índice.
Estuvimos hablando por mensajes instantáneos durante todo una tarde
y bien entrada la noche. Hablamos de tonterías, de cosas cotidianas, de lo que
estábamos metidos en los últimos tiempos, de lo que nos preocupaba y nos
entusiasmaba. Se despidió con un hasta mañana y un par de emoticonos de
florecitas. Si... también tuve que esquivar ciertos comentarios subidos de
tono, de esos que te sonrojan pero que te gustan aún rechazándolos.
Esa despedida me sonó sencilla, graciosa, después de medio
día de cháchara un hasta mañana pasó desapercibido la verdad.
Al día siguiente llamaron a media tarde al timbre de casa
resultando que era él el que estaba esperando. Me sorprendió, o no, según
se mire, quizás para muchos sería lo más lógico. Que un amigo te visite
un día cualquiera es uno de esos regalos y sorpresa que gustan tener.
Después de un rato, en mitad de la merienda que preparé me sacó un
anillo, no uno cualquiera. Me explicó que era el anillo de boda de su
padre, que lo había tenido él muchos años pero que quería que lo tuviera yo.
Sabía que yo no lo amaba, al menos como él soñaba, aún así, dijo
que ninguna mujer debía tener ese anillo, que ese anillo era mi anillo desde
hacía muchos años, que me pertenecía por corazón. Aunque no coincidíamos
en ese amor sí lo haciamos en esencia de vida, vida complicada, vida con
turbulencias...
Si, claro. Le dije que debía esperar, que debía dárselo a
una esposa, madre de sus hijos... Era un anillo de boda, de promesas y yo
no era esa mujer.
Él me miró desconcertado en primer momento, después volvió a mirar
el anillo.
Mientras, yo me reafirmaba en silencio oculto que ni quería ser su compañera, ni la mujer que engendrara sus hijos. Respetaba su decisión
pero lo correcto era rechazar tal presente.
Entonces él volvió a decir... mira, no hay mujer en mi vida,
nadie que me dé más vida que tú. Eres la única mujer que se para conmigo a
tomar un café y me das fuerza para seguir en este mundo. Sé que no me
quieres, que por no querer no quieres ni hacer el amor conmigo. Puede que
el futuro me traiga una mujer, si, puede que un día me veas con alguna que diga
ser mi compañera de vida pero... verás, estoy cansado de ver este anillo en su
cajita desde hace 18 años, son demasiados años sabiendo que ese anillo es
tu anillo. Comprendo que lo rechaces, puede que creas que implica
otras cosas más intensas pero no... me conoces y sabes que no. Si
no lo quieres lo entiendo. Lo guardaré en su cajón y allí quedará para siempre,
para siempre - repitió- Que tú lo rechaces no implica que se lo dé a alguna
otra mujer que no será mas que una mujer que acompañe mi soledad, será la que llene mis días, no la que conoce quien soy yo.
Lo acepté. Le di un beso en la boca. Él es al único
amigo que le doy besos en la boca. Siempre he sabido que la vida es mas
sencilla de lo que pensamos, que el alma y los corazones de las personas
necesitan hacer cosas así, y que rechazar lo que nace del corazón es un acto
tiránico. Así que le dije lo más bonito que pude decirle sabiendo
lo importante de ese objeto, le dije que siempre podría pedírmelo y
lo acepté.
Yo nunca tuve anillos de oro, ni anillos con mensaje y carga emocional.
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Si él lo quiere así porque no aceptarlo?
ResponderEliminarSi algún día lo pide se le devuelve.
Besos.
Que se dejen de gaitas con el anillo, que me lo den a mí y ya lo venderé yo.
ResponderEliminarBesos Nieves.
Qué tierna historia, Nieves....y triste también.
ResponderEliminarBesos, Nieves =)))
Tener una buena amiga es importante.
ResponderEliminarQue la relación sean desequilibrada no implica que no pueda ser buena si ambos aceptan la situación.
Llevar el anillo de su amigo es una manera de valorarlo.
El 💍 en cierta forma sellará para siempre esa amistad tan bonita.
ResponderEliminarBesos
Bien por los dos, por tener una actitud honesta y valorar los sentimientos de cada uno, un abrazo Nieves!
ResponderEliminarLe pedí que fuese mi corteja y ella me dijo "de todo hemos hablado menos de amor, tengo un novio" Sentí que me hundía en pozo negro y profundo, ella me ayudo a ponerme el abrigo y me acompaño hasta la puerta y volvió a preguntarme "si estaba bien" apoyándome en las paredes llegue a mi casa.
ResponderEliminarPasaron tres días y ya no pude aguantar y volví a visitarla, ella me recibió muy contenta y volvimos a ser amigos y de vez en cuando la abrazaba y la besaba.
Muchísimas gracias por vuestros comentarios y aportaciones tan bonitas... ( Gracias Chaly)
ResponderEliminarBesitos!!