A veces sabes que algo va a pasar, lo notas... en el ambiente... y no
duermes por las noches, una voz en tu interior te dice que algo va a
pasar, y no puedes hacer nada para impedirlo.
Él tenía una especie de enfermedad triste, de tristeza enferma, llegó
el momento en el que ya no pudo sentirse peor. Se abandonó y se dejó caer a las
profundidades del gran pozo.
Allí lo encontré, por azar, en la confortable oscuridad de su soledad,
ausente de un mundo en el que de golpe creyó dejar de encajar.
Imagino que quien anduvo en lodo y desiertos, reconoce a uno de los suyos
casi a primera vista y eso es lo que me sucedió. Reconocí su mirada
hueca, su desgana, sus silencios y ausencias. No pude evitar quedarme a
su lado, susurrarle al oído esas cosas que hacen reaccionar o en todo caso
queda en la mente como semilla que terminará germinando cuando la enfermedad
triste se cure y vuelva la primavera y los sonidos de panderetas.
Así fue como después de algún tiempo, con la paciencia
de un viejo relojero logré poner en latido perfecto el corazón que paró de
tristeza. Y entonces me miró como Tom sawyer miraba a Huckleberry Finn, amigo
con el que escapó de su asfixiante vida pero con el que sabía no había futuro
común... mis sentimientos se removieron, se agitaron como el agua en una
botella en manos de un niño. Y volví a recordar...
A veces sabes que algo va a pasar, lo notas... en el ambiente... y no
duermes por las noches, una voz en tu interior te dice que algo va a
pasar, y no puedes hacer nada para impedirlo.
A estas alturas de mi vida ya no le voy a prometer amor eterno a
nadie ni espero que nadie me prometa nada. Eso son sólo cuentos de princesas.
Si de verdad quiero a alguien, si siento que la persona que está a mi lado, se
merece compartir lo más importante que tengo, que es mi vida, voy a hacer lo
posible para que quiera recorrer el mundo de mi mano, voy a lograr que se
sienta querido y deseado. Voy a dejar de hablar y voy a demostrar. Sin
promesas, sólo con hechos y con verdad. La vida me ha enseñado que hoy no
pienso lo mismo que hace unos años, que algunos amigos ya no están, que el
corazón se rompe con facilidad y que vivimos demasiados desengaños. Así que no
quiero prometer ni que nadie me prometa nada. Es mejor así, dejar que el tiempo
y las acciones decidan y que pase lo que tenga que pasar…
Siempre estuve un poco loca y tuve esa necesidad de rescatar "las ranas del pantano". Sólo puedo decir en mi defensa que siempre estarán en ese lugar, entre mi pecho y mi alma.
El buen samaritano jamás espera una recompensa
ResponderEliminarLa vida da muchos palos, y si bien es cierto que las cosas se deben hacer por que salen del corazón, y no por interés. Tampoco se merece uno que te desvivas por otra persona, para ayudarle en una mala situación, y luego te dejen en un segundo plano, o tirado como una mierda, que es mucho peor.
ResponderEliminarBesos Nieves
Lo mejor de tanto dolor es que te dejó una enseñanza que no olvidarás, los errores son una escuela de la que se sale con el corazón roto pero con medalla de oro en experiencias
ResponderEliminarAhora espero que sin buscarlo encuentres a la persona indicada, a ese ser especial, que anda por el mundo y quizás esté a la vuelta de la esquina
Besos
Cantares, debo aclararte que esta entrada no es ninguna reflexión desde un punto personal. Sale como es habitual de reflexiones de la vida desde in punto de vista general escrito, eso si, en primeta persona...
ResponderEliminargracias por tus palabras amiga!!!
Mejor sin promesas, las promesas incumplidas duelen toda la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
aprecciate much your blog kisses
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros comentarios y las visitas que me haceis que siempre me alegran tanto...
ResponderEliminarMil besos !!!
:D
Estar en la vida para extender la mano, entregar el alma, eso es vivir, hermoso relato, Nieves, un abrazo!
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