El día en que volvió a la casa de sus padres tras su muerte repentina en un accidente de tráfico fue el día mas triste de su vida. Aunque hiciera seis años que no los veía.
El clima húmedo y lluvioso le incomodaba, después de una década viviendo cerca del ecuador había olvidado lo que era tener que vestirse para vivir, hacía años que vivía en chanclas y vestidos vaporosos.
Nunca tuvo intención de quedarse. Puso la casa en venta y se alojó en ella para poder enseñarla a todos los posibles compradores que se interesaban por ella.
Contrató a un decorador de interiores para modernizarla y que fuera más llamativa y actual, lo cambió casi todo. Sólo dejó un par de cosas que le daban cierto toque vintage a la estancia que los ocupaba; El viejo baúl de la esperanza a los pies de la cama de matrimonio y el espejo de moldura romántica del salón.
Cierta noche, se despertó con un fuerte crujido. Se alertó y se levantó para asegurarse de que todo estaba en orden... Al llegar al salón descubrió que el cristal del espejo se había quebrado, no se había desprendido pero las líneas en forma de tela de araña cristalizada no daba lugar a la duda.
Al día siguiente llamó al cristalero pero le avisó que tardaría en poder atenderle. Ella optó por esperar y no tocar el espejo, temía que al manipularlo se desprendiera y terminara con un buen corte.
*
Aquella noche estaba feliz, hermosa con su vestido y sus pendientes de pequeños diamantes engarzados. Hacía meses que no tenía una cena en la que tuviera que tener en cuenta tanto, la elegancia y etiqueta. Las gotas de perfume resbalaban por su cuello cuando escuchó el zumbido en sus oídos, sintió cierto aturdimiento y temió desmayarse justo esa noche de gala.
Tras unos segundos todo volvió a la calma. El aturdimiento y el zumbido desaparecieron. Salio del dormitorio y bajó hasta el salón. Justo antes de salir y montarse en el taxi que la esperaba ya en la puerta, tuvo el impulso inconsciente de mirarse en el espejo, se volteó para verse la espalda y se acercó para deleitarse con el brillo de sus pendientes. Estaba hermosa, se sentía hermosa... Se sonrió ... y aquella sonrisa se cristalizó en el reflejo, y una nueva grieta formó parte del espejo. El zumbido volvió de golpe, aún más intenso, y de pronto vio que la que se reflejaba en el espejo no era ella, llevaba el mismo vestido, los mismos pendientes, incluso el mismo corte de pelo, pero no era ella, no era ella, no era ella... no... el aturdimiento volvió. Creyó caerse de bruces, cerró los ojo y se agarró al marco del espejo. Al abrir los ojos después de sentir que nuevamente todo volvía a la calma, descubrió que ella no era la persona sino el reflejo, y el reflejo ahora era persona...
Tras el espejó esperó días, semanas... A veces escuchaba ruidos y voces, aire que se colaba por las grietas del espejo. Una vez que el espejo fue reparado, ella dejo de escuchar, de sentir, se perdió en el limbo de los reflejos, y poco a poco dejó de serlo y se desvaneció en un profundo letargo maldiciendo a quien ahora vivía su vida esperando que en algún tiempo, el cristal pudiera quebrarse, y entonces ella pudiera escurrirse entre las grietas como el viento, como un soplo de escalofrío que era en lo que se había convertido... y regresar al otro lado.
- Para M. Vera-
Muy bueno Nieves! Ahora cabe esperar que alguien rompa el encantamiento! Un abrazo y gracias por arreglar el problema de las entradas para comentar, hoy pude hacerlo sin ningún inconveniente, un abrazo!
ResponderEliminarhello my sweet snow you read you is a delight every day. much kisses
ResponderEliminarMe ha dejado inquieta lo del espejo. Necesito saber quién era esa mujer del reflejo..... Habrá segunda parte???? Mil besos!!!
ResponderEliminarExcelente. mis felicitaciones
ResponderEliminarAbrazo