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♥ Entra y siéntete en casa ...

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viernes, 24 de julio de 2015

Amores cercanos


  Había escuchado hablar de él.  Los recovecos del destino hicieron que él tuviera que quedarse cerca de ella una larga temporada.
Ella se sentía extrañamente atraída por él... a pesar de ser un hombre rudo y desaliñado,  le gustaba verle en la puerta de su casa poniendo a punto su moto, con las manos y la cara llena de grasa,  con las herramientas esparcidas por la acera, y hablando con todo el mundo que pasaba por su lado y le saludaba.
Sin embargo a ella la ignoraba, cuando ella pasaba era como si fuera la brisa de la tarde, o un gorrión que picotea los restos de algún bocadillo, no la miraba, no saludaba, no despegaba la vista de lo que estaba haciendo,  por muy corta que fuera  su falda o por muy bien que oliera su perfume.  Ella era invisible para él.

Aquél verano él solía leer en la puerta de su casa por las noches, en ocasiones uno de los vecinos se sentaba con él y se bebían una cerveza.  Ella solía estar con las amigas, hablando de los planes para el otoño o escuchando las historias amorosas de sus amigas. Todas se habían empeñado en que le diera una oportunidad a Pedro, que estaba por ella desde cuarto, pero a ella no le gustaba Pedro, de echo no le había gustado nadie nunca  hasta ahora.

" A Angélica le gusta el viejo ese"
"Que viejo?"
"Si ese de ahí enfrente, mi madre dice que es un desgraciado..."

Aquella palabra fue desoladora, como un salicor recorriendo un páramo polvoriento y desértico. No pudo evitar fruncir el ceño. Sus cuatro amigas no dijeron nada pero supieron que era cierto, a Angélica le gustaba ese tipo raro y estrafalario, además de viejo y medio calvo.

Cierto día de aquel verano el hombre llamó a la puerta de la casa de Angélica, venía a ayudar a su padre a sacar algunos trastos del sótano.  Ella se sentó  en el último peldaño de las escaleras leyendo un libro haciéndose ver mientras su padre y su nuevo amigo bajaban y subían por las escaleras de sótano.   Un buen rato después el padre de Angélica le invitó a una cerveza, ella permanecía en el mismo sitio. Con el libro entre sus manos y atenta a la conversación de los dos hombres.

"Ese libro no es demasiado complicado para ti?  Yo lo leí hace un par de años"

Ella cerró el libro lentamente y subió la mirada hacia él.  "Me gusta aunque haya partes que no comprenda demasiado"
"Que es lo que no entiendes? "

Tres horas después aún estaban con el libro entre las manos aunque la conversación se había derivado a otras historias y recuerdos.
Resultó que aquél hombre había estado 15 años en una plataforma petrolífera en mitad de alguno de eso mares lejanos que  Angélica no alcanzaba a imaginar.  Hacía un tiempo tuvo un accidente y desde entonces no había conseguido encontrar un hogar donde asentarse.
Todas las noches Angélica se acercaba  donde su vecino y le preguntaba cosas del libro, y él se las explicaba y se lo leía con detenimiento, mientras ella lo miraba con su carita iluminada.
Él se bebía una cerveza y se  fumaba un cigarro mientras ella miraba las fotografías que traía el libro.
"Siento no poder darte algo de beber, solo tengo cervezas"
" De vez en cuando bebo cerveza"
"Pero eres muy joven... "
" Ya no soy una niña,  ya he bebido mis cervezas y fumados mis cigarros" Dijo con cierto alarde de rebeldía injustificada.

 El hombre no pudo evitar sonreír. Pero su sonrisa se congeló cuando aquella jovencita dejó el libro a un lado, se levantó y dio un trago a su cerveza.

" No sé de qué te ries... Estoy harta de venir todos los días con este libro que no me gusta nada,  de mirarte y contarte todas las chorradas que se me ocurren, cuando la verdad es que vengo con la misma idea  que me marcho cada noche"

No dio tregua a nada más. Angélica se acercó y le dio un beso con los labios cerrados y apretados como si se hubiera estado guardando las ganas demasiado tiempo, como si besara a un gran oso de peluche y no a un hombre que en esos  momentos estaba petrificado, esperó a que la jovencita se alejara de él y tras morderse los labios saboreando el lápiz labial con sabor a frutas consiguió decirle algo.

"porqué lo has hecho, que pretendes "
" Me gustas, y quería hacerlo"
" Pues yo voy a hacer como que no ha pasado nada, no voy a hablar de ello más y espero por tu bien que no lo intentes más.  Supongo que han sido las hormonas y estas calores... "

Angélica marchó a casa esa noche con la idea en la cabeza de no volver más, de echo estuvo exactamente catorce días sin ir, volvió por culpa de  su padre que la mandó para que le avisara que tenía un trabajillo para él. 

A partir de ese día volvieron a hablarse.  Los padres de la jovencita le presentaron una mujer amiga de la familia, enviudó demasiado pronto. Sin embargo él no quiso tener ninguna relación. Era un tipo complicado, todo un desastre cuando amaba, no comprendía el corazón de las mujeres, no sabía sobrevivir a las rupturas, prefería tener mujeres esporádicas sin complicaciones sentimentales.

La jovencita terminó saliendo con Pedro, terminó sus estudios universitarios y volvió al pueblo donde se reencontró con su vecino.  Él apenas había cambiado pero ella se había convertido en una hermosa mujercita. 

Todo resultaba natural.  Aquél Domingo en la barbacoa todos estaban a lo suyo, Angélica se sentó en las piernas del vecino, que después de tantos años era como de la familia,  él saboreaba un caramelo con palo y ella se lo quitó de la boca  para saborearlo ella,  fue un solo gesto... ella se levantó y él la acarició de forma espontánea, ella no hizo nada, se dirigió a  otro grupo de amigos para charlar y él siguió con el grupo con quien estaba antes de ser interrumpido. Fue un instante... pero Pedro supo  justo en aquel momento la verdad. El corazón de su prometida era de ese hombre que le superaba en edad y experiencias...

Cuando Pedro le insinuó  lo que le rondaba por la cabeza Angélica no pudo negarlo y dijo la verdad. 

...Había estado enamorada de aquél hombre desde que tenía 16 años, él la había evitado durante muchos años pero algo cambió en él hacía dos años, cuando le contó que se había prometido con Pedro y que cuando volviera al pueblo se casaría.  Entonces todo cambió en su perspectiva, se declaró, se lanzó, se entregó con la misma inseguridad que Angélica había demostrado aquella noche ya perdida en el tiempo pero tan presente en el corazón y el recuerdo de ambos.

Pedro marchó, dejando libre a su quería Angélica, pero ella ya hacía años que pertenecía  a alguien, su vida no cambió con la marcha de Pedro, un hombre al que quería pero nunca pudo amar...  porque el hombre con el que se quedó toda la vida ya estaba dentro de sus pensamientos y de sus sueños. 
 Nadie entendió aquella locura digna de Angélica, a nadie le gustaba aquel hombre  "Hacían una pareja horrible" era lo que murmuraban todos... 
Pero cuando estaban en casa, los dos solos eran los más felices del mundo.



8 comentarios:

  1. Bonita historia!!! El amor ha triunfado una vez más pese a todas las habladurias.... lo importantes es que son felices. Mil besos!!!!

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  2. He visto parejas con diferencias de edad inmensas y funcionaron y funcionan a las mil maravillas
    Va en las personalidades
    Me encantó el relato
    Besos

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  3. Una hermosa historia de amor verdadero, Nieves, ese que no se va con el tiempo y la distancia, no dudo de que serán muy felices con sus diferencias y similitudes, la gente siempre se lleva de prejuicios, un abrazo!

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  4. Muy bonita la historia , Nieves, y muy instructiva, leyéndola aprendí que hay barras de labios con sabor a "brutas",jejeje
    Un beso con sabor a sal de mar.

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  5. aprecciate much your blog kisses

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  6. Muchas gracias amigos, por vustra visita y simpatía.

    - Si Tejón, los hay de todos los sabores, fresa, frutos del bosque, cereza... Te entra hambre cuando los pruebas. :)

    Mil besitos!!!

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  7. Si pero aún no has rectificado,sigue poniendo brutas en lugar de frutas,jjjj

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  8. No lo había pillado!!!!! jajajajaja Ya.. ya lo cambié

    Un besito Jesús... y gracias :)

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Hola chic@s!!!!
Gracias por visitarme, por estar y compartir tus pensamientos....