Es un pueblo distinto. Muchos son los que terminan alejándose de él. No vuelven nunca más. Los que se quedan se sienten protegidos, a salvo, magnetizados por el influjo de la tierra, de sus gentes. A mi me gusta pensar que es el pueblo el que elige sus habitantes.
Así lo siento porque yo nací a miles de kilómetros de aquel pueblo y sin embargo entiendo que todos los pasos que di desde el mismo día que nací me dirigieron hasta ese punto donde mi coche pinchó. En mitad de aquel desconocido lugar. Junto aquella casa rodeada de campos de lavanda. Cuando bajé del coche aún no podía saberlo, pero no volvería a marcharme nunca. Aquella tierra me sedujo, me atrapó.
Fuera de aquel pueblo resultó que no era nadie y allí comencé siendo el tipo que se quedó en la posada de Victoria mientras arreglaban el pinchazo del coche y terminé siendo el marido de Elisa, el padre de Pedro. Elisa tenía a Pedro en su vientre cuando la conocí pero ese es nuestro secreto.
Yo era un tipo solitario y ella una chica triste. Ahora somos una familia, criamos conejos y sembramos maíz, patatas, tomates, pimientos... Tengo una cuadrilla de amigos, vecinos. Compartimos los triunfos, nos ayudamos en las dificultades. Elisa está en el club de lectura y escribe cuentos que lee los domingos en la biblioteca. Pedro es un niño alegre, todos dicen que se parece mucho a mi, la abuela Matilde se empeña en decir que somo como dos gotas de agua. El pelo rubio y los ojos claros nos asemejan, es verdad, es como el guiño de un destino amable, mi hijo sonríe orgulloso de ser como yo y se empeña en ayudarme en la granja, persigue los conejos que se escapan, les pone nombres y les da de comer.
Nadie conocía mis actos antes de llegar a ese pueblo, todos confiaron en mí, sin embargo el recuerdo y el susurro de mis viejos pecados aún perduran en noches como esta, noche de verano, con una luna gigante en el firmamento, la misma luna que iluminó aquella noche perdida en el tiempo mis manos de sangre ajena.
Ahora me siento a salvo, bajo la protección de un pueblo distinto a otro cualquiera. Un pueblo que, como me gusta pensar, me eligió como habitante.
Nadie conocía mis actos antes de llegar a ese pueblo, todos confiaron en mí, sin embargo el recuerdo y el susurro de mis viejos pecados aún perduran en noches como esta, noche de verano, con una luna gigante en el firmamento, la misma luna que iluminó aquella noche perdida en el tiempo mis manos de sangre ajena.
Ahora me siento a salvo, bajo la protección de un pueblo distinto a otro cualquiera. Un pueblo que, como me gusta pensar, me eligió como habitante.
Yo también te echaba de menos...
ResponderEliminarMe gusta tu dulzura al escribir, tus palabras siempre tiernas y ese modo que tienes de decir hilvanando letras, frases que hacen historias como esta, donde un lugar, te escoje, te arropa y te deja hacerlo tuyo.
Salvando obviamente las distancias, me he sentido un poquito aludida, (no en todo, claro) pero si en el modo en que los pueblos y sus gentes te acogen, cuando andas de aquí allá, lejos de casa, con la maleta a cuestas, sentirte acogida por un lugar donde dejar unas poquitas huellas es importante.
Me alegro de volver a estar y poder dejarte mis comentarios.
Besitos mediterráneos.
Uff Nieves, este relato puede dar mucho juego... Me ha encantado!!
ResponderEliminarMil besos!!!
Hermosa historia, Nieves.
ResponderEliminarMerece tener esa segunda oportunidad.
Besos, buena noche
Aunque gracia no hace ninguna cuando te pasa, bendito sea aquel pinchazo que le cambió la vida por completo. Como la vida tranquila de los pueblos no hay nada. De hecho antes no sucedía, pero ahora ya hay mucha gente que cuando se jubila, después de haber estado muchos años en las grandes ciudades, se marchan a vivir a su pueblo natal.
ResponderEliminarBesos Nieves.
Nieves, este relato tuyo, tan intenso, me recordó parte de un poema hermoso, "lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado" Un abrazote!
ResponderEliminarA veces buscamos el lugar, pero un lugar nos encuentra
ResponderEliminarAbrazos
No se porqué pero este relato tan bonito me anima a recomendarte el último libro que he leído, acabo de dejarlo esta mañana en la biblioteca. Se titula "El viaje de Tanaka" de Javier Cantero, el presentador de los telediarios de tele5.
ResponderEliminarUn abrazo,Nieves.
*Gala, Como me gusta verte por aquí, gracias por tus palabras tan bonitas.
ResponderEliminarGracias por estar...
:)
*Patry Muchas gracias por no perderte ni uno de mis relatos. Mil besos!!!
*Vero, todo el mundo la merece, lo importante es rectificar a tiempo para poder disfrutar de esa nueva oportunidad de vida.
Mil Besos!!!
*Rafa, es verdad, a nuestro pueblo están volviendo muchos jubilados, pero también es verdad que se están marchando muchos jóvenes. La vida de los pueblos son así unos llegan otros se van y los que siempre estamos somos los que mantenemos con vida sus calles y sus historias.
Besos !!
* Cristina, lo he buscado para leerlo, es precioso, gracias por nombrarlo.
Mil besos!!!
* Lapislazuli, así es como me gusta penar que ocurre, los pueblos y su gentes, cada uno de ellos tienen un algo espacial que te atrae o te repele, así es como yo lo siento.
Besos!!!
*Tejón, He oído hablar de este libro, ahora que tú me lo recomiendas no me queda otra que leerlo, porque si ya me causaba interés ahora ya se añade la expectación.
Tengo un par de libros en la recamara, pero este será el próximo.
Ya tendrás noticias de cuando lo tenga en mi poder.
Besos y Muchísimas gracias por tu regalo... si, no hay mejor regalo que la recomendación de un buen libro. :)