En el décimo quinto aniversario de la muerte de Kubrick el cine central de la ciudad proyectó todas las películas del director de este séptimo arte.
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Él era un tipo cualquiera, un tipo anónimo que elegía la última sesión en días laborables para ver sus películas favoritas. Esa noche era una de esas ocasiones en que no hay nadie más que tú en la sala de cine.
Eligió asiento, palomitas a un lado, botella de agua al otro.
La película elegida "La chaqueta metálica". La había visto muchas veces pero nunca en el cine, en 1987 era demasiado joven para verla.
Minutos después entró en la sala una mujer, la sala ya estaba en penumbras y no pudo ver más que su silueta, era una mujer cualquiera, una mujer anónima con las mismas preferencias horarias.
Miró fugazmente al hombre al escuchar el crujir de palomitas y eligió asiento al otro lado de las escaleras, varias filas por delante.
La película transcurría .... y llegó ese momento de alarde a ciertas características masculinas.
La mujer se levanta del asiento y comienza a dar paseillos escaleras arriba, escaleras abajo, cantando a gritos, al unísono de los reclutas...
Aquí mi fusil, aquí mi pistola
uno da tiros, la otra consuela
(incluso reproducía ese gesto soez, llevando su mano a la entrepierna)
Aquí mi fusil, aquí mi pistola
uno da tiros, la otra consuela
Aquí mi fusil, aquí mi pistola
uno da tiros, la otra consuela
Cuando terminó la escena la mujer se sentó. El hombre que había permanecido absorto por el asombroso momento vivido, volvió a ponerse en una postura cómoda porque durante ese momento parecía haberse hundido en el asiento como si con ello pudiera desaparecer de aquella sala.
Después de 120 min. las luces de la sala se encendieron. El hombre y la mujer, anónimos por completo, salieron uno tras otro por las escaleras exteriores, porque a esas horas ya no se podía acceder al interior.
Ella adelantada con paso firme, apresurado. Él aún atónito. Teniendo la sensación de haber compartido un momento difícil de clasificar, bastante kafkiano... con K de kubrick.
No me extraña que tuviese esa sensación.
ResponderEliminarMe encanta ver películas, y si me gustan no me importa repetirlas más veces.
Besos, buena noche Nieves
Si que estuvo sorprendido, no era para menos, aunque en mi posición esas situaciones las veo muy graciosas. Un abrazo
ResponderEliminarKubrick fue un gran director de películas nada sencillas, pero que marcaron, como Odisea del espacio, La naranja mecánica o El resplandor.
ResponderEliminarLa chaqueta metálica aquí se llamó Nacido para matar, pero no la vi.
Hiciste un buen recuerdo para este director.
Besos, Nieves.
Curioso el comportamiento de esa mujer...no sé como el pobre hombre no salió asustado de la sala. La chaqueta metálica no la he visto.
ResponderEliminarMil besos!!!
Buen recuerdo para Kubrick, que curiosa actitud de la mujer
ResponderEliminarAbrazos
... En ciertas ocasiones presenciamos actitudes de las personas que nos dejan boquiabiert@s... Esta situación podía ser una de esas no?
ResponderEliminarMil besos!!!
Momentazo,vamos, para haberlo visto,jajaja
ResponderEliminarUn beso, Nieves.
*TEJÓN, ... Y que lo digas ! A mi me pasa esto, y aunque en el momento intentaría hacer como si no hubiera pasado nada, seguro que después se lo contaría a todos los amigos, incluso a los amigos del blog, que tanto le gusta una historieta... pero que conste que estos dos eran totalmente anónimos!!!
ResponderEliminarUn abrazo Amigo!!