Como cada Sábado en la sobremesa Fátima se acercaba a casa de Silvia. El utilizar la tarde de Sábado como sección de peluquería se había convertido en algo imprescindible. Después de lavarse concienzudamente el cabello Fátima se sentaba en un taburete, Silvia le secaba la melena no demasiado larga con el secador, después colocaba un mechón sobre la tabla de planchar la ropa, extendía un pañuelo sobre el mechón y pasaba la plancha sobre el pañuelo, poco a poco obtenías un cabello liso oriental perfecto para lucir en la noche discotequera, el proceso era lento y agotador, nada que ver con los tiempos de hoy que las planchas especificas para el cabello te alisan el cabello en una pasada.
Las dos amigas habían descubierto que peinando una a la otra obtenían mejores resultados y la tarde se les pasaba rápido hablando y echándose unas risas.
Casi había terminado de peinarse Fátima, hacía rato que las dos estaban escuchando los golpecitos en la ventana, las dos habían actuado como si nada, ignorándolo, siguiendo la conversación pensando que no se volvería a escuchar más... Esta vez tras media hora en esa situación el golpe fue tan fuerte que creó cierta incomodidad en el ambiente. Fue Fátima quien decidió hablarlo.
- ¿Lo vas a seguir ignorando?
- No se... estoy cansada Fátima, no tengo fuerzas ni aguante para mas... ¿Habéis hablado vosotros?
- No, ya sabes como es, es reservado para estas cosas.
Silvia se aceró a la ventana y la abrió, la brisa templada de la primavera aireo en cierta forma el ambiente de la habitación que concentraba el vapor y el calor de la plancha.
Unos segundos después una piedrita entró, estaba envuelta por un papel blanco. Sin más volvió a cerrar la ventana. La piedra permaneció allí donde cayó durante un buen rato. Fátima le dijo si podía leer su contenido y su amiga le aclaró que podía hacer lo que quisiera.
La letra era clara y redondita, no habitual en los hombres, se notaba que había puesto el máximo interés para escribirla. " Le pedía perdón si en algo se había equivocado, le repetía lo mucho que la quería y lo importante que era ella en su vida, necesitaba saber el porqué de su actitud y aclaraba que no se iría del portal hasta que no hablara con ella".
Silvia fue a la cocina a preparar café, Fátima se asomó por la ventana y lo vio en la acera, allí parado viendo el tiempo pasar...
- Sigue en la acera
- ¿Queee?
- Que sigue ahí en la calle - habló mas alto-
Abrió la ventana y él como si tuviera oído arácnido miró hacia arriba, saludó con la mano a Fátima y ésta le dijo que iba a bajar.
Tardó apenas dos minutos, sólo tenían que bajar dos tramos de escaleras, cuando bajaba el último tramo él la esperaba en el último escalón. Se dieron un beso como saludo y se sentaron en uno de los escalones.
- ¿ Qué le pasa?
- No le pasa nada grave, simplemente está cansada, no puedes negar que es difícil llevar este tipo de relaciones. Déjala a su aire, ella sabe que la quieres, puede que tan solo necesite un tiempo, si lo que te preocupa es saber si has hecho algo concreto que la haya molestado te puedo decir que no. Ella no te reprocha nada.
Se quedó pensativo unos largos segundo, pasó su mano desde la frente a la nuca, resopló, suspiró, retuvo el aire en sus pulmones expandiendo su pecho no demasiado atlético. Miró a Fátima que ocupaba un trocito de escalón y mantenía la espalda recta como si estuviera en una oficina de atención al cliente.
- ¿Y tú, como estás?
- Bien... guay...
- Quiero decir si estás contenta, si necesitas algo, si necesitas que te acompañe a algún sitio, no sé.
- No... no necesito que me acompañes a ningún sitio especial, estoy bien... y muy contenta contigo.
- Sabes que te quiero mucho, lo último que quiero es complicarte la vida. Se le notaba cierta actitud de culpabilidad.
- Pero que estás diciendo, yo te quiero tal y como eres, así, loco y atolondrado, nunca me ha importado que amaras a Silvia, lo sabes, tampoco me importa que ames a Nuria, eres perfecto para mi, me centro en nuestra relación y que seas tan feliz como yo lo soy, no quiero que te sientas mal pero deberías estar acostumbrado, en las relaciones que te gusta llevar esto es lo que sucede, unas se van y otras llegan...
- Quieres decir que Silvia se me ha ido
- No lo sé, te digo que no debería afectarte tanto.
Volvió a pasar su mano desde la frente a la nuca, -síntoma de que sus pensamientos le martirizaban y quería solucionar lo que posiblemente no tenía solución- "que has querido decir con lo de unas se van y otras llegan, quieres decir que un día me dejarás de querer tú también"
Fátima dijo no querer hablar en esos momentos de ese tema, era algo que sólo pensarlo le partía el corazón, esa situación ni se le pasaba por la cabeza.
La muchacha se levantó, se estaba demorando mucho y aún tenía que peinar a su amiga. Él permaneció sentado, "Bueno, me marcharé a casa, ¿Vendrás luego?"
Ella titubeó, le miró "lo más seguro es que no, mejor mañana, ¿quieres que vaya a comer?"
Aceptó la propuesta y decidió levantarse para marcharse, ella se dirigió escaleras arriba y él a la calle, ambos giraron sus miradas y sonrieron, volvieron sobre sus pasos y se despidieron con un beso, él la abrazó con ternura, ella le susurró algo al oído que provocó que la besara con no demasiada pasión por estar en espacio público, no le apetecía que un vecino los descubriera y se escandalizara, Fátima seguía besándole, él la cogió a horcajadas y bajó el tramo que daba al semisótano donde se encontraban los contadores y el almacén de la comunidad del bloque, allí la besó con pasión y arrebato durante largos minutos.
Fátima subió rauda al segundo C. Al llegar, Silvia ya tenía el pelo seco y Fátima se preparó para planchar el cabello a su amiga que no tardó en preguntarle como estaba y que le había dicho.
- Está preocupado, triste, no entiende muy bien tu postura, pensaba que había hecho algo concreto que te había molestado, pero bueno debes hacer lo que tu corazón te dicte Silvia.
- ¿Te quedarás hoy con él? seguramente necesitará compañía, ya sabes que no soporta estar solo cuando está triste.
- No , hemos quedado para mañana, iré a comer con él y por la noche iremos al cine.
- Menos mal que te tiene a ti para ir al cine, yo no soporto vuestros gustos cinéfilos.
Fátima subió rauda al segundo C. Al llegar, Silvia ya tenía el pelo seco y Fátima se preparó para planchar el cabello a su amiga que no tardó en preguntarle como estaba y que le había dicho.
- Está preocupado, triste, no entiende muy bien tu postura, pensaba que había hecho algo concreto que te había molestado, pero bueno debes hacer lo que tu corazón te dicte Silvia.
- ¿Te quedarás hoy con él? seguramente necesitará compañía, ya sabes que no soporta estar solo cuando está triste.
- No , hemos quedado para mañana, iré a comer con él y por la noche iremos al cine.
- Menos mal que te tiene a ti para ir al cine, yo no soporto vuestros gustos cinéfilos.
La tarde transcurrió sin mas novedades, cenaron ligero y se prepararon para salir, vestidos cortitos, leggins, botas altas, cazadora, maquillaje, rimel... las dos se miraron juntas al espejo entre risas para ver que estaban guapísimas. Silvia esperaba en la puerta a su amiga para marcharse, Fátima colocaba rápidamente los pantalones que se había quitado y los colocaba en una silla para no dejar nada desordenado, justo al dejarlo en la silla un papelito cayó planeando al suelo. Escuchó a Silvia decir que se diera prisa. Seguramente en algún momento en el semisótano él había metido el papelito en el bolsillo. Lo imaginó en la cafetería, sentado en su mesa preferida, con el café humeante, pensando, recordándola por cualquier motivo, sonriendo y dibujando lo que le venía a la cabeza en ese momento cuando pensaba en ella. Volvió a escuchar a su amiga. Metió el dibujo en su bolso y dio una carrerita entaconada hacia la puerta, posiblemente no volverían hasta el alba.
Muy buena historia.
ResponderEliminarFátima y él no son todo lo sinceros que deberían con Silvia.
Besos, muy buena noche Nieves
Muy buena!!!!
ResponderEliminarLastima el engaño
Abrazos
Relaciones abiertas es el nombre de esta nueva modalidad, habrá que ser joven otra vez! Muy buena historia, Nieves, espero el s próximo capítulo, un abrazo
ResponderEliminarLa sinceridad es la base de una buena amistad, sabe Silvia qué pasa entre los dos? Complicadoooo....
ResponderEliminarMil besos!!
Pues muy bien narrado.
ResponderEliminarHola amig@s, parece que sólo cristina a captado la idea, lo he querido plantear como una relación abierta en la que todos saben que él comparte el amor, ellas saben que comparten al mismo hombre solo que Silvia parece que no está por la labor de seguir mas tiempo...
ResponderEliminarComo dice Fátima en algún momento del relato estas relaciones son difíciles de llevar...
Mil besos amigas y amigo :)