Era su tercer día en aquella primavera
sureña, primavera que bien podía ser verano atmosféricamente hablando.
Elegimos uno de los veladores que orillaban
el estanque de patos. El camarero no tardó en llegar y ambos pedimos
infusión. Yo miraba a lo lejos para ver venir a los amigos con los que
había quedado, no eran nada puntuales y sus hijas no ayudaban a conseguir
puntualidad sino todo los contrario.
Me eché en el respaldo del asiento
mientras lo miraba como daba vueltas con la cucharita para que disolviera la
poca azúcar que le había añadido.
Él me preguntaba cosas del lugar. De
lo que había sido en tiempos pasados, preguntaba por los edificios, por
el estanque, por toda la historia que guardaba aquel lugar que parecía estar en
una burbuja en el tiempo. A él le gustaba la naturaleza y le sorprendió
aquel trocito de vergel; de agua, animales y árboles centenarios en mitad
de la urbe. Le explicaba todo lo que sabía, que era mucho, porque yo
había conocido aquel lugar cuando era propiedad de la gente pudiente del
pueblo, como lo convirtieron en parque y como fue ganando en belleza y
cuidados. Noté como el pie de él rozó de forma cómplice y cariñosa el mío,
justo en ese momento vi a los amigos que llegaban. Una de las niñas corrió a
darme un beso y justo en ese instante dejó caer al suelo el bocadillo que
traía en sus manos. Los padres le riñeron y mi amigo se levantó para coger el
bocadillo del suelo y ponerlo en un lado de la mesa.
La tarde fue avanzando despacito, las
conversaciones aquellos días, con él, eran conversaciones nuevas, era un hombre
de charla, de risas, de hacerte fácil lo complicado, de hacer cotidiano lo
extraordinario, te hace reír con cualquier gesto o comentario y creedme
que eso no lo consigue en mí cualquiera. Que yo soy risueña y en la gran mayoría
de mis días la chispa está en mí, pero no voy por el mundo con la carcajada
puesta. Tengo mis propios fantasmas y no confío en cualquiera, eso lo saben
quien prueba mi desconfianza, mi frialdad y alejamiento, que no son pocos, de
echo no confío en la gran mayoría de la gente, no sé explicarlo muy bien
solo sé que los miro a los ojos, tengo una breve conversación con ellos y de
pronto la señal de desconfianza se activa, puedes hacer como la que no la
sientes claro, pero tarde o temprano la verdad de desata. Imagino
que soy rarita, peculiar y me siento cómoda con la gente que se salen del tiesto
como yo, o que en algún momento se salieron de las normas establecidas,
tengo cierto imán para la gente peculiar y él lo era, o al menos lo fue, como yo, y eso lo hace encantador.
Nos levantamos de la mesa para pasear un
poco, no muy lejos, nos paramos en el estanque de patos con el pan del
bocadillo que había dejado caer la pequeña. Mi amigo con una mitad y yo
con la otra. Hacía calor y dejamos a un lado la ropa que nos sobraba, me
gustaba ver su tatuaje, una calavera que te susurraba su rebeldía, la que
siempre tuvo y la que sigue teniendo aún siendo un hombre sencillo, bueno y
valiente. Aquella tarde me contó todas esas cosas que a mi me gusta saber y que
nunca encontraste a la persona adecuada para aprenderlas, yo le hice mil
preguntas y él me las contestaba todas, lo sabía todo del mundo natural, de la
naturaleza, de los animales, del fuego, de los árboles, del viento, era un tipo
que con el tiempo descubrí que estaba siempre listo para
cualquier eventualidad. Lo llevaba dentro, era su instinto.
Las niñas estaban en los columpios con sus padres y nosotros le dimos de comer
a los patos...
Habíamos cenado fuera y cuando llegamos al
hotel aún no era demasiado tarde. Él entró al baño y después de pocos
minutos me llamó. Estaba frente al espejo, se había quitado la camiseta y
me comunicó que se había tostado un poco por el sol. Yo también tenía las
mejillas rosadas por el sol. No importa, le dije, te pondré un poco de cremita para
que te alivie... ¿Vale?. Se me ocurren otras ideas. Sentí su mano en el cintura y como bajaba por pura
inercia e instinto. A mi también. Nos miramos un instante hasta que
soltamos una carcajada de las nuestras. Yo lo abracé y me hundí en su tórax.
En ocasiones cuando pienso en él pienso en su olor, en su abrazo, en
hundirme en su tórax riendo o sonriendo. ¿Quieres reír conmigo? Me preguntó medio en susurros. Me
encantaba ese término esquimal para expresar el acto de intimidad.
Me cogió en brazos... salimos del baño y reírnos.
Varios días después en el almuerzo, intentamos omitir que aquel
iba a ser nuestro último almuerzo juntos no sabíamos hasta cuando, ninguno
quería hacer referencia a despedidas. Actuamos como cada mañana, quizás
especialmente cariñosos. Le puse el queso
fresco en la tostada y él me puso el azúcar en mi café.
Han
sido unos días geniales. No los voy a olvidar nunca. Pasamos muy buenos
ratos echando pan a los patos.
Sonreírnos.
Si... Ahora cada vez que pase por el
estanque, cada vez que eche pan a los patos me acordaré de ti. Y sonreiré y esa
sonrisa será tuya.
Bien por los raritos y encantadores, no?
ResponderEliminarReír estimula la producción de endorfinas, te hacen sentir bien, alivia el estrés y a quién no le gusta reír???
Besitos =)))
A veces te leo y pienso en qué mundo vivirá ella?
ResponderEliminarEn el mío no pasan estas cosas.
Besos.
Linda historia
ResponderEliminarBesos
El relato está muy bien, pero eso de que le tenga que dar cremita, veo al maromo muy "floo". Si van a la playa se le desintegra.
ResponderEliminarBesos Nieves.
Bonito relato, Nieves.
ResponderEliminarBesos 🌹
Y esa clase de recuerdos no mueren
ResponderEliminarBesos
Me gusta esa forma de vivir. La de crear constantemente buenos recuerdos para el futuro.
ResponderEliminarY la de aprovechar los momentos de eternidad aunque solo sea de tres días. Mejor eso que pasarse el tiempo pensando "¿Y si....?"
Qué bueno tener a alguien con quien charlar y reir, y las ausencias sirven para que todo siga latente hasta el próximo encuentro, un abrazo Nieves!
ResponderEliminarMomentos que quedarán al reguardo en la memoria, porque se vivieron con libertad, sin ansiedades de promesas y futuros.
ResponderEliminarUn gran abrazo, Nieves.
Muchísimas gracias por vuestros comentarios y venir a visitarme en cada una de mis hitorias
ResponderEliminarUn abrazo graaaande :)