Su abuela le había regalado esa
vieja muñeca que encontró en el arcón del desván.
Era una
muñeca que sólo tenía un ojo, ninguna de las amigas de la niña quería jugar con
la muñeca, cosa que a ella no le preocupaba.
Durante
todo el día era su mejor compañera pero durante la noche tenía que encerrar a
la muñeca tan bien como podía, terminó por encerrarla en el mismo desván que la
encontró para evitar escuchar las palabras feas y soeces que le susurraba
mientras dormía.
Cada
mañana subía al desván y la muñeca estaba donde la dejó la noche antes. Allí
estaba, con su bonito vestido rosa y su único ojo azul.
A lo mejor yo me llevaba bien con la muñeca incluso por las noches .
ResponderEliminarTal vez la llevase a mi país de sueños azules en medio de alguna locura más.
Qué temible esa muñeca, a veces hay humanos así no? Breve y brava historia, Nieves, un abrazo!
ResponderEliminarBueno, yo tengo dos ojos y casi no veo por ninguno...
ResponderEliminarEscalofriante jaja me encantó
ResponderEliminarBesos
Estas cosas a mí me dan mucho yuyu. Las muñecas con un ojo ¡Lagarto lagarto!
ResponderEliminarBesos Nieves.
Me ha desconcertado un poco esta historia, creía que la muñeca era buena..pero lo que ocurre por la noche....
ResponderEliminarMil besos!!!
Muchas gracias por estar ahí siempre amig@s
ResponderEliminarUn besote!!!
:)