Cuando Dorotea despertó, pensó que no era
Domingo, mermelada aún no había entrado en su cuarto, ni se escuchaba la radio
con música moderna, ni siquiera había escuchado a tía Luisa preparar en
voz alta los planes que tenía para pasar el día.
Dorotea se sentó en la cama y descubrió que la puerta estaba cerrada. Se asustó. La
puerta de su cuarto tenía que estar siempre entre abierta, todos sabían que le
daba mucho miedo sentirse encerrada.
Se puso
la camisa de cuadros y el pantalón de pana beige. Bajó las escaleras y
pudo ver a su madre sentada en uno de los taburetes de la cocina llorando.
"Qué
haces con esos pelos, porqué no te has peinado, anda ven Dorotea, déjame que te
peine"
La
madre se secó las lágrimas y fue al baño de donde cogió un cepillo para peinar
a la niña.
"Hoy
quiero las trenzas, quiero que me las haga tía Luisa"
"Hoy
no puede ser, tía Luisa ya no podrá hacerte las trenzas"
"pues
yo no quiero una cola quiero las trenzas"
La
madre de Dorotea paró un instante, no quería ser dura con la pequeña, no quería
decirle que tía Luisa ya no estaría con ellos nunca más, que tendrían que
vivir con su recuerdo, y que tendrían que esforzarse para no olvidarla.
Intentó hacerle las trenzas que le hacía tía Luisa, trenzas de espigas y con
las gomillas de mariposas en el extremo.
Algunas
horas después su papá y sus abuelos llegaron a casa todos vestidos de negro y
tristes. Aquél domingo fue diferente a todos los domingo que ella podía
recordar, no hubo bizcochos ni música ni juegos de cartas en la mesa del salón.
Aquel domingo el bastón de tía Luisa permaneció todo el día en un rincón del
salón, junto al perchero, Dorotea estuvo todo el día preguntándose como
podría andar la tía sin su bastón, nunca la había visto sin él a un palmo
de ella.
Anselmo,
el padre de Dorotea acostó a la niña pronto, aún el sol se intuía en el
horizonte cuando la arropó y le contó una historia para que durmiera.
No sé
cuanto rato había pasado cuando la niña despertó...
"Dorothy..."
"Tía...??
" Nadie excepto su tía la llamaba así
"Dorothy..
¿quieres que te haga las trenzas para mañana ?" Cuando
miró... Tía Luisa estaba sentada a los pies de la cama.
"Si...
mamá no sabe hacérmelas como tú " Dijo la niña mientras se acercaba
a la mujer.
"Mamá
me dijo que ya no podrías hacerme las trenzas, que ya no ibas a vivir con
nosotros"
"Bueno,
es verdad, ahora estoy en otro lugar"
"
Y porqué te has ido, a caso no estabas bien aquí... Se te olvidó el bastón, si
quieres voy a por él, no podrás bajar las escaleras"
"
No Dorothy, donde vivo ya no lo necesito. Si quieres vendré a hacerte las
trenzas para el cole todas las noches"
"
Creo que mermelada se ha perdido, hoy no lo he visto y no me han dejado ir a
buscarle" La niña se entristeció pensando que el gato de su tía
hubiese terminado como el del vecino, atropellado en la carretera.
"
Está en el cementerio, pero en unos días volverá " Sintió el beso de
la mujer en su cabeza y se volvió a arropar esta vez ella sola.
...
A la
mañana siguiente, Dorothy bajó con uno de sus vestidos favoritos y las
trenzas perfectamente hechas, trenzas de espigas y con la gomilla de
mariposas.
La
madre de Dorotea la miró petrificada.
"Cómo
has podido hacerte esas trenzas tan bien hija"
"
No me las hice yo mamá, me las ha hecho tía Luisa"
La
madre pensó que si era duro aceptar la perdida de Luisa para todos ellos para
una niña de 8 años debía ser insoportable, tanto como para que ella misma se
hiciera las trenzas y se inventara que su tía seguía haciéndoselas...
Que hermoso!
ResponderEliminarMe llevaste a mi infancia y a una tía que me tenzaba el cabello como nadie
BESOS
woderful story're very talented , warm and very sweet much kisses
ResponderEliminarHermoso y emocionante relato.
ResponderEliminarQuien sabe si no...
Besos, buena semana, Nieves
Enternecedora historia y de las que me gustan.....Creo que los niños tienen un sexto sentido para estos temas...
ResponderEliminarMil besos!!!
No se si tendrá continuación este precioso relato, pero creo que tienes otro en espera que ya pronto podrá ver la luz.Un abrazo.
ResponderEliminarMisterio hermoso este de una tía que vuelve cada noche y le hace sus trenzas, un abrazo Nieves!
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