El cuadro de Jimena se había quedado en el sótano de Adrián. Él se empeñaba en llamarlo búnker. "Herencia de la Guerra Fría" decía.
Jimena se había dejado de teñir el pelo, siempre se lo oscurecía. En el retrato lo tenía de su tonalidad natural y cuando lo miraba le gustaba. Cuando Adrián descubrió aquel detalle tuvo la certeza de que aquel cuadro guardaba un secreto, no podía adivinar si grande o pequeño pero lo tenía.
Lo mantuvo en la pared colgado durante cerca de treinta años.
Después de tantos años Adrián ya estaba cerca de jubilarse, Jimena había sido la mujer de su vida, la madre de sus tres hijos y la compañera que nunca le falló.
En la mañana de 14 Mayo cuando las temperaturas cayeron bajo mínimos históricos Adrián tuvo que encender la chimenea como si fuera pleno invierno.
Las noticias eran confusas, la meteorología anunciaba que por una razón inexplicable el planeta volvía a una etapa de "Hielo y nieve" fueron las palabras exactas.
"Un Mundo de hielo y nieve"... Jimena se levantó asustada, aturdida, temerosa por los acontecimientos. Adrián bajó a su búnker como inmerso en una especie de trance. Se sentó en el sofá frente al cuadro de la Joven Jimena.
Ella bajó las escaleras y lo vio sin mover un músculo, lo conocía bien como para saber que estaba pensando en todo aquello, dándole vueltas a lo sucedido y buscando una explicación, una solución.
- Llama a los niños. Haber si están bien. Dile que si tienen problemas vengan a casa. Él llamaba niños a sus hijos aunque ya fueran casi treintañeros.
- Qué vamos a hacer Adrián?
- Vamos a abrirlo y voy a sacar de ahí ese paisaje.
...
Hace casi un siglo, mucho antes de que Jimena naciera en un lugar llamado Cerro del Cuco comenzaron las obras de una urbanización, casas adosadas, con jardín delantero y trasero, todo una innovación en esos lejanos tiempos. Jeremías un joven huraño con no muy buena reputación era el encargado de vigilar la zona por las noches. Habían tenido varios robos y el dueño de la urbanización lo contrató sin saber nada de él.
Jeremías era un tipo raro, fumaba hierbas raras, decía que los sueños le hablaban y en mas de una ocasión lo vieron conversar con gentes que no existían. Era rentable y no daba problemas, tampoco se quejaba, así que era el vigilante nocturno perfecto.
- Quién es esa mujer. Tu novia, tu hermana? Le solían preguntar los obreros de la construcción cuando veían el retrato junto a la puerta de la primera casa terminada y que jeremías utilizaba para resguardarse del frío.
- No, aún no es nadie. Respondía sin darle muchas más explicación.
Una de esas noches, el vigilante, el raro, el huraño, bajó al sótano y entró por el hueco que había abierto la noche antes, metió el retrato y volvió a cerrar el hueco...
Aquel acto fue su secreto, nadie lo supo. En el recuerdo de todos, para los muchos o los pocos que le recuerden simplemente fue un tipo raro que un buen día desapareció, de marchó sin pedir ni dar explicaciones...
...
Jimena como aquella primera vez entró con miedo, hoy sabía que ese lugar oscuro y lleno de humedades era lugar sagrado, lugar sabio...
Le resultó curiosos que los vecinos, los que llegaron después del fallecimiento de sus padres y la boda con Adrián optaran por no abrir el espacio extra. Era inmenso y podría ser un gran desahogo en un hogar... sin embargo, allí estaba tal y como lo habían dejado tres décadas antes.
Sacaron el cuadro, lo dejaron junto al retrato de la joven Jimena. Se quedaron mirándolo un momento. Era precioso pero ... aquella intuición que tuvieron justo después de cerrar el hueco cobró vida, ahora sabían que el cuadro que pusieran ahí dentro repercutiría en su futuro, en el de sus hijos, en el de TODOS.
¿Qué poner entonces?
- No sé. Susurró Jimena
- Es difícil, cualquier cosa que dibujemos podría cambiar y estropearlo todo.
- O mejorarlo... no sabemos como lo podría interpretar.
Cuando cinco días después vieron el cuadro alumbrado por las linternas en mitad de la oscuridad volvieron nuevas dudas . ¿ Y si cerraban el hueco sin nada? Adrián lo vio una elección demasiado arriesgada.
- Este cuadro me gusta mucho Jimena. Si se trata de un futuro, es el que quiero, el que necesito, el que deseo...
- ¿Se lo diremos a los niños? Le cogió las manos buscando apoyo.
- No creo que sea necesario. Le sonrió y la beso como hacía años que no lo hacía.
Poco a poco fueron cerrando el hueco, el nuevo cuadro era engullido por las negras sombras de ese espacio. Adrián que había colocado la linterna estratégicamente para poderlo ver hasta el último momento... lo observó por última vez, con la duda de qué era lo que tendría que pasar para que ese cuadro cobrara vida como lo cobró el hielo y la nieve...
Los árboles gigantes, verdes y frondosos inundaban todo el lienzo, a los pies de los árboles, ellos, Jimena y Adrían se abrazaban con un aspecto juvenil, mientras, miraban a sus seres queridos que parecían jugar y divertirse. En el cielo se podía ver dos Lunas.
Jeremías era un tipo raro, fumaba hierbas raras, decía que los sueños le hablaban y en mas de una ocasión lo vieron conversar con gentes que no existían. Era rentable y no daba problemas, tampoco se quejaba, así que era el vigilante nocturno perfecto.
- Quién es esa mujer. Tu novia, tu hermana? Le solían preguntar los obreros de la construcción cuando veían el retrato junto a la puerta de la primera casa terminada y que jeremías utilizaba para resguardarse del frío.
- No, aún no es nadie. Respondía sin darle muchas más explicación.
Una de esas noches, el vigilante, el raro, el huraño, bajó al sótano y entró por el hueco que había abierto la noche antes, metió el retrato y volvió a cerrar el hueco...
Aquel acto fue su secreto, nadie lo supo. En el recuerdo de todos, para los muchos o los pocos que le recuerden simplemente fue un tipo raro que un buen día desapareció, de marchó sin pedir ni dar explicaciones...
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Jimena como aquella primera vez entró con miedo, hoy sabía que ese lugar oscuro y lleno de humedades era lugar sagrado, lugar sabio...
Le resultó curiosos que los vecinos, los que llegaron después del fallecimiento de sus padres y la boda con Adrián optaran por no abrir el espacio extra. Era inmenso y podría ser un gran desahogo en un hogar... sin embargo, allí estaba tal y como lo habían dejado tres décadas antes.
Sacaron el cuadro, lo dejaron junto al retrato de la joven Jimena. Se quedaron mirándolo un momento. Era precioso pero ... aquella intuición que tuvieron justo después de cerrar el hueco cobró vida, ahora sabían que el cuadro que pusieran ahí dentro repercutiría en su futuro, en el de sus hijos, en el de TODOS.
¿Qué poner entonces?
- No sé. Susurró Jimena
- Es difícil, cualquier cosa que dibujemos podría cambiar y estropearlo todo.
- O mejorarlo... no sabemos como lo podría interpretar.
Cuando cinco días después vieron el cuadro alumbrado por las linternas en mitad de la oscuridad volvieron nuevas dudas . ¿ Y si cerraban el hueco sin nada? Adrián lo vio una elección demasiado arriesgada.
- Este cuadro me gusta mucho Jimena. Si se trata de un futuro, es el que quiero, el que necesito, el que deseo...
- ¿Se lo diremos a los niños? Le cogió las manos buscando apoyo.
- No creo que sea necesario. Le sonrió y la beso como hacía años que no lo hacía.
Poco a poco fueron cerrando el hueco, el nuevo cuadro era engullido por las negras sombras de ese espacio. Adrián que había colocado la linterna estratégicamente para poderlo ver hasta el último momento... lo observó por última vez, con la duda de qué era lo que tendría que pasar para que ese cuadro cobrara vida como lo cobró el hielo y la nieve...
Los árboles gigantes, verdes y frondosos inundaban todo el lienzo, a los pies de los árboles, ellos, Jimena y Adrían se abrazaban con un aspecto juvenil, mientras, miraban a sus seres queridos que parecían jugar y divertirse. En el cielo se podía ver dos Lunas.
Un relato que en sí está lleno de magia y fantasía.
ResponderEliminarEl final me suemerge dentro de un espléndido relato de ciencia ficción...
UN abrazo.
Muy bueno, Nieves.
ResponderEliminarComparto lo que te comenta moderato_Dos_josef.
Besos
Seguramente el cuadro obrará el cambio y todo volverá a reverdecer... quizás también ellos.
ResponderEliminarMuy original, Nieves.
Un gran besote.
Un relato fantástico y un fantástico relato, Nieves, para jugar con tu cuento, un abrazote!
ResponderEliminarMe encanta la ficción mezclada con la realidad, nunca se sabe qué ocurrirá, nada es previsible...Aunque algunas veces la realidad supera a la ficción!!
ResponderEliminarMil besos!!!