Apenas parecía tener fuerzas para dar los 74 pasos hasta la tienda de Carmen.
" Que te pasó muchacha"
"Me levanté de madrugada con la luz apagada y resbalé"
"Vaya... tienes que tener cuidado con esas cosas" Respondió Carmen con su voz pausada y destilando su habitual simpatía.
Volvió a casa, puso la radio con tan leve volumen que apenas se podía escuchar.
Preparó el almuerzo con toda su vitalidad, canturreaba la música, abrió la ventana del patio interior del bloque de pisos. La vecina la saludó y estuvieron conversando un buen rato, del gobierno, del yerno del rey, de ese tesorero, de esa niña que desapareció, de que todo va mal, que todo irá a peor, que la Voyager ya está en el espacio exterior, que ya cruzó la última frontera, algunos chistes, algunas bromas, las risas hicieron eco en el patio.
Preparó con ánimo la mesa del salón; mantel, platos, cubiertos, incluso una tímida flor decorando la humilde mesa.
Miró el reloj a la vez que apagó la radio, encendió la televisión.... tan sólo tuvo que esperar unos minutos pero a ella le parecieron eternos, sentada en la silla con las manos apolilladas en las piernas escuchó la vuelta de llave en la cerradura.
"Ya estoy aquí"
Su voz resultó animosa, ella se levantó para saludarle con una media sonrisa, él le dio un beso en la mejilla.
"vengo molido, comeré y me iré a dormir del tirón"
Se sentó en la mesa y mirando la televisión esperó que le sirviera el plato.
Ella se sentó y empezó a comer en silencio.
17 minutos después, ella comenzaba a fregar los platos y su marido se levantó para ir a dormir, ella tenía un oído fino y escuchó sus pasos dirigirse a la alcoba, paró un momento y volvió a escuchar los pasos que se acercaban, ella se aferró al cuchillo que en esos momentos fregaba.
Cuando abrió los ojos respiraba con dificultad, su mejilla desgarrada parecía hervir, apenas podía moverse, lo intentó, el sabor metálico de la sangre que entró por la comisura de los labios la puso sobre aviso que esta vez había sido mas brutal, se levantó, la cabeza parecía estallarle, mareada se lavó las manos y el rostro por donde aún brotaba la sangre.
Sólo pudo recordar, como si de un trueno se tratase aquel violento golpe que le hizo estallar la mejilla mientras caía desplomada al suelo.
Se curó las heridas, sabía hacerlo bien, se dirigió a la puerta para verificar que nuevamente la había dejado encerrada en casa. Tardaría días en volver.
Tal vez tome coraje y decida que no tiene que tolerar esa vida, algún día. Muy bien narrado Nieves, un abrazo!
ResponderEliminarTremendo texto, sin duda, Nieves. Por desgracia, hay tantas historias así...
ResponderEliminarUn besazo
Muy fuerte este relato!!!! Me ha dejado sobrecogida, al principio pensé que se trataba de una persona mayor, no me esperaba lo que venía después. Ninguna persona debería pasar por esto!!!!
ResponderEliminarMil besos!!!
Muy duro,Nieves, pero tristemente pasa todos los días.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué final más inesperado, Nieves.
ResponderEliminarTremendo tema es este, muchas sin duda se pueden ver reflejadas en esta historia, que has escrito tan bien.
Besos
Ay nena... que tristeza me has hecho sentir. Se me ha encogido el corazón.
ResponderEliminarParece mentira que existan seres así, con esa frialdad, con ese despotismo capaces de golpear y maltratar a una mujer y dejarla ahí, encerrada, sin más.
Terrible el sufrimiento, terrible.
Esas personas capaces de hacer algo así,no merecen vivir.
Besos mediterráneos.
Reflejaste un drama que la mujer viene soportando desde tiempos inmemoriales y que hoy perdura.
ResponderEliminarA pesar de la supuesta evolución de la humanidad, quedan muchos cavernícolas de todos los niveles sociales, que desahogan las frustraciones en sus mujeres.
Muy bueno, Nieves.
Gran beso.
Que fuerte, pero es una historia muy real, sinceramente la he escuchado muchas veces, pero lo terrible es que las mujeres callan!! y no debe de ser así, un abrazo y muy lindo relato.
ResponderEliminarVaya, Nieves, esto sí que da terror, y no el sueño de mi cuento...Pero lo peor es estar asustada y callar... ¡No hay que tener miedo!
ResponderEliminarUn relato aterrador y magistral.
¡Un beso!
Duro y triste relato, muy bien llevado
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias por vuestros comentarios ya que es un tema muy triste y duro, desagradable de contar pero que no hay que olvidarlos ni hacer como que no existen.
ResponderEliminarComo sabemos decenas de mujeres mueren a manos de sus compañeros, lo llaman violencia de género, violencia domestica... para mi no dejan de ser asesinatos como cualquier otro.
Un beso a cada un@ de vosotr@s :)