El distraído tropezó con ella
El violento la utilizó de proyectil.
El emperador construyó con ella.
El campesino cansado la utilizó como asiento.
Para los niños fue un juguete.
David mató a Goliat y Miguel Angel le sacó la más bella escultura.
En todos los caso la diferencia no estuvo en la piedra sino en el hombre que la utilizó.
No existe piedra en tu camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento...
-Anónimo-
Nieves, me gustaron mucho tanto el pensamiento como el paisaje que lo acompaña, gracias, un abrazo!
ResponderEliminarcoincido contigo q nada puede detener nuestro crecimiento, hagamosnos cargo de lo q nos va sucediendo, feliz martes!
ResponderEliminarToda la culpa la tienen los tirachinas.
ResponderEliminarY como dice uno de los niños que llevo de Sindrome Down, "vamos a piedras". Lo que consiste en ir a tirar piedras a su perra Ruth para que se las traiga...
¡Vamos a piedras! (maimones, gamusinos, etc-)
Gracias Nieves por estas reflexiones, son excelentes.
ResponderEliminarLas había leído hace mucho, pero viene muy bien recordarlas.
Abrazote, linda.
...Aunque más vale no tirarlas contra tu propio tejado!
ResponderEliminarUna reflexión deliciosa dedicada a esas grandes olvidadas.
Un besito y feliz día!
Me encantan las piedras, si vieras mi terraza, Mila dice que cualquier día se hunde el suelo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me apunto este razonamiento, que me vendrá muy bien hoy. Voy a buscar una piedra. Ya veré qué hago con ella.
ResponderEliminarBesos
Al igual que ocurre con la piedra ocurre con otras cosas todo depende de la persona que la utilice.Me ha gustado mucho es una buena reflexión.
ResponderEliminarMil besos!!!1