He dejado mi ondulado cabello a la vista de todos. Descuidados recogidos dejan sueltas las pequeñas trenzas que me hago en momentos ociosos. La piel comienza a tener el dorado del bronceado distraído. El olor a crema hidratante de "aloe vera" vuelve a destilar por los poros de mi piel.
El tiempo parece detenerse justo al llegar a la primera duna.
Las siluetas de esas viejas dunas siempre cambiantes son tan familiares... me coloco sobre la cabeza el mismo pañuelo de cada año, el de colores llamativos, el que intercambié con alguien algún verano hace años... el trayecto lo hago en silencio, escucho lejanas voces de veraneantes, las olas que llegan rendidas a la orilla, el olor a mar...
Subo sin prisa la última duna, las huellas de los que se marcharon, de los que llegaron aún marcadas en la arena me anuncian que no soy la primera, que no seré la última, subo la mirada y veo el horizonte fundido, el mar y el cielo se difuminan en una línea casi imperceptible, el viento del Sur hacen agitar el pañuelo, el Sol va declinando ya al ocaso, pero aún brilla con dominio.
A golpe de vista elijo el sitio, el mismo de cada tarde, de cada verano... Lejos de veraneantes, alejada de grupos charlatanes donde terminas conociendo a todas las cuñadas, cuñados y parte importante de la vecindad.
Me siento y lleno mis pulmones del oxígeno de un lugar marino salvaje, donde el mar y el océano confluyen y se arremolinan como todos mis pensamientos.
Decido beber un trago de la botella de agua congelada... Lo veo acercarse desde la distancia, observo que deja atrás a varios grupo de parejitas enamoradas, observo que se dirige claramente hacia donde estoy sentada, ¿ viene a mi o pasará de largo? decido optar por la táctica del disimulo... miro el mar así como en hipnosis.
Nada, se para frente a mi, ocultando el sol y dejándome en sombra pregunta.
- ¿Tienes fuego?.
" Ha ido donde dios perdió el mechero precisamente por uno... " pienso, " ha dejado atrás a tropecientas personas y ha venido a mi a pedirme el mecherito...."
En mi mochila tengo de todo, incluso mechero, aunque no fume desde hace años, dudo durante un segundo qué hacer, buscarlo o decir que no tengo, que no fumo, obviamente no soy tan retorcida y se lo ofrezco. Intenta encender el cigarro, se agacha para encenderlo con más facilidad, el viento se lo pone difícil y ayudo con mis manos haciendo pared al cigarrillo... menos mal ... lo consigue. Sonríe.
-Gracias... ha estado difícil !!!
- Quedatelo, es tuyo.
- Wow tia... gracias!
- De nada... respondo -pírate ya tío- pienso
Lo veo marcharse por donde vino, lo veo alejarse, veo como se mete mi mechero en el bolsillo...
- Está bueno eh?
Mi amiga que ha estado todo el tiempo tan silenciosa como yo decide despegar los auriculares de sus orejas y soltar una de sus lindezas...
- Mira que andares tiene.... mira como se marcha.... adiós ... me has alegrado la vista esta tarde, anda vuélvete a echarle un vistazo a mi amiga que está empaná y no se entera de nada...
Entonces él se vuelve y agita la mano para despedirse, mi amiga levanta la mano en acto amistoso...
- Adiós "miarma" ...
Me mira con esa expresión de cachondeo que le caracteriza.
- Que! que no te gusta o que? y comienza a recordarme detalles de su anatomía de una forma jocosa y jovial ...
- Si pero quilla, un poco de respeto no está de mas, no crees?
Vuelve a colocarse los cascos y a perderse en su música, yo vuelvo a mis pensamientos y a envolverme en ensoñaciones, de esas que son mas puras y fuertes pisando arena y oliendo a mar...
El tiempo parece detenerse justo al llegar a la primera duna.
Las siluetas de esas viejas dunas siempre cambiantes son tan familiares... me coloco sobre la cabeza el mismo pañuelo de cada año, el de colores llamativos, el que intercambié con alguien algún verano hace años... el trayecto lo hago en silencio, escucho lejanas voces de veraneantes, las olas que llegan rendidas a la orilla, el olor a mar...
Subo sin prisa la última duna, las huellas de los que se marcharon, de los que llegaron aún marcadas en la arena me anuncian que no soy la primera, que no seré la última, subo la mirada y veo el horizonte fundido, el mar y el cielo se difuminan en una línea casi imperceptible, el viento del Sur hacen agitar el pañuelo, el Sol va declinando ya al ocaso, pero aún brilla con dominio.
A golpe de vista elijo el sitio, el mismo de cada tarde, de cada verano... Lejos de veraneantes, alejada de grupos charlatanes donde terminas conociendo a todas las cuñadas, cuñados y parte importante de la vecindad.
Me siento y lleno mis pulmones del oxígeno de un lugar marino salvaje, donde el mar y el océano confluyen y se arremolinan como todos mis pensamientos.
Decido beber un trago de la botella de agua congelada... Lo veo acercarse desde la distancia, observo que deja atrás a varios grupo de parejitas enamoradas, observo que se dirige claramente hacia donde estoy sentada, ¿ viene a mi o pasará de largo? decido optar por la táctica del disimulo... miro el mar así como en hipnosis.
Nada, se para frente a mi, ocultando el sol y dejándome en sombra pregunta.
- ¿Tienes fuego?.
" Ha ido donde dios perdió el mechero precisamente por uno... " pienso, " ha dejado atrás a tropecientas personas y ha venido a mi a pedirme el mecherito...."
En mi mochila tengo de todo, incluso mechero, aunque no fume desde hace años, dudo durante un segundo qué hacer, buscarlo o decir que no tengo, que no fumo, obviamente no soy tan retorcida y se lo ofrezco. Intenta encender el cigarro, se agacha para encenderlo con más facilidad, el viento se lo pone difícil y ayudo con mis manos haciendo pared al cigarrillo... menos mal ... lo consigue. Sonríe.
-Gracias... ha estado difícil !!!
- Quedatelo, es tuyo.
- Wow tia... gracias!
- De nada... respondo -pírate ya tío- pienso
Lo veo marcharse por donde vino, lo veo alejarse, veo como se mete mi mechero en el bolsillo...
- Está bueno eh?
Mi amiga que ha estado todo el tiempo tan silenciosa como yo decide despegar los auriculares de sus orejas y soltar una de sus lindezas...
- Mira que andares tiene.... mira como se marcha.... adiós ... me has alegrado la vista esta tarde, anda vuélvete a echarle un vistazo a mi amiga que está empaná y no se entera de nada...
Entonces él se vuelve y agita la mano para despedirse, mi amiga levanta la mano en acto amistoso...
- Adiós "miarma" ...
Me mira con esa expresión de cachondeo que le caracteriza.
- Que! que no te gusta o que? y comienza a recordarme detalles de su anatomía de una forma jocosa y jovial ...
- Si pero quilla, un poco de respeto no está de mas, no crees?
Vuelve a colocarse los cascos y a perderse en su música, yo vuelvo a mis pensamientos y a envolverme en ensoñaciones, de esas que son mas puras y fuertes pisando arena y oliendo a mar...
entretenida lectura,
ResponderEliminarsaludos
Hermoso lo que cuentas Nieves, ha sido fácil visualizarlo todo.
ResponderEliminarLas amigas nos hacen a veces sacar los colores, jaja.
Besitos
Sol,arena y mar todos los ingredientes para relajarse y dejar la mente en blanco!!!!
ResponderEliminarMil besos!!!!
Muy bonitas las descripciones de esos momentos en que empieza el verano y se recorren los mismos lugares de la playa. Que tampoco son siempre iguales, porque las dunas cambian y también vienen personas nuevas... a las que no hay que espantar... ¿no es cierto, Nieves?
ResponderEliminarEspero que el tío vuelva por otro cigarrillo... o a pedir un poco de bronceador... jajaja.
Besotes.
GRACIAS
ResponderEliminarOmar
Verónica
Patry
Mirella
En la costa sobretodo en épocas estivales puede pasar de todo, ya lo sé yo, se ven cosas de lo mas surrealista, este relato es mi pequeña aportación a un cliché veraniego, donde los instintos reflotan sin tapujos y lo peor lo mejor -según se mire- es que a veces como dice vero las amigas te hacen pasar verdaderos trances...
Un besote a todos de todo ♥
:D