La lluvia le entristece, nunca supo realmente porqué.
La soledad del alma la envolvió con su suave tela de araña hace tiempo.
Se sienta en el sofá de casa y los nubarrones persisten en quedarse, la tormenta no amaina y destiñe el papel pintado de las paredes, bebe el café mientras mira a esas personitas que aún conviven con ella, los amigos a veces la visitan, en ocasiones prefieren evitarla para no impregnarse de su melancolía, de su insatisfecha vida.
Se sienta en el sofá de casa, deja caer de golpe el terrón de azúcar como el que tira un flotador a la piscina, quiere buscar soluciones... Hace tiempo las circunstancias hicieron alejarse de una persona muy querida, el tiempo ha pasado y sabe que cometió errores, que en aquel laberinto de obcecaciones y reproches debió mantener cierta cordura, pero no fue así y aunque el tiempo ha pasado y podía haberlo enfriado todo, haberlo hecho desaparecer, no es así... parece que ese abismo no la deja vivir y tiene miedo, miedo a enfrentarse a él, a volver frente a esa persona y sentir nuevos reproches, incluso algo que la terminaría de hundir, su rechazo, su ignorancia, su vacío.
¿Qué hacer entonces?
Es la pregunta que se repite cada tarde sentada en el sofá del salón.
*
En ocasiones la observo desde el otro lado de la calle, mientras coincido en algunas de mis tareas cotidianas, yo no sé de tristezas, ni de pensamientos, ni de memorias, soy un ser peculiar, un humano que vive en un AHORA infinito, apenas recuerdo, apenas medito, sin embargo cuando la miro es como si conociera toda su carga, podrían tacharme de chaman, de brujo, pero cuando la miro me recuerda al Dios Odín y sus cuervos, aquella mujer parecía llevar sobre su hombro, sobre su cabeza un CuerVo, símbolo del pensamiento y la memoria... pensamientos continuos y memoria que no espiraba...
¿Qué hacer entonces?
Es la pregunta que me repito cada vez que coincido con ella en mi ahora infinito. Pero sé que no debo hacer nada. Sé que debo ser impecable con mis palabras. No tomarme nada personalmente. No hacer suposiciones. Y sobre todo hago siempre lo máximo que puedo para estar bien conmigo, con mi mundo.
Encontrar el equilibrio; emocional, mental y social en ocasiones no es fácil porque cada día hay mil factores dispuestos a romper el equilibrio y depende de cada uno el saberlo encajar y superar.
"No hay razón para sufrir.
La única razón por la que sufres es porque así tu lo exiges.
Si observas tu vida encotrarás muchas escusas para sufrir,pero ninguna razón válida.
Lo mismo es aplicable para la felicidad.
La única razón por la que eres feliz es porque tú decides ser feliz.
La felicidad es una elección,
como también lo es el sufrimiento"
Pero quien soy yo para dictar actitudes, pensamientos y forma de vida. No soy nadie, sólo yo, alguien que encontró su propio equilibro.
Bueno...las circunstancias también ayudan a ser feliz o a sentirse desgraciado...El equilibrio no depende totalmente de nuestro interior, sino también de nuestro entorno, a no ser que vivas aislado, incomunicado...y desaparezcas de la vida de los otros.
ResponderEliminarBuenas noches, Nieves! Te deseo equilibrio y felicidad :-) Un beso!
Buen relato!! Podría estar horas debatiendo este complicado tema del equilibrio, sufrimiento y felicidad. Estoy segura que se puede conseguir el equilibrio... pero a veces la vida se encarga de que lo perdamos, aunque volvamos a conseguirlo de nuevo.
ResponderEliminarMil besos!!! Y buen equilibrio....
Me alegro que la protagonista del relato haya encontrado su equilibrio, encontrar el equilibrio no es cosa fácil, pero una vez logrado, qué hacer?
ResponderEliminarBesos Nieves.
En ocasiones ese equilibrio tan deseado te lo hacen perder otra u otras personas.
ResponderEliminarRemontar cuesta bastante, una tiene sentimientos y te los dejan hecho trizas.
Qué bien que ella lo encontró.
Besos, buena noche Nieves
Nieves, es muy cierto que uno elige cómo ver su vida y vivirla, hermoso y extraño relato este tuyo de hoy, un abrazo!
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