Jorgina había estado en las sombras mucho tiempo. A la sombra de tres hijos y un marido ejemplar que la abandonó para vivir una nueva vida con una mujer de melena rojiza y pecas en las mejillas.
Aquella tarde Jorgina se descubrió frente a otra mujer que la miraba con un brillo especial y una sonrisa que no sabía que tipo de tormenta anunciaba. Comenzarían un libro que escribirían juntas; llenándolo de sonrisas, miradas cómplices, felicidades, sal y pimienta. La conocía bien y lo tenía asumido... habría momentos gruesos y algún que otro renglón torcido con esa letra de pasajero en el asiento trasero de un taXi.
Y sin más...
Dejaron que la tormenta se desatara...
El amor no entre todos y de todas las formas posibles. el amor no tiene límites, y es lo único que a veces, puede detener y apagar la violencia y el odio.
ResponderEliminarFalta mucho amor en este mundo...
Un abrazo NIeves.
Jorgina descubre que a veces se encuentra el amor donde menos se espera, breve y atractivo relato Nieves, un abrazo!
ResponderEliminar¡Hermoso relato! Nieves.
ResponderEliminarAhora podrá ser ella misma, y merece ser feliz.
Besos
Me alegra que Jorgina haya encontrado la luz después de tanto tiempo en la sombra...Sutil y encantador relato donde no hacen falta más palabras.
ResponderEliminarMil besos!!!
"Habría momentos gruesos y algún que otro renglón torcido con esa letra de pasajero en el asiento trasero de un taxi..."
ResponderEliminarMe encantó esa frase, Nieves. Un cuento muy delicado y entrador.
Besos, guapa.
Y jorgina desató sus demonios.
ResponderEliminarmuy sugerente y sensual.
saludos
carlos
Hermoso relato, me quedo con ganas de mas...
ResponderEliminarAbrazos
Gracias una vez mas por vuestras palabras siempre tan amables.
ResponderEliminarEn esto del amor en ocasiones(sea cual sea tu preferencia) hay que dejar que las tormentas se desaten...
Carlos, gracias por tu visita y por dejar constancia de ella. :D
Besos a raudales chic@s :)