Era un simple Viernes laboral para cualquier trabajador, pero ni Roberto ni Ágata habían ido a trabajar, ambos pidieron el día libre, un acontecimiento tan esperado como deseado se iba a producir.
Se levantaron los dos juntos y realizaron el ritual de prepararse para salir de casa con ritmo enérgico y alegre.
Ágata no solía conducir demasiado, por la ciudad prefería el transporte público o su bicicleta. Había olvidado donde tenía aparcado el coche, tuvieron que dar un par de vueltas a la segunda planta del sótano del parking para encontrarlo. Entraron en él, se abrocharon los cinturones de seguridad y después de que se "calara" un par de veces por fin consiguió arrancarlo y salir de aquel oscuro y húmedo sótano.
Llegaron media hora antes de que el avión aterrizara.
Paseaban sin prisas, por las amplias cristaleras miraban como los aviones aterrizaban o despegaban. El día era gris, aquella noche había llovido y el cielo encapotado no dejaba oportunidad a que el sol brillara ni por un momento. Megafonía advirtió que un vuelo llegaba con retraso, Roberto se acercó la mano a la cara, cualquiera pondría la vista torcida al querer ver de tan cerca pero para él era la distancia perfecta para descubrir que el vuelo retrasado coincidía con el que tenía apuntado en la mano. Decidieron entonces sentarse un rato en la cafetería para hacer tiempo, una hora de retraso tampoco era tanto...
Ágata daba vueltas y vueltas con la cucharilla al té humeante, Roberto sabía que algo le rondaba por la cabeza. No se andó con rodeos, se lo preguntó y ella le respondió con la misma claridad que tuvo la pregunta:
- Tengo miedo a no caerle bien, a que me vea demasiado joven, a que algo se tuerza y todo se vaya al garete...
Roberto dió un largo sorbo a su té, casi se bebió media taza.
- Con mi hermano puede pasar cualquier cosa pero no creo que su visita la utilice para dar el visto bueno a la mujer que amo. No tengas miedo.
Ágata le sonrió y él le cogió la mano a la que le dió un beso con efecto tranquilizador.
Ella se levantó y dijo que iba a comprar tabaco.
La miró mientras se alejaba, los tacones le estilizaban aún más su delgado cuerpo, se movía armoniosamente, pronto la perdió de vista pero minutos después volvió a verla y descubrió como algún muchacho se quedaba mirándola, era difícil que pasara desapercibida.
...
El abrazo fue tan efusivo que la muchacha temió por la integridad de Roberto, después los dos hermanos se dieron un par de besos, y por último fue presentada.
Ricardo era aún mas guapo que su hermano, llevaba un loock totalmente a la moda, Ágata discretamente se adelantó unos metros para que los hermanos conversaran.
Ricardo la observaba, iban hablando y en ocasiones sorteando viandantes que se le cruzaban sin previo aviso, Roberto hablaba, hablaba y hablaba...
- Que guapa es! Ricardo lo soltó de golpe en mitad de la terminal.
- Si. No podía negar la evidencia
- Dónde la encontraste?
- No la encontré, ella vino a mí, fue al gabinete, tenía mal la espalda y una cosa trajo la otra... ya sabes.
- Puff, eres un tío con suerte hermano.
Llegar a la salida de la terminal se estaba convirtiendo en un recorrido interminable, Ricardo era el que hablaba y hablaba ahora, pero Roberto apenas le prestaba atención, estaba con todos sus sentidos alerta para no chocar con nada ni nadie y si tenía que despistarse con algo lo hacía con su muchacha que levitaba unos pocos metros delante de su bastón.
" De buena gana revolearía el bastón y correría hacia ella para besarla apasionadamente, allí en mitad de todo aquel ir y venir, la arrastraría hasta la salida de emergencia mas cercana y la amaría sin contemplaciones, ella era apasionada como yo y quizá los remordimientos de ese acto descontrolado llegarían después, al salir del escondrijo y volver a la terminal como si tal cosa, pero no... no había visto ninguna salida de emergencia, ni tenía la confianza de revolear el bastón y menos aún de salir corriendo sin darse de bruces con cualquier obstáculo traicionero"
Esta vez encontraron el coche a la primera, se pusieron los tres el cinturón de seguridad y volvieron a casa, con suerte no encontrarían demasiado tráfico y llegarían a casa justo para el almuerzo.
Paseaban sin prisas, por las amplias cristaleras miraban como los aviones aterrizaban o despegaban. El día era gris, aquella noche había llovido y el cielo encapotado no dejaba oportunidad a que el sol brillara ni por un momento. Megafonía advirtió que un vuelo llegaba con retraso, Roberto se acercó la mano a la cara, cualquiera pondría la vista torcida al querer ver de tan cerca pero para él era la distancia perfecta para descubrir que el vuelo retrasado coincidía con el que tenía apuntado en la mano. Decidieron entonces sentarse un rato en la cafetería para hacer tiempo, una hora de retraso tampoco era tanto...
Ágata daba vueltas y vueltas con la cucharilla al té humeante, Roberto sabía que algo le rondaba por la cabeza. No se andó con rodeos, se lo preguntó y ella le respondió con la misma claridad que tuvo la pregunta:
- Tengo miedo a no caerle bien, a que me vea demasiado joven, a que algo se tuerza y todo se vaya al garete...
Roberto dió un largo sorbo a su té, casi se bebió media taza.
- Con mi hermano puede pasar cualquier cosa pero no creo que su visita la utilice para dar el visto bueno a la mujer que amo. No tengas miedo.
Ágata le sonrió y él le cogió la mano a la que le dió un beso con efecto tranquilizador.
Ella se levantó y dijo que iba a comprar tabaco.
La miró mientras se alejaba, los tacones le estilizaban aún más su delgado cuerpo, se movía armoniosamente, pronto la perdió de vista pero minutos después volvió a verla y descubrió como algún muchacho se quedaba mirándola, era difícil que pasara desapercibida.
...
El abrazo fue tan efusivo que la muchacha temió por la integridad de Roberto, después los dos hermanos se dieron un par de besos, y por último fue presentada.
Ricardo era aún mas guapo que su hermano, llevaba un loock totalmente a la moda, Ágata discretamente se adelantó unos metros para que los hermanos conversaran.
Ricardo la observaba, iban hablando y en ocasiones sorteando viandantes que se le cruzaban sin previo aviso, Roberto hablaba, hablaba y hablaba...
- Que guapa es! Ricardo lo soltó de golpe en mitad de la terminal.
- Si. No podía negar la evidencia
- Dónde la encontraste?
- No la encontré, ella vino a mí, fue al gabinete, tenía mal la espalda y una cosa trajo la otra... ya sabes.
- Puff, eres un tío con suerte hermano.
Llegar a la salida de la terminal se estaba convirtiendo en un recorrido interminable, Ricardo era el que hablaba y hablaba ahora, pero Roberto apenas le prestaba atención, estaba con todos sus sentidos alerta para no chocar con nada ni nadie y si tenía que despistarse con algo lo hacía con su muchacha que levitaba unos pocos metros delante de su bastón.
" De buena gana revolearía el bastón y correría hacia ella para besarla apasionadamente, allí en mitad de todo aquel ir y venir, la arrastraría hasta la salida de emergencia mas cercana y la amaría sin contemplaciones, ella era apasionada como yo y quizá los remordimientos de ese acto descontrolado llegarían después, al salir del escondrijo y volver a la terminal como si tal cosa, pero no... no había visto ninguna salida de emergencia, ni tenía la confianza de revolear el bastón y menos aún de salir corriendo sin darse de bruces con cualquier obstáculo traicionero"
Esta vez encontraron el coche a la primera, se pusieron los tres el cinturón de seguridad y volvieron a casa, con suerte no encontrarían demasiado tráfico y llegarían a casa justo para el almuerzo.
Bueno, bueno, esperemos que Ricardo no venga a estropear el idilio, acá quedo en suspenso...
ResponderEliminarun abrazote Nieves!
No creo que se estropee esta relación, se quieren demasiado....sería una pena!!
ResponderEliminarMil besos!!!
Que afortunado RIcardo, esperemos que ocurre con él mas adelante. abrazos
ResponderEliminarParece un estado de calma que puede saltar en cualquier momento Nieves. Se intuye un conflicto latente.
ResponderEliminarUn abraz.
Espero que Ricardo no se interponga entre ellos
ResponderEliminarEsperare la siguiente
Muy bien llevado tu relato
Abrazos
Gracias a todos por vuestros comentarios, me alegra que os guste leer esta historia como a mi crearla.
ResponderEliminar:)
Mil besos Cristina, Patry, Jhossef, Jaal, Lapislazuli.