Javier llegó a aquel pueblo a los 16 años, sus padres cansados y temerosos del peligroso camino que llevaba su hijo y de las amistades tan al límite de lo legal que tenía, decidieron que fuera a vivir con sus tíos Carmen y Antonio.
De alguna forma lo consiguieron, su hijo siempre se mantuvo alejado de todo los malos ambientes y eligió una profesión honrosa, al menos en apariencias, era un tipo listo y ciertas amistades las mantuvo, en la sombra, en segundo plano...
La vida en ocasiones te devuelve a personas que jamás pensarías volverlas a encontrar.
Aquél día decidió almorzar donde Tatiana, pasó por allí después de una jornada laboral y paró para saludarla y comer algo. Resultó que aquél día no trabajaba, un nuevo cocinero hacía las veces de camarero... Habían pasado ¿Cuánto? ¿15-20 años? ¿Cuántas posibilidades había de que el chaval que le salvó la vida una noche hacía ya dos décadas viniera hacia él con un mandil dispuesto a tomar nota de su almuerzo?.
Los dos se quedaron perplejos, alucinados ante aquel gesto del destino, imprevisible del todo, habían sido inseparables, uña y carne, en cierta forma el detonante final que hizo que Javier tuviera que mudarse con sus tíos fue aquella noche de pesadilla, cuando Carlos debuto con su cuerpo las dos balas que iban directas a Javier. Carlos nunca dijo que Javier estaba allí, mantuvo la boca cerrada, pero unos padres tienen intuición y supieron alejar a su hijo de toda aquella guerra... nunca supo como agradecerle aquel gesto. Ahora Javier iba a hacer lo propio, defendería y ampararía a su amigo todo el tiempo que hiciera falta.
...
Las cinco de la tarde de un Jueves cualquiera era un buen momento para hacer footing, Carlos solía correr, le gustaba mantenerse en forma y no sentirse oxidado.
Se extrañó al ver el coche de Javier en la puerta de la casa de Tatiana, decidió hacer un alto en su momento deportivo y llamó al timbre. Vio como Javier miró entre las persianas para ver de quien se trataba.
- Qué os pasa? Carlos se inquietó de tanta inseguridad.
- Nos ha llegado el producto y tenemos que tener cuidado.
- Bueno tranquilidad entonces, ¿está todo correcto?
- Si
Carlos se sentó en el sofá-cama, se empezaba a enfriar del footing.
Observó a la joven que arreglaba los cojines de los sofás y se iba metiendo en los bolsillos todas las monedas que encontraba perdidas entre las ranuras.
Dedujo que aquella noche de Jueves era una de esas noches en que los amigos de Javier se reunían allí para tener un momento distendido alejado de sus esposas y familia en general.
Tatiana preparaba la cena, Carlos se daba una ducha y Javier daba el último vistazo al trastero del jardín trasero para que no fallara nada.
Eran cinco amigos, junto a Javier llevaban horas sentados en la mesa jugando a cartas, Carlos fue presentado como el compañero de trabajo de Tatiana, era un recién llegado y la muchacha tuvo la idea de invitarlo a cenar, se veía que se habían hecho amigos, a todos le pareció correcto, actuaron amables y cordiales.
El móvil de Javier vibró sin sonido en el bolsillo del pantalón. Acto seguido le pidió a Tatiana que le sirviera un licor de cerezas, y ella camino a la mesa con la botella y el vaso le pidió a Carlos que en ese momento avivaba las llamas de la chimenea, que hiciera el favor de tirar la basura, se le había olvidado y las bolsas estaban a rebosar.
Carlos se dirigió a la cocina y salió por la puerta de atrás por aquello de prevenir, por si las bolsas tenían alguna gotera.
La noche era fría, se dirigió al contenedor de basura, pasó de largo cargado con las bolsas, giró la esquina, anduvo unos metros, no tuvo que esperar.
Entró nuevamente en casa por la puerta trasera, todos seguían tal y como los dejó apenas 10 minutos antes. En silencio se dirigió donde los vasos, metió unos cuantos hielos, el Whisky empapó los cubitos helados mientras movió el vaso en pequeños giros armoniosos.
Javier lo miró con secreta satisfacción.
El reloj marcaba la una y media de la madrugada cuando quedaron por fin solos los tres.
Una vez al mes un mensajero traía tres paquetes con la colección de revistas a la que la muchacha estaba suscrita, dos días después alguien recogía dos de esos paquetes, a cambio recibían una suculenta cantidad de dinero.
Los tres montoncitos de billetes estuvieron a penas un instante sobre la mesa, cada uno recogió su parte. Se encontraban radiantes, eufórico, celebraron un rato más a pesar de que al día siguiente había que trabajar. Javier se quedó dormido en el sofá no mucho rato después, Tatiana y Carlos decidieron dejarse llevar por el torbellino de la pasión hasta que el despertador les avisó que debían meterse en la ducha para ir a trabajar.
Ese día fue largo, tuvo que prepararse varios cafés para estar en plena actividad, mientras desarrollaba el trabajo, pensaba... miraba a la simpática Tatiana charlar amistosa con todos los clientes habituales, no parecía afectarle la falta de sueño. No había previsto nada de aquello, había estado dando tumbos y en riesgo toda la vida, había salido impune de un ajuste de cuentas mortal para todo los suyos, sin embargo allí estaba, en un pueblo donde no pasaba nunca nada y todos eran gente buena y de fiar, esta vez no se le iría la cabeza, no querría más de lo que tenía, y si algo fallaba siempre podría volver a la ladera, recoger los fardos de dinero y volver a perderse... Una ves más la vida le llevó por situaciones inesperadas... imprevisibles y esta ves, pese a todo, sintió que comenzaba a apreciar lo imprevisible...
Tatiana preparaba la cena, Carlos se daba una ducha y Javier daba el último vistazo al trastero del jardín trasero para que no fallara nada.
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Eran cinco amigos, junto a Javier llevaban horas sentados en la mesa jugando a cartas, Carlos fue presentado como el compañero de trabajo de Tatiana, era un recién llegado y la muchacha tuvo la idea de invitarlo a cenar, se veía que se habían hecho amigos, a todos le pareció correcto, actuaron amables y cordiales.
El móvil de Javier vibró sin sonido en el bolsillo del pantalón. Acto seguido le pidió a Tatiana que le sirviera un licor de cerezas, y ella camino a la mesa con la botella y el vaso le pidió a Carlos que en ese momento avivaba las llamas de la chimenea, que hiciera el favor de tirar la basura, se le había olvidado y las bolsas estaban a rebosar.
Carlos se dirigió a la cocina y salió por la puerta de atrás por aquello de prevenir, por si las bolsas tenían alguna gotera.
La noche era fría, se dirigió al contenedor de basura, pasó de largo cargado con las bolsas, giró la esquina, anduvo unos metros, no tuvo que esperar.
Entró nuevamente en casa por la puerta trasera, todos seguían tal y como los dejó apenas 10 minutos antes. En silencio se dirigió donde los vasos, metió unos cuantos hielos, el Whisky empapó los cubitos helados mientras movió el vaso en pequeños giros armoniosos.
Javier lo miró con secreta satisfacción.
El reloj marcaba la una y media de la madrugada cuando quedaron por fin solos los tres.
Una vez al mes un mensajero traía tres paquetes con la colección de revistas a la que la muchacha estaba suscrita, dos días después alguien recogía dos de esos paquetes, a cambio recibían una suculenta cantidad de dinero.
Los tres montoncitos de billetes estuvieron a penas un instante sobre la mesa, cada uno recogió su parte. Se encontraban radiantes, eufórico, celebraron un rato más a pesar de que al día siguiente había que trabajar. Javier se quedó dormido en el sofá no mucho rato después, Tatiana y Carlos decidieron dejarse llevar por el torbellino de la pasión hasta que el despertador les avisó que debían meterse en la ducha para ir a trabajar.
Ese día fue largo, tuvo que prepararse varios cafés para estar en plena actividad, mientras desarrollaba el trabajo, pensaba... miraba a la simpática Tatiana charlar amistosa con todos los clientes habituales, no parecía afectarle la falta de sueño. No había previsto nada de aquello, había estado dando tumbos y en riesgo toda la vida, había salido impune de un ajuste de cuentas mortal para todo los suyos, sin embargo allí estaba, en un pueblo donde no pasaba nunca nada y todos eran gente buena y de fiar, esta vez no se le iría la cabeza, no querría más de lo que tenía, y si algo fallaba siempre podría volver a la ladera, recoger los fardos de dinero y volver a perderse... Una ves más la vida le llevó por situaciones inesperadas... imprevisibles y esta ves, pese a todo, sintió que comenzaba a apreciar lo imprevisible...
Nieves, pude leer los tres capítulos de un tirón para entender bien y no confundirme.
ResponderEliminarEs muy interesante ese ir y venir en el tiempo, pero algo dificultoso de recordar cuando lo publicás por entregas.
No me quedó claro quién es Mara, que nombrás en la segunda entrega. A menos que las Imprevisones sigan y aparezca después.
Me gustó la historia con su suspenso, mi sugrencia es que revises un poco la redacción, porque hay palabras que se repiten muy seguido. Pero eso es porque yo soy demasiado puntillosa.
Un abrazo grande, linda.
*Muchísimas gracias por tu opinión que es muy constructiva, revisaré la redacción para poder haber esos cambios de los que hablas. :D
ResponderEliminarAh Mara no es nadie importante en la historia, es simplemente con quien habló el dueño del restaurante para que Carlos pudiera alquilar la casa, podría ser fácilmente la dueña del adosado donde vivía Carlos.
Un abrazo Mirella :)
Qué bueno, poco a poco vamos descubriendo cositas de los tres protagonistas.
ResponderEliminarMil besos!!!!
Nieves, está de lo más interesante, no tardes en postear nuevos capítulos.
ResponderEliminarBesos
La historia es interesante, y poco a poco podemos conocer alguito más de los personajes.
ResponderEliminarUn abrazo Nieves
* Patry, Vero, Jossep, Muchas gracias por seguir este relato, que irónicamente para mi también ha sido imprevisible, aspiraba a ser un relato como otro cualquiera y van tres entregas...
ResponderEliminarQuizás un poco mas adelante sepáis mas cosas de estos tres personajes :)
MIL besos amigos :)
Parece que Javier, que pudo salir del apuro una vez, va a ser puesto a prueba un montón de años después. ¿Saldrá del apuro? Lo sabremos.
ResponderEliminarAbrazo Nieves.
Me encanta ver como vas creciendo Doña M.
ResponderEliminarBesos desde el aire
* Así es Jaal, pero parece que tampoco se aleja lo suficiente de estos ambientes como para que se pueda olvidar de su vida pasada y comenzar verdaderamente de nuevo...
ResponderEliminarBesos, Me alegra muchísimo verte por aquí :)
*Rosa, Me alegra tanto verte por aquí, ¿Sabes? No tengo esa percepción, pero me gusta mucho que te gusta mis nuevas facetas, como dices, intento crecer pero no era consciente de que lo consiguiera :)
Mil besos Rose !!
Y gracias amiga.