Viky se había tenido que ausentar de la ciudad diez días, asuntos familiares inesperados que afortunadamente se solucionaron.
Cuando volvió a casa tuvo el impulso de llamar al timbre del Segundo A para explicarle lo sucedido a Damián pero en el último momento pensó que sería un gesto extraño eso de darle explicaciones de donde había estado, puede que la delatara y la dejara expuesta a una situación cuanto menos incómoda.
Al entrar en casa encontró varios sobres que introdujeron por debajo de la puerta. Le pareció inusual porque todo el correo y notificaciones de la comunidad se depositaban en el buzón.
El primer impulso fue dejarlos en la mesita de la entrada junto con las demás cartas de correos, las leería después de ponerse cómoda y darse una ducha, pero después de dejar la maleta junto a la cama volvió sobre sus pasos y buscó los sobres para leerlos de inmediato.
Eran de Damián, la invitaba a cenar, era una propuesta tímida, más bien sugería y preguntaba si le parecería bien cenar juntos aquella noche. En la siguiente, se disculpaba por su atrevimiento, la ausencia de respuesta le había hecho pensar que declinaba su invitación de cenar juntos. Había otra tercera, en la que comentaba su preocupación por no saber donde estaba, entre otras cosas le pedía que lo avisara cuando volviera a casa.
Puso toda la ropa sucia a lavar y se dio una larga ducha, decidió lavarse el pelo, se lo secaba cuando escuchó el timbre de la puerta.
- Hola.
- Hola. se atusó un poco el pelo para que no se viera tan alocado.
- Bueno, veras... estaba preocupado y acabo de llegar, he visto a Don Antonio, del Bajo izquierda, y me ha dicho que te vio abrir el buzón, no quería molestarte pero quería saber si necesitabas algo, no sé ... ¿estás bien? Se le notaba cierta agitación, nerviosismo.
- Todo está bien ahora, mi prima tuvo un accidente de tráfico y he estado en el hospital estos días, no era tan grave como parecía pero nos llevamos un susto.
- ¿Está bien todo entonces?
Ella le sonrió, asintió con la cabeza y le comentó que había leído las notas que le dejó bajo la puerta, sentía haberle hecho preocuparse, él parecía sentirse descubierto, vulnerable, y aumentó esa sensación cuando Viky le ofreció pasar.
Damián declinó, no quería interrumpir su momento de tranquilad después de estar tantos días fuera de casa.
Apenas había bajado unos peldaños cuando se giró y preguntó si se apañaba en la cena. -después de tantos días fuera era posible no tener nada en el frigo-
Ella dijo que llamaría a uno de esos establecimientos que llevaban la pizza a domicilio, él insistió en que bajara a su casa cuando terminara de arreglarse y cenaran juntos.
Viky, aceptó.
Ella dijo que llamaría a uno de esos establecimientos que llevaban la pizza a domicilio, él insistió en que bajara a su casa cuando terminara de arreglarse y cenaran juntos.
Viky, aceptó.
Las 22,14 min. marcaba el reloj justo cuando tocó el timbre de la puerta de Damián.
- Lo siento, se hizo demasiado tarde, ¿verdad?.
- No te preocupes, yo mañana no trabajo. ¿y tú?
- No. Me dieron permiso hasta el Lunes.
- Bueno entonces no hay prisas, lo vez mujer...
La ubicación de las estancias eran gemelas al piso de Viky, pero era tan diferente... los muebles reformados, la decoración minimalista, la luz tenue, anaranjada... había varias fotos de grupos de amigos a los que algunos pudo reconocer de la noche en el pub.
Se sentaron en la mesa, la joven había notado que él se había cambiado de atuendo, estaba muy guapo, sus ojos brillaban.
- Debo decirte que la lazaña la hice al medio día para el almuerzo pero me gusta tanto que siempre hago para comerla en varias veces, cocinar para uno es complicado... espero que esté a tu gusto.
- Seguro que sí, no te preocupes.
La velada transcurrió mecida por la conversación, apenas se conocían y tenían mucho por descubrir uno del otro.
Llegaba Damían de la cocina con las infusiones, cuando la descubrió junto a la pared observando el viejo saxo a modo de lámpara.
- Es mi primer saxo, dejó de tocar bien y Martín me lo transformó en eso, me gusta. Colocó las tazas en la mesita baja.
- A mí también me gusta. ¿ Martín es el de las rastas?
Damián hizo un gesto de afirmación a la vez que probó el té. La conversación se desvió entonces por los amigos, sus trabajos, donde y como se conocieron... rieron recordando las anécdotas y prestaron atención a algunas historias mas serias.
El hombre se levantó un momento para coger una pequeña manta colocada en un sillón y la extendió sobre las piernas de su amiga, empezaba a sentirse el frío ... quedaron en silencio, después de tantas horas de charla ininterrumpida resultó curioso escuchar la paz del lugar, algún mueble crujió, y el tic~~tac del reloj se hizo sonoro. ¿Qué hacer con aquél momento regalado? . El tiempo pareció detenerse en ese instante. Él puso su mano sobre la de su amiga. "Viky"... dijo con un tono distinto al utilizado durante toda la noche...
- Viky... ¿me dejas quererte? quiero dejar salir lo mejor de mi, compartir mi mundo contigo, quiero abrirte mi corazón sin miedos, sin temer que puedas sentirte incómoda, o malinterpretar intensiones.
Ella permanecía silenciosa, decidió poner su otra mano sobre la de Damián.
- No quiero malgastar el tiempo con miedos, si me rompes el corazón siempre podré curarlo, pero no quiero lamentar no haberme dejado quererte y cuidarte con libertad.
La mujer suspiró, con una mezcla de nerviosismo y emoción, se acercó a él y dejó reposar su cabeza sobre el pecho de Damián, podía sentir su respiración, descubrió que su corazón latía tan nervioso como el de ella. Él la arropó entre sus brazos.
"¿Me dejas quererte Viky?" Susurró.
Acurrucada en el pecho de Damián cerró los ojos un momento, " Dejaré que me quieras si me dejas quererte"
Él sonrió, atusó el cabello y besó su frente, " Todo irá bien, no tengas miedo, cuidaré de nosotros, de nuestro mundo, de nuestras esperanzas, de nuestros sueños... "
Abrazados sin más, estuvieron largo rato hasta que Viky subió a su piso. Ya en su cama, desvelada por los acontecimientos pensó que este amor brillaba distinto...
- Lo siento, se hizo demasiado tarde, ¿verdad?.
- No te preocupes, yo mañana no trabajo. ¿y tú?
- No. Me dieron permiso hasta el Lunes.
- Bueno entonces no hay prisas, lo vez mujer...
La ubicación de las estancias eran gemelas al piso de Viky, pero era tan diferente... los muebles reformados, la decoración minimalista, la luz tenue, anaranjada... había varias fotos de grupos de amigos a los que algunos pudo reconocer de la noche en el pub.
Se sentaron en la mesa, la joven había notado que él se había cambiado de atuendo, estaba muy guapo, sus ojos brillaban.
- Debo decirte que la lazaña la hice al medio día para el almuerzo pero me gusta tanto que siempre hago para comerla en varias veces, cocinar para uno es complicado... espero que esté a tu gusto.
- Seguro que sí, no te preocupes.
La velada transcurrió mecida por la conversación, apenas se conocían y tenían mucho por descubrir uno del otro.
Llegaba Damían de la cocina con las infusiones, cuando la descubrió junto a la pared observando el viejo saxo a modo de lámpara.
- Es mi primer saxo, dejó de tocar bien y Martín me lo transformó en eso, me gusta. Colocó las tazas en la mesita baja.
- A mí también me gusta. ¿ Martín es el de las rastas?
Damián hizo un gesto de afirmación a la vez que probó el té. La conversación se desvió entonces por los amigos, sus trabajos, donde y como se conocieron... rieron recordando las anécdotas y prestaron atención a algunas historias mas serias.
El hombre se levantó un momento para coger una pequeña manta colocada en un sillón y la extendió sobre las piernas de su amiga, empezaba a sentirse el frío ... quedaron en silencio, después de tantas horas de charla ininterrumpida resultó curioso escuchar la paz del lugar, algún mueble crujió, y el tic~~tac del reloj se hizo sonoro. ¿Qué hacer con aquél momento regalado? . El tiempo pareció detenerse en ese instante. Él puso su mano sobre la de su amiga. "Viky"... dijo con un tono distinto al utilizado durante toda la noche...
- Viky... ¿me dejas quererte? quiero dejar salir lo mejor de mi, compartir mi mundo contigo, quiero abrirte mi corazón sin miedos, sin temer que puedas sentirte incómoda, o malinterpretar intensiones.
Ella permanecía silenciosa, decidió poner su otra mano sobre la de Damián.
- No quiero malgastar el tiempo con miedos, si me rompes el corazón siempre podré curarlo, pero no quiero lamentar no haberme dejado quererte y cuidarte con libertad.
La mujer suspiró, con una mezcla de nerviosismo y emoción, se acercó a él y dejó reposar su cabeza sobre el pecho de Damián, podía sentir su respiración, descubrió que su corazón latía tan nervioso como el de ella. Él la arropó entre sus brazos.
"¿Me dejas quererte Viky?" Susurró.
Acurrucada en el pecho de Damián cerró los ojos un momento, " Dejaré que me quieras si me dejas quererte"
Él sonrió, atusó el cabello y besó su frente, " Todo irá bien, no tengas miedo, cuidaré de nosotros, de nuestro mundo, de nuestras esperanzas, de nuestros sueños... "
Abrazados sin más, estuvieron largo rato hasta que Viky subió a su piso. Ya en su cama, desvelada por los acontecimientos pensó que este amor brillaba distinto...
A ese hombre tenemos que encontrar Nieves! Sobre todo si es real! Un abrazo
ResponderEliminar¡Menuda declaración de amor, no se pudo resistir a ella! Hermosa historia.
ResponderEliminarBesos, buena noche Nieves
lei los dos, antes de comentar. Vas llevando los relatos que permiten al lector todos los detalles
ResponderEliminarQue declaracion de amor, irresistible
Habra mas?
Abrazos
Ay qué bonitoooo!!!! Preciosa declaración....estos momentos son maravillosos.... Me ha encantado Nieves!!
ResponderEliminarMil besos!!!
Parece que se va desbrozando el camino y que Damián ha hecho una buena elección, aunque no se, barrunto que todavía puede haber alguna sorpresa.
ResponderEliminarBesos Nieves.
MUCHAS GRACIAS por vuestros comentarios tan positivos y bonitos, no os dejaré con ganas de más, podreis seguir descubriendo cosas del saxofonista y su vecina.
ResponderEliminarMil besos Cris, Vero, Lapislazuli, Patry, Jaal.
:)