TODOS lo tomaban como el loco del barrio, un tipo extraño que aunque todos sabían que estaba... nadie lo veía, al menos con la luz de día.
A veces alguien decía haberlo visto por los alrededores con su sombrero atemporal y sus ropajes oscuros.
Los niños tocaban el timbre de la casa y salían corriendo para ver si por una ves salia fuera a increparlos... nunca ocurrió.
De ves en cuando desaparecían gatos y entonces todos apuntaban su miraba hacia el número 36 de la calle mas alejada del barrio, esa que daba al descampado.
... Y las historias sobre aquel tipo raro volvían a retomar fuerza.
Acacio.
Un hombre con mas de 120 años pero que sólo aparenta cincuenta y tantos, vive de noche y duerme de día, alguien dice haberle conocido cuando era un tipo normal y trabajaba en la fabrica de anchoas... fabrica que cerró, se quedó sin empleo y entonces poco a poco su vida diurna fue cada ves a menos... Un día, nadie recuerda exactamente cuando dejaron de verlo...
Pero todos saben que está en casa porque cuando el sol desaparece en el horizonte y todos se van a sus hogares a descansar, él sale de caza en busca de comida, todos guardan sus mascotas porque saben que "el señor del sombrero" se lleva todo animal que encuentra para echarlo a la cazuela.
Todos dicen que Acacio es un ser oscuro, de la noche, antisocial , nadie sabe como sobrevive sin recursos, en soledad... sin luz, sin agua, sin nada de esas cosas que todos tienen sin apreciarlas...
Muchos lo acusan de loco, de perturbado, pero como nunca se ha podido desmostar las múltiples acusaciones de los vecinos; "de cazar gatos y acechar a los niños para llevarlos a la cazuela", aún puede vivir en su vieja y ruinosa casa, sigue viviendo en la oscuridad de la noche, donde los ruidos y el clima siempre es mas amable...
Acacio entra una mañana mas a su casa, cierra la puertas con doble vuelta de llave y se dirige a la cocina, abre el saco y coloca con esmero un par de conejos, verduras, frutas, algún pastel, arroz, hoy no hubo demasiada suerte, alguien llego primero al contenedor de basura y encontró los mejores bocados...
Volvió al salón y encendió una vela...
Comenzó a leer uno de los libros que encontró tirados por el descampado frente a casa...
No tardó en quedarse dormido, el sueño volvió a rendirlo. Él fue, es un hombre bueno, silencio y pacífico si... podría estar loco... Y no le importaba que lo tomaran como tal ya que cansado de descubrir las vergüenzas del mundo, tomó la inteligente resolución de volverse loco y vivir en soledad...
buena historia...para empezar una semana rara, jejej besos
ResponderEliminarCuántas historias parecidas a esta se podría escribir hoy en día,por desgracia son muchas personas las que rebuscan en un contenedor para poder vivir. Deseo que todo esto cambie y no haya ni un solo loco del sombrero....Buen relato, Nieves!!!!
ResponderEliminarMil besos!!!!
Nieves, una brillante historia.
ResponderEliminarQué pena de mundo en que para seguir en el, uno decide que mejor es estar loco (o que te tomen por eso)
Besos, buena noche
Una historia conmovedora, Nieves, cuántos hombres deciden evadirse de la normalidad cuando no pueden soportar su dolor! Es que no todo el mundo tiene la fortaleza necesaria para salir adelante a pesar de todo, un abrazo!
ResponderEliminarTu personaje me ha recordado el loco de la película Matar a un Ruiseñor. Sucede que ese sí estaba algo perturbado. Entrañable relato Nieves.
ResponderEliminarUn abrazo.
GRACIAS
ResponderEliminarEscuchando palabras
Patry
Verónica
Cristina
Jaal
No he visto la película Matar a un ruiseñor,la veré!!!
Mil besos a todas y a Jaal, el único chico de hoy :)
MUACKKKKKKK
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