Desperté aquella mañana con mi trocito de oscuridad bajo la almohada, noté que había crecido, era llamativamente más grande. Supe entonces que había vuelto a encontrarme, que había estado allí, en la oscuridad, en el silencio, llegó en algún momento de la noche, estuvo observando mientras dormía a los pies de la cama...
La tierra se colmó de barro y el barro en gusanos y entonces ella entró... oscura, áspera, pegajosa. Durante un breve instante me di cuenta pero fue sigilosa como una serpiente y pegajosa como la lengua del sapo. Quise despertar pero ya no pude, ella estaba dentro.
Desperté aquella mañana con mi trocito de oscuridad, ella estaba en mi, ella ahora soy yo. No queráis saber quien soy, ni el día en que nací, ni el nombre que me puso mi padre. Si algún día lo sabéis encontrareis vuestro trocito de oscuridad bajo la almohada e irá creciendo hasta que os engulla hasta vuestro infierno.
Descubriréis que llego desnuda a vosotros pero nunca me voy con las manos vacías. Siempre me marcho con algo de vosotros. Algo que sin duda echareis mucho de menos...
¡Hola Nieves!
ResponderEliminar¡Qué inquietante! Pues yo no quiero saber de quién se trata jjjj
Besos
Ya esa garra presagiaba el contenido, Nieves, tu maestría para aterrorizar se mantiene! Un abrazo!
ResponderEliminarese trocito de oscuridad que todos tenemos ahí agazapado no hay que alimentarlo sino crece como vos decís y un día...
ResponderEliminarsaludos terroríficos!
Yo con que te me lleves dos o tres docenas de años me conformo.
ResponderEliminarBesos.
me ha encantado, Nieves, muchos besos
ResponderEliminarHola Nieves...
ResponderEliminarDa escalofríos el relato. Muy bien expresado.
Besos 😃
Nieves!!!!! Jeje me ha encantado!!
ResponderEliminarBesitosss