Hace unos días una convesación agena me despertó recuerdos olvidados y me ha parecido una idea divertida compartirlos con vosotros ...
Yo fui una de esas niñas que creció jugando en la calle y viendo dibujos animados; Tom y Jerry, la hormiga atómica, los autos locos.. eran dibujos geniales, aunque había uno que me ponía de los nervios, no era otro que el Correcaminos.
Yo era del Coyote, o sea, del perdedor eterno, pero yo en cada capítulo esperaba que el incansable y frenético Coyote se comiera al pasmado y altivo pajarraco. Pero nada, nunca ocurría. Creo que ahí sentí frustación por primera vez en la vida.
Siempre guardé mis pensamientos en secreto pero un día compartí mi idea con mi hermano, que era mi compañero de juegos en muchas ocaciones . Nos sentábamos los dos en el suelo para ver los dibujos animados, a veces con un polo helado, otras con chicles de fresa ácida...
-Estoy cansada de que el Coyote nunca alcance al Correcaminos . ¡Estos dibujos no tienen sentido!
Mi hermano me miró e hizo una pompa de chicle gigante perfecta. Sin que le explotara en la cara, y me confesó algo increíble .
-Pues me ha dicho Bullo - mote de un amigo del barrio- que en el último capítulo se lo carga. Tiene un primo en América que lo ha visto.
-¿Y cómo se lo carga? Pregunté con sorpresa.
-Ni idea. No me lo dijo pero tendremos que verlos todos para encontrar el último.
Consiguió que viera con entusiasmo cada uno de los capítulos. Vi miles, años enteros esperando un final que nunca llegó. Me hice adolescente, me hice mujer... Pero ... aunque se que ese capítulo no exite guardo dentro de mí el deseo de encontrarlo, de que el incansable Coyote gane al presuntuoso Correcaminos. Igualmente guardo con fascinación el recuerdo de cuando todo lo increíblemente alucinante le ocurría a esos primos de América que nunca conocíamos pero que escuchábamos sus historias como las cosas más chulas del mundo sin darnos cuenta que lo verdaderamente chulas fueron nuestras vidas, la vida de la última generación que jugó con libertad en las calles de sus pueblos sin miedo a nada.
Te puedo asegurar, Nieves, que acá tampoco lo vimos! Si existió solo quedó en Disney! Y la nostalgia por las cosas de la niñez despreocupada es compartida, épocas de jugar en la vereda hasta que las mamás nos llamaban, un abrazote!
ResponderEliminarHola Nieves.
ResponderEliminarBenditas preocupaciones las de tan tierna edad. ¡Mec, mec! jajaja
Besos
Como se nota que eres una chavalica. A mí lo del Coyote y el Correcaminos ya me pilló mayor.
ResponderEliminarBesos.
Pobre coyote y con piolín que hacemos? me daba repelús solo con que nombrara al lindo gatito.
ResponderEliminarUn saludo. Angel
Nunca vi ese último capítulo...ni por estos lares ocurrió!!!
ResponderEliminarJejeje
Besos